Se vivieron momentos de gran tensión entre los inquilinos que fueron desalojados
O enseñan el contrato de alquiler o no se pasa a las casas. Eso está ocurriendo desde primera hora de la mañana de hoy en los edificios amarillos de Francisco Aritio, en Guadalajara capital, enfrente de Los Faroles.
Según ha podido comprobar Guadalajara Diario desde primera hora de la mañana diversas personas, pertenecientes a una empresa de desocupación, con más de veinticinco miembros, han establecido un control de entrada a las viviendas para intentar el desalojo de los múltiples pisos
que están ocupados ilegalmente desde hace meses. La Policía Nacional, en declaraciones a Guadalajara Diario, asegura que son más de 20 mientras que los vecinos aumentan la cifra mucho más y afirman que de cada cinco pisos que hay en cada planta, tres están ocupados de forma ilegal.De momento se desconoce quién ha contratado la empresa de desocupación pero sus efectos ya se están notando. Una parte de los afectados han decidido coger sus cosas, llenar los coches y marcharse mientras que otros no aceptan la situación. Según ha podido comprobar nuestro diario, algunos, muy jóvenes, iban armados con palos de madera y otros objetos. De hecho se han producido algunos enfrentamientos.
La Policía Local tiene conocimiento de la situación y también la Policía Nacional que en torno a las 13:45 horas mandaba efectivos a la zona y se han retirado unos quince minutos más tarde.
Algunos de los desalojados han denunciado a nuestro digital la violencia con que se ha llevado a cabo el proceso. Aseguran que a primera hora de la mañana, y sin previo aviso, se han derribado puertas obligando a salir a todas las personas que estaban en el interior.
Situación insostenible
En esos bloques conviven propietarios con okupas desde hace meses, una situación que se ha convertido en insostenible por el comportamiento de los ilegales. Según denunciaban los vecinos es continua la presencia de basura e incluso heces en escaleras y descansillos, utilizan bombonas de butano a pesar de que los pisos no tienen rejillas de ventilación ni salidas de humos, también denuncian el uso de barbacoas dentro de las viviendas y numerosos enganches ilegales a la luz con amenazas a los verdaderos propietarios cuando les recriminan su actitud. Una situación que proviene desde hace muchos años pero que se recrudeció a partir del verano del 2020.
La mayoría de las viviendas son propiedad de Liberbank, banco que se unió a Unicaja. Los vecinos aseguran que se han puesto en contacto con el banco en numerosas ocasiones sin que les den una solución. Critican también su dejadez con inundaciones en la finca contigua, que tamibén es propiead del banco, y que está provocando filtraciones en el edificio.