Sábado 28
En Setiles todo comienza la noche del 27-dic escogiendo a la Comitiva: el Alcalde, que mandará al día siguiente y mantendrá el orden con la "Verga" (látigo de piel trenzado); el Tesorero (recaudador) y el Alguacil (trompeta). El resto serán Concejales. Por último, se elige al Diablo.
Esa misma noche, todos -salvo el Diablo- recorren el pueblo tocando tambores y trompetas para organizar escándalo y preparar las "gamberradas". Es costumbre escribir en el frontón: vivan los quintos de "tal año" y prender una hoguera.
Al amanecer, el Diablo está preparado con la cara tiznada y una espada de madera para atizar a quien se ponga por delante. Su Comitiva viste capa castellana y sombrero de paño. Salen temprano, armando barullo, para despertar a todos y recaudar las primeras limosnas. La chiquillería sale en busca del Diablo para provocarle, incitando a que les persiga.
A lo largo de la jornada, el Diablo va consiguiendo pañuelos para adornar su espada. A media mañana hay misa y la Comitiva ocupa los primeros bancos.
El Diablo espera fuera de la iglesia y, una vez iniciada la misa, entra para perturbar la tranquilidad de la misma. Cuando llega la parte central de la ceremonia, el Diablo sale de la iglesia.
Terminada la misa, la Comitiva se coloca a un lado de la puerta con un tambor, ceniza y una bota de vino. Si alguien sale de la iglesia sin echar limosna en el tambor, es manchado con ceniza y vino al tiempo que el Diablo le persigue con la espada. Actualmente, una vez sale toda la gente de misa, se tiran caramelos para los más pequeños.
A mediodía se hace una comida de hermandad para los participantes. Por la tarde, el Diablo sigue haciendo de las suyas. Después, en el baile (antiguamente amenizado por la ronda), la gente paga para que el Diablo haga algo determinado, animando la fiesta.
A última hora se subastan los pañuelos requisados. Antaño, con todo lo obtenido, se celebraba una cena.