Cervantes, Alonso Quijano y Pedro Pérez, en viaje hacia Guadalajara

POR SI ALGÚN LECTOR NO HA CAÍDO, al pronto, en quiénes puedan ser este Alonso Quijano y este Pedro Pérez, que el titular de nuestro artículo indica que están viniendo en viaje hacia Guadalajara, hay que aclarar inmediatamente que, en efecto, se trata de Alonso Quijano y Quesada, el hidalgo manchego, y de Pedro Pérez de Abajo, el cura seguntino que ejerce su apostolado en el lugar de la Mancha que fue inmortalizado por el escritor alcalaíno Miguel de Cervantes, a principios del siglo XVII… Concretamente, en 1605, cuando se publicó “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”.

Pues bien, resulta que estamos en condiciones de afirmar que cuatro años antes de la publicación de dicho relato, esto es, en 1601, tanto Miguel de Cervantes Saavedra, como Alonso Quijano y Quesada y Pedro Pérez de Abajo se conocieron en Alcalá de Henares

Y además en un momento en que el escritor complutense se acercaba peligrosamente a la sesentena de su edad, sin que hubiera dado a la estampa ninguna obra literaria destacable.

La sombra del Sol_CubiertaSe encontraba además Miguel de Cervantes en un periodo de creatividad baja, mientras que veía que autores veinte o treinta años más jóvenes que él -llamados por ejemplo Lope de Vega, Luis de Góngora y Argote y Francisco de Quevedo y Villegas– se alzaban estrepitosamente con el triunfo literario, inaugurando un estilo literario que comenzaba a llamarse “Barroco” y que al renacentista y veterano escritor alcalaíno le resultaba incomprensible, intolerable, abigarrado y confuso…

Del encuentro de aquellas tres singulares personas, que aconteció precisamente en la plaza de la Universidad cisneriana, y de la conversación que seguidamente mantuvieron se produjo un vuelco total en la creatividad de Miguel de Cervantes, que iba a transformar para siempre la Historia de la Literatura.

¿Y qué tiene que ver Guadalajara en todo ello…?  Pues mucho, porque Alonso Quijano y Pedro Pérez estaban precisamente en viaje hacia Sigüenza, ciudad a la que el segundo había invitado a conocer al primero, cuando se produjo el feliz encuentro con el escritor Miguel de Cervantes, el cual se siente tan interesado por la conversación que mantiene con ellos que decide acompañarles también en su viaje y destino.

Como argumento de un relato de ficción, ya estaría bastante bien este planteamiento para seguirlo… ¡y a ver qué sale!

Pero resulta que la historia que se recoge en “La sombra del sol”, que es -por declararlo paladinamente- de lo que estamos hablando, no es un relato de ficción, sino una historia y un viaje real, perfectamente documentado, que puede dar un cambio completo a los estudios cervantinos y quijotescos.

En efecto, un legajo que contiene varios  manuscritos de comienzos del XVII, encontrado en el Archivo Diocesano de Sigüenza, está llamado a transformar las investigaciones sobre la obra más universal de la Literatura de todos los tiempos.

El conjunto de manuscritos, denominado legajo “Munio Juan Montañón y Díez”, por el historiador del siglo XVII que lo recopiló y organizó, refleja un viaje real que se efectuó en 1601, desde la Mancha hasta la ciudad de Sigüenza, por parte de tres personas, como decimos: el escritor Miguel de Cervantes Saavedra, el hidalgo manchego Alonso Quijano y Quesada, y el cura seguntino Pedro Pérez de Abajo.

El libro “La sombra del sol” que es el título elegido para alojar dicho manuscrito, puede modificar e innovar radicalmente el estudio de las fuentes de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha”, pues parece comprobada la existencia real del hidalgo Alonso Quijano y del cura Pedro Pérez, que realizaron dicho viaje en compañía del escritor Miguel de Cervantes, y que precisamente esos dos personajes reales y la conversación que mantuvieron durante el viaje con el escritor fueron los modelos, el origen y la fuente principal del inmortal libro cervantino.

Aparte de su valor para la investigación literaria, la narración histórica que en el volumen titulado “La sombra del sol” se recoge tiene calidad literaria suficiente para que pueda recomendarse su lectura, por sí misma.

Avisados quedan los lectores de “GuadalajaraDiario”.

 

 

 

 

 

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