Román, un paso a un lado

Antonio Román  comentaba en su entorno más próximo que no merecía la pena. Que estaba desilusionado por los personalismos con los que se había topado en todo este proceso para elegir sustituto de  María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha,  y que de proseguir con unas Primarias a cara de perro, abriría unas heridas en el partido que no se podrían cerrar de aquí a las elecciones autonómicas en la próxima primavera. Lo que tendría una repercusión negativa, seguro, en el resultado electoral y en las que al PP le espera un panorama nuevo: Ciudadanos y Podemos estarán en el parlamento regional, con capacidad  para  decantar una mayoría de gobierno. Y Emiliano García-Page llega a estas elecciones con la prima de ser presidente de Castilla-La Mancha, algo que en esta comunidad criada en el aprecio por el mando es especialmente importante. El poder hay que visibilizarlo, porque da réditos. Recuerdo que cuando empezó José Bono a visitar  los pueblos de esta nueva comunidad autónoma,  en ellos le preguntaban si vendría el Gobernador.  Y Bono, que las caza al vuelo, reclamó a los gobernadores que le acompañaran en estos viajes, para visibilizar ante esos campesinos, que no entendían muy  bien qué era eso de la Junta de Comunidades, que algo importante sería cuando el señor gobernador se ponía a las órdenes de este señor de Albacete tan simpático.

A lo que iba: Román ha puesto como único argumento para dar “un paso a un lado”, como él dice, a que de no hacerlo quedaría un partido desunido para preparar, con garantías,  una alternativa y un candidato exprés en ocho meses. Aunque según dijo a la prensa : “Estoy seguro de que habría ganado el congreso; estoy seguro. Tenía muchos apoyos en Cuenca, en Ciudad Real, algunos de Albacete y muchos de Toledo. Pero ganar el congreso por diez puntos de diferencia a siete meses de las elecciones, es un error. El error de las primarias que han cometido otros”.

No es esta la versión que te cuentan destacados dirigentes del PP de Guadalajara, que respaldan a Paco Núñez, y que insisten  en que si realmente Román  tenía tantos apoyos, «por qué no se ha presentado».  Y son más de uno los militantes del PP guadalajareño, que frente a un señor de  Albacete, al que nadie conoce en Guadalajara,  habrían votado a Román,  los que no entienden la decisión del alcalde: “Para qué se presenta entonces y se monta todo este número, que ha visibilizado la desunión del partido, que antes solo se intuía”, es la pregunta que se hacía un destacado militante que todavía ostenta un cargo parlamentario importante. Según me cuentan, en el último Comité Ejecutivo Provincial se podía cortar el ambiente con un cuchillo de cocina.

La explicación más verosímil es la siguiente: el viernes  7 de septiembre se convoca una reunión de la Junta Directiva Regional en Toledo, y casi todo el mundo pensaba  que iban allí a despedir con cariño a Cospedal, y que el siguiente paso sería tratar sobre una candidatura de consenso para una sucesión tan delicada, porque Cospedal  sí ejercía un liderazgo efectivo en el partido regional, gustara o no. Y la sorpresa que se llevaron muchos fue mayúscula cuando se enteran (porque lo filtran a los medios digitales) que con Cospedal todavía en la tribuna recibiendo el cariño de los notables del partido, inmediatamente después  se iba a prtesentar  una “candidatura de partido”, encabezada por  Paco Núñez,  el alcalde de Almansa,  y respaldada por el brazo derecho de Cospedal, Vicente Tirado, y todos los presidentes provinciales. Con Ana Guarinos a la cabeza, porque «es la persona más preparada para liderar el proyecto», dixit.

Esto pilló a algunos barones del PP con el pie cambiado, entre ellos la diputada por Ciudad Real, Rosa Romero, y el propio Antonio Román, quienes expresan su malestar durante la Junta Directiva, y es allí cuando dice Román eso de que “los liderazgos  no se heredan, sino que se conquistan”.

Esta maniobra de asegurarse un puesto en la mesa de la sucesión por parte del actual aparato del PP regional, disgusta a todos  aquellos que no estaban en la pomada, y Román empieza a recibir una catarata de mensajes en su móvil. Aunque no lo tenía pensado, dice en público que reflexionará en los próximos días si presenta su candidatura.  Él llega a confesar  que por su curriculum político creía que podría ser la persona que encabezara esa lista de consenso pero… al final no se lanzá a la piscina.(?) Nadie se podía esperar que Paco Núñez iba a dar un paso atrás, después de haberse muñido su candidatura en la mesa camilla del aparato del partido, así que Román y Romero dejan el campo libre, como alternativa, a Carlos Velázquez, otro aparachi, pero que se quedó fuera del pacto porque, según cuenta Mar G. Illán en encastillalamancha.es,  le pareció poco lo que le ofrecían: ser candidato a la alcaldía de Toledo y secretario regional, es decir, el número dos de  Paco Núñez .

Y esto es lo que hay: Núñez exhibe su potencia de fuego con 3.679 avales para presidir el PP-CLM. Y Velázquez , el alcalde de Seseña, queda como única alternativa… y sin contar públicamente con el respaldo de Román. Que ha dado un paso a un lado.  Aunque todavía no sabemos hacia dónde.

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