Imagen de Valhermoso, localidad de 35 habitantes, cuyo censo electoral se había incrementado un tercio en los últimos meses.La administración censal y la justicia ordinaria han tirado para atrás la inscripción de un total de 13 personas en Valhermoso, un pueblo que tiene 35 habitantes a 1 de enero de 2015. Pero más allá de la importancia cuantitativa del caso, sí lo es la efectividad del procedimiento utilizado  para actuar ante sospechas de censos inflados en época electoral.

 Guadalajara tiene 288 municipios y 25 entidades locales, en su gran mayoría pueblos de escasa población en el que cualquier mínima variación puede resultar determinante en el resultado electoral. Es por ello que han sido frecuentes  las polémicas  entre los partidos por acusaciones cruzadas de inflar los censos, llegando alguna de ellas a los tribunales  como fue el caso de la ex alcaldesa de un pueblo de los pantanos, que fue denunciada por el PP en vía penal, y que llegó a estar imputada acusada de prevaricación. Al final, el caso fue archivado casi un año después de celebrarse las elecciones municipales.

Pues bien, si bien la vía penal se ha demostrado poco eficaz para luchar contra los censos inflados, un caso surgido en Guadalajara en los últimos días parece abrir un camino más seguro por la vía administrativa y de lo contencioso. La historia comienza tras la impugnación del representante legal del PSOE contra 13 nuevas inscripciones realizadas en el censo electoral de Valhermoso, un pueblo del Señorío de Molina  de 35 habitantes, según el censo de 1 de enero de 2015. La vía elegida en este caso fue impugnar 13 inscripciones por vía administrativa ante la Delegación Provincial de Guadalajara de la Oficina  del Censo Electoral, dependiente del INE,  que abrió el correspondiente expediente de acuerdo con la Ley. La oficina comenzó pidiendo  al alcalde de Valhermoso, José Bayo Herranz, del PP, un informe al considerar que el número de altas en el padrón de octubre era superior a la que cabría esperar de la evolución  en los meses anteriores. El alcalde reconoció en su respuesta que todas las altas, excepto en el caso de Enrique M.M., pertenecían a personas que no residían en el municipio los días laborables, aunque precisaba que todos son hijos del pueblo y  a él regresan muchos fines de semana y en periodos vacacionales. Es decir, una situación bastante habitual en muchos pueblos de la provincia en donde incluso decenas de alcaldes no viven a diario en el municipio que gobiernan. El alcalde de Valhermoso  añadía en su favor que todos los citados “muestran verdadero interés en el desarrollo y vida del municipio”.

El representante legal del PSOE impugnó un total de 13 inscripciones en el periodo de exposición pública de las listas,  y la citada Oficina del Censo estimó 12. Por último, recurrió ante el juzgado de lo Contencioso la inscripción de Alfonso M.M., la única que fue admitida, y consiguió en dicha instancia su revocación censal definitiva porque el Ayuntamiento de Valhermoso no pudo verificar que el citado, que trabaja como autónomo, tuviera allí su residencia habitual.    

Ninguno de ellos votará en el pueblo en las elecciones.