Un mercado en decadencia, como las ideas de un portavoz

La propuesta electoral del candidato a la Alcaldía de Guadalajara, Daniel Jiménez, sobre el Mercado de abastos ha venido muy bien, con independencia de su contenido, que luego analizaremos, para poner sobre el tapete un debate necesario sobre este emblemático edificio de propiedad municipal y que funciona mediante concesión. Pero vayamos primero con lo que todos estamos de acuerdo.

El Mercado vive su peor momento de actividad desde que se construyó allá por 1887. De los 24 puestos que dispone solo 7 están abiertos. Los comerciantes que han cesado en la actividad por jubilación no encontraron a nadie de la familia para que heredaran el “negocio” y en los últimos tiempos  sólo ha habido una petición para explotar un local; y fue el del bar. A pesar de este panorama, o precisamente como consecuencia de él, el Mercado es deficitario para el Ayuntamiento y nos cuesta a los contribuyentes unos 74.000 euros anuales. Esto es así porque solo ingresa unos 24.000 en concepto de arrendamiento, pero tiene unos gastos de mantenimiento que alcanzan los 98.000. Y todo ello en una instalación municipal que cada día es menos rentable socialmente, porque pierde tanto oferta como demanda.

Ante todo ello, Jiménez propone dos medidas destacadas para revitalizarlo. Por un lado,rebajar aun más el precio de los nuevos puestos hasta los 100 euros al mes para los más pequeños (15 metros cuadrados) y realizar  una inversión pública  de 600.000 euros para mejorar aspectos funcionales del edificio, como la climatización y el saneamiento, y también estéticos, a través de un proyecto de interiorismo que encargaría a la Escuela de Arte de Guadalajara.

Por su parte, el Equipo de Gobierno es más favorable a ceder a la iniciativa público-privada la reforma del edificio y su posterior explotación, con lo que los contribuyentes nos ahorraríamos el gasto público del que habla Jiménez, y su concejal responsable Mariano del Castillo reconoce que durante le legislatura ha habido contacto con cuatro empresas interesadas, pero sin llegar a nada concreto. Según la versión que él mismo dio en el pleno, el principal obstáculo es la falta de acuerdo entre esas empresas con los adjudicatarios de los puestos, que tienen unos derechos adquiridos y logicamente los tienen que defender.

Para hablar de soluciones, primero habría que investigar y aclarar algunas cuestiones previas. ¿Por qué ha perdido interés el mercado entre los consumidores? Es cierto que las conexiones entre la periferia y esa zona no son las mejores, pero eso mismo sucede en los mercados de otras ciudades, que en cambio marchan bien. También se apunta a que cada vez hay menos residentes en la zona, y son cada día más mayores, aunque esto es una verdad a medias: vale para el eje nordeste que iría hasta la Plaza Mayor, Los Caídos y Miguel Fluiters, donde la mayoría de los vecinos han salido huyendo –y yo, el primero–; pero no es el caso del eje oeste que va desde la calle del Matadero hasta la de Cifuentes, en la que se concentran algunos de los barrios más populosos de la ciudad. Así que gente hay en el entorno del Mercado, lo que sucede es que ya no compran en él. ¿Por qué? Porque ha dejado de ser competitivo y atractivo paras esos vecinos que compran en  otros comercios de la zona; o se van al híper con su coche.

¿Qué hacer por tanto para que el mercado vuelva a ser competitivo? Parece claro que mientras su oferta se limite solo a siete puestos, no lo lo logrará y mucho me temo que con solo bajar los arrendamientos de los puestos pequeños a 100 euros (de 8,5 a 7,5 metros cuadrados) tampoco  estos se van a cubrir si no hay un proyecto de negocio más ambicioso e innovador, detrás. En el pleno se habló del modelo del mercado madrileño de San Miguel. Hay muchos más ejemplos. El otro día estuve en el mercado de San Antón, cerca de Fuencarral, me tomé una caña reserva y unos pinchos que me costaron casi el doble que en cualquier bar de Guadalajara, pero ¡que ricos estaban! El mercado tiene un toque chic y gourmet muy interesante y estaba lleno de gente tomando vinos o comprando en los puestos donde primaba la especialización y el gusto por lo diferente.

Cualquier proyecto de reforma del Mercado debe ir ligado a un proyecto para cambiar el modelo de negocio, y en este sentido yo también veo inicialmente más ventajas en la iniciativa público-privada, por dos razones: por el ahorro que esto lleva consigo al contribuyente, y porque cualquier empresa privada especializada es más operativa a la hora de promover esas reformas y diseñar un mantenimiento que sea sostenible. Eso sí, esa empresa tiene que asumir los derechos de esos 7 comerciantes que resisten como Astérix en el mercado a los híper invasores de la vieja Arriaca, u ofrecerles unas alternativas atractivas para que pudieran aceptar unos cambios en función de un horizonte diferente. Por lo que oímos a Castillo es evidente que no lo han logrado.

Pero dicho esto,  lo que añado de inmediato es si esa reforma del mercado no viene de la mano de la iniciativa público-privada, como ha sucedido en las dos últimas legislaturas en que ha gobernado el PP, pues el señor Castillo deberá reconocer que la credibilidad ha quedado dañada cuando prometió el otro día  sacar adelante el proyecto de reforma del mercado si vuelven a ganar las elecciones con el solo aval de que el “el PP siempre cumple”. Quiero más detalles.

La propuesta de Jiménez  compromete una inversión de 600.000 euros en  mejorar aspectos funcionales del edificio, como la climatización y el saneamiento, y también estéticos, a través de un proyecto de interiorismo que encargaría a la Escuela de Arte de Guadalajara, no es que parezca mal. Pero no deja de tener sus riesgos. Que nos gastáramos otros 600.000 euros en obras en el edificio y luego no se consiguiera revitalizar el espacio para que se  adjudicarán más puestos, y por lo tanto hacer menos deficitario el mantenimiento. El Ayuntamiento tiene la obligación de mantener los mejores servicios sociales que le permitan sus recursos, aunque por definición sean deficitarios, pero no puede perder dinero del contribuyente con un mercado que tiene 7 puestos.  

Esto es lol que hay. Seguir como estamos es la peor solución de todas. La dejadez es tal que no es  solo que el Mercado haya dejado de ser competitivo; es que por no tener, carece hasta de calefacción, que lleva estropeada desde octubre.

LA IZQUIERDA MÁS SECTARIA AJUSTA CUENTAS CON EL PASADO.– En Guadalajara se han concedido por los ayuntamientos democráticos títulos de hijos adoptivos o predilectos y medallas de oro a comunistas como Antonio Buero Vallejo, Ramón de Garciasol o José Herrera Petere; a socialistas como José Bono, Leopoldo Torres, José Luis Sampedro o Jean Aroux, y nadie en la Corporación Provincial, incluyendo al PP,  le importó un rábano su ideología sino si esos dramaturgos, poetas, economistas o políticos habían hecho méritos para ser reconocidos por la ciudad de Guadalajara. Y así lo entendieron los concejales de las corporaciones democtráticas con independencia de que fueran de izquierda, de centro o de derecha.

Esta sana costumbre del consenso, ahora tan denostada, se rompió en el último pleno cuando el portavoz de Izquierda Unida, José Luis Maximiliano, rechazó el título de Hijo Adoptivo para María Teresa Butrón Viejo por haber sido de Sección Femenina y haber recibidos dos condecoraciones durante el régimen franquista. Eso valió mucho más que la trayectoria de Tere Butrón en favor de los derechos de la mujer, que no solo los defendió de boquilla en plenos, bares y tertulias, sino que los promovió activamente fundando cooperativas laborales para que las mujeres pudieran trabajar o conciliar la vida laboral con la familiar, cuando nadie en esa época tenía la más repajotera idea sobre lo que era eso,  o tiró del carro de asociaciones y colectivos que promovieron innumerables actividades para abrir puertas y expectativas a mujeres que no se conformaban con su tradicional papel de amas de casa. Se lo recordó con ecuánime criterio la portavoz socialista Araceli Martínez. Pero fue como predicar el desierto.

La actual Izquierda Unida no solo ha roto amarras con la Constitución democrática  más duradera de la historia de España, precisamente al no ser sectaria, con posiciones como esta entierra los valores del consenso y la reconciliación que alguna vez defendió el PCE en la Transición y los reemplaza por los de la radicalidad y el enfrentamiento que nos llevan otra vez a esas dos Españas antagónicas contra las que nos advirtió Antonio Machado.

Si a esto sumamos su negativa a condenar la arbitraria detención del alcalde de Caracas por el régimen militarista de Maduro, ese mismo gobierno de exaltados que está detrás de 31 detenciones de cargos públicos de la oposición y de 41 muertos producidos en manifestaciones estudiantiles de protesta solo en 2014, es como para echarse a temblar sobre lo que podrían traer algunos a España si fueran más influyentes.

Respeto y valoro el  buen trabajo que ha hecho Maximiliano como portavoz de IU, pero en nada respeto a los que olvidando los valores de la reconciliación que hicieron posible en España pasar de una dictadura a una democracia sin un nuevo baño de sangre ahora ajustan cuentas con el pasado y quieren otra vez que los españoles nos pongamos a contar muertos. Pues sería muy triste, porque solo en esta ciudad los tenemos a cientos; pero por ambos bandos, y hasta entre los que no eran de ninguno.

Muchos no estamos dispuestos. Esto es lo que hay.

 

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