Un apunte sobre el presupuesto en medio de la incertidumbre

 

Días atrás, la presidenta de Castilla-La Mancha María Dolores Cospedal, presentó ante los medios informativos toledanos las líneas generales de los Presupuestos de Castilla-La Mancha para 2005,  unos presupuestos especiales porque son los últimos de la legislatura.

En grandes trazos, podemos decir que nos encontramos ante unos presupuestos en lo académico esperanzadores, porque por primera vez abandonan un escenario en regresión económica, aunque van a suscitar escaso entusiasmo entre la ciudadanía, porque los planes de limitación del déficit les  impiden que sean unos presupuestos expansivos, como les gusta a los políticos en año electoral, y para cumplir ese propósito no van a poder darse muchas alegrías en cuestión de gasto. Es más, la propia presidenta ya ha advertido a navegantes que el Gobierno regional “no renuncia ni renunciará a controlar el gasto”, por lo que en la elaboración de los mismos  se ha tenido en cuenta el objetivo de déficit para 2015 por el Consejo de Política Fiscal y Financiera que lo ha fijado en el 0,7%. Esto quiere decir, aunque eso no lo diga Cospedal, que para ello hay que mantener las  políticas de ajuste fijadas en los presupuestos anteriores, aunque nos queda el consuelo de que ya no habrá una vuelta de tuerca más. ¿Pero había otro remedio?

La verdad es que las arcas de la autonomía están llenas de telarañas, y lo van a seguir estando por mucho tiempo con independencia de quien gane en 2015.  Esto es así porque cuando se gastó lo que no teníamos –al caer la recaudación por la crisis y no querer enterarse por parte del gobierno Barreda—se generó una inmensa pelota de nieve llamada deuda de la que todavía nos queda por pagar 2.262 millones de euros anuales. Teniendo en cuenta de que estamos hablando de un Presupuesto para 2015 de 8.206 millones, en el próximo ejercicio   habrá que destinar el 15,3 % del mismo a pagar intereses. ¡Imagínense que todos los meses tiene usted que apartar ese porcentaje de su presupuesto familiar solo para pagar  al banco!  ¿A qué ahorros y privaciones no tendría que someterse para lograrlo?  Pues esa es la situación de esa gran familia llamada Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Aún así, le mejora técnica de las cuentas de la Comunidad ha permitido un ligero aumento del gasto no financiero del 0,61%, que no es para tirar cohetes, pero que al menos corta con los tres presupuestos anteriores que sí fueron decrecientes.

Pero todavía hay mas, es pequeñísima alegría se la van a dar porque los Presupuestos de 2015 apuntan a una previsión de crecimiento del 2,1% en el PIB regional, lo que está por encima de la media nacional y de la europea. Pues bien, a pesar de todos estos buenos pronósticos  (un Presupuesto no deja de ser una previsión, aunque estudios teóricamente fiables como el del Servicio de Estudios del BBVA van en la misma línea) no deja de tener razón la oposición cuando su portavoz parlamentario dice que “ni empiezan a restituir todos los derechos, ni a solucionar todos los destrozos de Cospedal en Sanidad, Educación y Servicios Sociales”.  El problema es que lo que no explica la oposición es de dónde sacaría esos ingresos extraordinarios para restituir esos derechos, que generan  un gasto: ¿Subiendo más los impuestos cuando las clases medias están ahogadas y  las empresas tienen muy limitado el crédito? ¿Saltándose a la torera otra vez los criterios de déficit,  lo que ningún gobierno central toleraría, porque a su vez no lo permitiría la política común de la Unión Europea? ¿Emitiendo más deuda para poder soportar ese aumento del déficit cuando todavía los intereses de la deuda acumulada en CLM el año pasado eran de 538 millones, y este año se celebra como llegar a la final del Mundial haber pasado a 427 millones?

Pues siento mucho admitir que el asunto está complicado, porque el regreso al confort y los niveles de vida que alcanzó este país ante de 2008 está más allá del voluntarismo de los gobiernos regionales y nacionales, no hay milagros que valgan, y eso la socialdemocracia europea lo sabe, como lo sabe el primer ministro francés, Manuel Valls, que  ha tenido que rectificar la alegría keynesiana  de los dos primeros s gobiernos de Hollande, porque Francia había dejado de crecer y de generar empleo. Y ahora puede que la reforma laboral de Rajoy se le quede corta al primer ministro de padres españoles.

Hoy,  todo es tan complejo  en Europa que la sociedad vive como atontada y se hace mil preguntas sin que nadie responda. Todo parece contradictorio. Es el caldo de cultivo de los falsos profetas con sus soluciones simplistas, que hoy caben en un tuit.  Volviendo  a los Presupuestos, tan cierto es lo que dijo Cospedal  de que “tenemos unas cuentas saneadas, una reordenada y una cartera equilibrada de tipos y vencimientos; se ha logrado reducir el periodo medio de pago a proveedores y se ha garantizado la sostenibilidad [con recortes, esto es mío] de los  servicios públicos”. Como verdad es lo que clama la oposición socialista y su portavoz Guijarrro: “Lo más grave es que Cospedal sigue sin dar una respuesta a las 90.000 familias con todos sus miembros o a los 120.000 parados que ya no ingresan un euro en Castilla-La Mancha”. Pues sí, tiene razón el portavoz socialista: Cospedal no es un hada madrina, aunque algunos de sus leales se lo hagan creer con tanto elogio desmedido y tanta adulación interesada. Pero la solución tampoco puede ser volver a gastar lo que no se ingresa, y al final dejar de pagar a las empresas y acelerar su ruina, y volver a engordar el déficit.

Así que volvamos al principio.  ¿Las Autonomías españolas son viables tal y como están planteadas? En la Interparlamentaria del PP de Guadalajara Cospedal dijo que sí,  que la culpa es del “desastre que nos encontramos” y que en consecuencia la culpa “la tienen los gobernantes, no el modelo de Estado”.  No digo yo que no tenga la número dos del PP una parte de razón, muchos de esos gobernantes autonómicos han sido unos irresponsables, pero eso alcanza a todo el arco parlamentario. Así que algo del fondo del modelo no encaja, aunque es más fácil  echar la culpa al gobierno de turno que ponerse a reformarlo, y desde la oposición prometer el oro y el moro. ¿No será que a lo mejor de las 17 autonomías que hay en España sobran la mitad, y nos podríamos ahorrar fusionandolas un gran gasto estructural? ¿Por ejemplo, Madrid y Castilla-La Mancha?

Vean el caso de Guadalajara. Cospedal dixit, y yo lo aplaudo, que en “España afortunadamente no hay fronteras, aunque hay algunos con mucho interés por levantarlas” ¡Pero oiga que esto no solo pasa con los independentistas de Cataluña! Que a estas alturas seguimos sin haber derribado la frontera sanitaria entre Madrid y Castilla-La Mancha, y como he visto que en el Presupuesto no hay una partida específica para ese convenio, pues me echo a temblar porque eso significa que Echániz está negociando en especies, pero que no hay dinero para pagarlo, como dijo el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, el metepatas ese del Ébola. Y entonces me pregunto: ¿La gente de Guadalajara tiene que pagar el mal ajuste del estado autonómico? ¿Pero se piensan que alguien se van a conformar con que los Presupuestos hayan subido el 0,61% del gasto no financiero si  luego tiene que ir él y toda su familia a Albacete a la consulta de un especialista o a operarse a Ciudad Real, pudiéndolo hacer en Madrid, a 55 kilómetros?

Ustedes verán lo que hacen, pero las elecciones no se ganan solo con cuadrar el balance y ponerlo en un marco. Hay que hacer política de proximidad. Transmitir credibilidad, pero también ilusión.  Y algunas certezas. De lo contrario acabaremos en manos del populismo, porque cuando una crisis lleva a la proletarización de las clases medias eso es lo que ocurrió en la Alemania de la República de Weimar o en la Italia monárquica anterior a Mussolini.  O más cerca, todavía: si  Manuel Valls  fracasa, Dios no lo quiera, la alternativa en Francia podría no ser Sarkozy sino Marie Le Pen. ¿Pero qué no puede pasar en España cuando la política se hace en los platós de la televisión  y Pedro Sánchez ha tenido que llamar  al “Sálvame” para que algunos/as se enteren de que ya se ha marchado Rubalcaba y Zapatero?  Cuando escuchas a  un amigo tuyo, que siempre votó al PP, y algunas veces al PSOE,  amenazar con votar al líder mediático que vende su paraíso en La Sexta como el nuevo Lenin español, sabes que aquí está pasando algo gordo y de imprevisibles consecuencias. Pero esto es lo que hay.

Mi admirado Ignacio Camacho lo ha explicado muy bien en su columna del domingo en Abc. Les copio el final: “Somos una comunidad asustada en el repentino descubrimiento de su insignificancia. Y ese sentimiento de temeroso desamparo barrunta una sacudida escapista hacia ninguna parte, o hacia cualquiera que señale la tentación ventajista del populismo. La fiesta nacional llega en pleno desmayo, en un momento hipercrítico de angustia, miedo y rabia, con España como principal enemiga de sí misma. Con poco que celebrar en un sistema que se hunde y con la vaga duda de no saber si merece la pena rescatarlo”.        

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