Guadalajara, en el fondo del saco

Hace unos días, un pequeño empresario dedicado al sector de las reformas me decía que estaba pensando muy seriamente en trasladar su domicilio social a Alcalá de Henares, aunque seguiría trabajando para todo el Corredor. “¿Y eso”?, le pregunté. “Es que en Guadalajara estamos en el fondo del saco”.

Me dejó pensativo José Félix , porque este empresario había empleado una metáfora muy acertada para definir la situación que vive nuestra provincia al fondo de ese saco, que es naturalmente el Corredor del Henares, el pulmón sobre el que gravita la economía y el empleo provincial. Entre el empresariado local, hay una sensación de que las diferencias internas son cada vez mayores entre el tramo madrileño y el alcarreño, tanto en términos de empleo, actividad económica y fiscalidad, y lo que es peor: que no hay una estrategia de respuesta para armonizarlas.

Los datos de empleo así lo confirman. Mientras en  la comunidad de Madrid, la última EPA de 2014 fijó una tasa de paro del 18,08%, en Guadalajara cerramos el año con el 23,7% de paro, prácticamente en los mismos niveles que la nacional, que está en el 23,7%, cuando históricamente nuestra provincia ha estado varios puntos por encima. No es consuelo apuntar luego que a pesar de todo ello sigue siendo la tasa de paro más baja de las cinco provincias de Castilla-La Mancha, que está en un vergonzoso 28,5%, a pesar de que en 2014 se ha creado empleo neto, porque nuestro territorio natural está en Madrid, y no en La Mancha. Si seguimos con los datos del paro, en este caso del registrado, el aumento del número de parados en enero de 2015 aumentó el 3,62%, un duro mazazo,  porque si bien esta caída está muy ligada a la temporalidad y al sector servicios en particular, que sistemáticamente destruye puestos de trabajo tras las navidades, ese número de 728 parados más en un mes es un duro golpe, se mire como se mire, para el ánimo de las familias alcarreñas, y eso luego tiene su traducción sociológica;y por tanto política. Ni tan siquiera nos debería consolar, que por el tipo de contratos, en Guadalajara se han realizado en enero 505 contratos indefinidos (un 23,17% más) y 8.546 temporales, un 6,17% más. Está bien que se aumente la contratación indefinida, pero digo lo mismo que cuando desde  la oposición se exagera sobre  la excesiva temporalidad del empleo que se creó en los meses buenos.  El empleo de calidad vendrá detrás del aumento del empleo temporal; quien pretenda alterar los términos está haciendo populismo. Y engañando.

Pero si en el fondo de ese saco, cada vez más Madrid nos va sacando mayor diferencia en términos de actividad y empleo (5,38 puntos en tasa de paro es una barbaridad, propia de países diferentes , no de regiones), habría que apuntar a otro factor que preocupa a los empresarios alcarreños como es la fiscalidad. Aunque no hay unas estadísticas incontestables sobre  cuál es la diferencia fiscal entre Guadalajara (y por extensión Castilla-La Mancha) y la comunidad de Madrid,  importantes dirigentes empresariales de Guadalajara me han dicho más de una vez que podrían estar en torno a 2 puntos, entre unas cosas y otras, a favor de Madrid.  En contraste con otras autonomías, Madrid se ha empeñado desde hace tiempo en políticas fiscales de perfil bajo, de las que echan pestes los de siempre, y eso se está traduciendo en que más de la mitad de las empresas extranjeras que vinieron a España en el último año se hayan ubicado en Madrid. En contraste con Madrid, ahí tenemos el caso de Cataluña, la autonomía más intervencionista y en la que más impuestos se pagan de España, para alimentar su  desmesurado gasto público, en gran parte ligado a la estrategia independentista: 18,08% de tasa de paro en Madrid frente al 20,16% de Cataluña.

Pero hay más cosas que están pasado al principio de ese saco, y que no han llegado al final de él.  El gobierno madrileño tuvo el acierto de contemplar al Corredor como una unidad económica diferenciada y así se montó ese «Plan Activa Henares», dotado con 240 millones de euros, para dinamizar la actividad económica del Corredor del Henares, pero ojito: solo en el tramo madrileño.  Lo más importante de ese Plan ya no es tanto el conjunto de la inversión, porque con Plan Activa o sin él, seguramente que habría salido por otro lado, sino el mismo concepto de marketing que para Madrid tiene el Corredor,  hasta el punto de que se  apropió  de todo ese saco. Un hecho que políticamente es inaceptable desde el punto de que no se ha seguido el mismo criterio en asuntos como la propia Universidad, o no digamos el abastecimiento de agua. Nadie en su sano juicio cuestiona que Alcalá de Henares debe seguir formando parte de la Mancomunidad del Sorbe, porque la ciudad pertenezca territorialmente a Madrid, aunque por ello haya que seguir aumentando la infraestructura de la MAS, y financiarla (Alcalá es el primer objetivo de la famosa tubería o tercera conducción).

Aunque me costa de que la Ceoe alcarreña consideró del todo punto «inamistoso» que Madrid se hubiera embarcado en ese plan sin haberlo coordinado con la otra parte del Corredor, y pidió amparo a la Consejería de Fomento, lo cierto y verdad es que no ha habido una respuesta institucional  acorde con la magnitud del problema, ni por parte de los empresarios ni por la consejería. Porque mal o bien, Madrid ahí tiene su Plan Activa Henares: ¿Y nosotros qué tenemos?

Pues eso, la sensación de que cada vez estamos más en el fondo de ese saco, y de que en los últimos años en los mapas del Corredor que llegan a muchas empresas este termina  en Meco. ¿Y qué hemos hecho desde este tramo del Corredor para contrarrestarlo?

Ya sé que más nos vale a los de Guadalajara por no estar con Madrid en la misma autonomía, y sobre todo teniendo en cuenta de que en el Estado hacia el que vamos cada vez tendrán más competencias las comunidades autónomas y menos el gobierno central. A algunos nos queda el consuelo de que lo escribimos hace más de treinta años y  por ello nos condenamos para siempre. Pero insistimos: poner fronteras artificiales en el Corredor del Henares era y es un sin Dios. Solo que perdimos.  Menos mal que ni todas las autonomías del mundo podrán cambiar que Guadalajara esté a 55 kilómetros de Madrid, porque ese es nuestro principal Plan de Empleo. Pero no es un consuelo.

Cada año que pasa, es más difícil hacer negocios en el fondo del saco.  Esto es lo que hay.

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