Yo no entiendo nada…

Ana Guarinos, que fue vetada a última hora por Ciudadanos para seguir presidiendo la Diputación de Guadalajara, podría ser nombrada en los próximos días vicepresidenta primera y portavoz  del PP en la corporación provincial. Si la Diputación fuera solo una empresa, que no debería,  aunque bueno es que haya mejorado sensiblemente su cuenta de resultados en la última legislatura, estaríamos hablando de que Guarinos sería el CEO de la misma, un consejero-delegado con poder ejecutivo, aunque formalmente tiene un presidente por encima. Y si la Diputación fuera la mismísima Federación Rusa, tendríamos el antecedente de que al no poderse presentar Putin para una tercera reelección presidencial, mandó a un propio como presidente de la Federación y él se quedó una legislatura como primer ministro con rango de CEO de todas las Rusias. Salvado el problema legal, Putin volvió al Kremlin y allí sigue con más poder que el zar Pedro el Grande.

Cualquiera de los dos ejemplos probablemente sería injusto para los dos interesados, Ana Guarinos y José Manuel Latre, pero les van a decir cosas peores.

Yo  tengo que confesar que no entiendo casi nada de lo ocurrido en lo que va desde la tarde del miércoles  a la madrugada  del jueves en el despacho de la Presidencia de la Diputación, que acabó con Guarinos defenestrada a cambio de que su partido pudiera mantener el gobierno de la institución como fuerza más votada. Y no lo entiendo, porque los que pidieron la cabeza de Guarinos, simplemente se han  limitado a decir que se hacía para “regenerar” la Diputación, y se han quedado tan anchos. ¿Por qué la regeneración de la Diputación tiene algo que ver con la marcha de Guarinos? Alguien de Ciudadanos debería explicarlo, aunque tendríamos que irnos hasta Barcerlona para hallar la clave del misterio.

Puede que Guarinos haya sido víctima de su leyenda, esa calificación que dividía a los políticos de la guerra fría  en “halcones” y “palomas”, y que según vinieran los aires del Kremlin y la Casa Blanca beneficiaban a unos u otros. Guarinos estaría entre los halcones, entre los que se manejan bien en el ejercicio pleno del poder o en tiempos de grave conflicto, y se supone que Latre estaría entre las palomas, los más dotados para políticas trasversales y el pacto; lo que será necesario ahora en Diputación. Pero tengo que recalcar que todo lo aquí expuesto no deja de ser una suposición, porque los que tenían el comodín de esta mano no nos han explicado la jugada. De esta manera, tiendo a pensar que el diferente resulltado producido en las diputaciones de Guadalajara y Toledo se corresponde más a una decisión táctica del partido de Albert Rivera que a otra cosa.

Ciudadanos decidía el gobierno de las diputaciones de Toledo y Guadalajara y siguiendo la vieja conseja de que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta obraron en consecuencia. En Toledo, el jefe local Antonio López, que procede de la filas de PSOE e IU, se encontraba más cómodo respaldando a un gobierno socialista y sobre todo vendía muy bien en el supermercado de la regeneración de que se quitaban de enmedio a a un halconazo como Arturo García Tizón –número dos en el PP en la peculiar presidencia de Antonio Hernánsdez Mancha–, que lleva en política más tiempo que el Conde de Romanones. Y cayó Tizón. Como estaba cantado (hablan de negociaciones con Bono, pero con este hombre uno no se sabe donde termina la realidad y empieza la leyenda), porque Ciudadadanos y PSOE llevaban tiempo negociando el pacto de legislatura, y sin las premuras de Guadalajara lo pudieron presentar mano a mano y con todos los honores el martes 23, dos días antes del pleno investidura. Pero la gran diferencia con Guadalajara es que Ciudadanos en Toledo ni tan siquiera se molestó en guardar las apariencias y no pidió nunca la cabeza de Tizón. López siempre tuvo claro lo que tuvo que hacer.

GUARINOS-LATRE (2)En Guadalajara las cosas transcurrieron de forma diferente. Ciudadanos se reunió con los tres grupos políticos de la corporación, preguntaron y hablaron, pero con ninguno de ellos negoció a calzón quitado un pacto de investidura como se hizo en Toledo.  Si bien es cierto, que en el PP se sospechaba que podía haber problemas de última hora con la candidatura de Guarinos,  y me consta que así se habló en algún ejecutivo, la verdad de la buena es que hasta la misma tarde del miércoles, después de recibir desde Barcelona vía libre a una negociación con el PP, no se puso como condición que debería producirse un cambio en la presidencia de la institución. El golpe fue de tal calibre que en el PP se sopesó mucho  lo que hacer, y más de uno lo que le pedía el cuerpo era aceptar el embite a ver “si tienen narices de pactar con los que le montaron a Alejandro el escrache en la plaza Mayor».  Influyó, claro que influyó, como las viejas cuentas pendientes que algunos concejales de Ciudadanos en Azuqueca tenían con Guarinos por expulsarlos del PP, pero les aseguro que no fue determinante. En ese reparto de los huevos y las cestas, en Barcelona se conformaban con un golpe de efecto que pudiera ser ofrecido a los nuevos dioses en el altar de la regeneración, y Guarinos se convirtió en un trofeo de caza mayor. No doy crédito a la teoría de Bellido sobre el copyright de Román para entregar la cabeza de Bellido, que enmarco más en un entremés de la precampaña electoral para la Generales, que ya ha empezado, y por lo que yo sé fue Guarinos la que dijo que si el problema era ella para que el PP mantuviera la gobernabilidad en la institución daría un paso atrás. Román acudió esa noche en la Diputación, pero se quedó en la antesala, y no estuvo entre los negociadores. Y la historia completa de algo que medio contó el otro día en la rueda de prensa es la siguiente: cuando en el PP se debatía si había que aceptar el veto a Guarinos habló por teléfono con Vicente Tirado, el número dos de Cospedal, y le dijo que entre barcos con honra y honra sin barcos a lo mejor había que elegir esta última opción.

Al final se quedaron con los barcos, porque en política eso de la honra no deja de ser una fruslería de filósofos utópicos (se dice de mi admirado Winston Churchill, el hombre que con su coraje más hizo para librar a Europa del nazismo, que su pragmatismo político bebía de las fuentes de aquel lúcido “senescal” de la Corona, Lord Palmerston, que un siglo antes aseguraba que Inglaterra no tenía amigos, sino solo intereses), el PP a las 11 de la noche comunicaba oficialmente que Guarinos renunciaba a ser la candidata para facilitar la gobernabilidad, los digitales dimos la noticia, y los negociadores de PP y Ciudadanos pudieron seguir hasta la madrugada vistiendo el santo al uso y manera de pacto de investidura -que no firmó Guarinos sino Juan Pablo Sánchez– y  que otra vez por las prisas no tiene la concreción y la enjundia de lo que yo entiendo por un pacto de investidura. Ustedes mismos.

Pero que nadie se queje, y menos el PP. El señor Rajoy, que ha gestionado con razonable rigor las cuentas del Reino, y ya no hay que acudir al Banco de Hierro a que nos preste con usura, ha carecido de sentido político y coraje para impulsar reformas en las instituciones en las que afirma creer, como son las diputaciones. Nosotros no  estamos de paso en Guadalajara,  así que no vamos a repetir lo que ya dijimos en campaña electoral sobre la necesidad de la Diputación en una provincia como esta, que no es precisamente la de Barcelona. Así que solo añadiremos lo siguiente: si Rajoy hubiera propiciado que las diputaciones se eligieran directamente por los Ciudadanos, a Guarinos no le habrían levantado el asiento con nocturnidad. Y si en España hubiese un sistema de segunda vuelta, que permitiera al ciudadano (con minúscula) decidir sobre quien gobierna finalmente las instituciones, no estaríamos condenados a estos pactos a medianoche en los que casi siempre se acaba pariendo…un ratón.

Pero esto es lo que hay. Y no tiene pinta de cambiar, ojo, porque esto de la renovación, qué quieren que les diga…Mejor otro día.Por hoy, esto es lo que hay.

P.D. La diputada provincial de Ahora Guadalajara, María Gallego, remató su promesa a la Constitución, al Rey y a la legalidad con este estrambote:“…Hasta poner las instituciones al servicio de la gente”.  Se supone entonces que las instituciones están ahora al servicio de los animales, de los extraterrestres, el Ibex 35 o de la Federación de Fútbol del señor Villar, que es lo más  etéreo que conozco.  Lo que nos queda por ver.

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