Victoria Rodríguez, Carlos Buero, Antonio Román y José Manuel Latre, mirando a uno de los autorretratos de Buero. En el teatro Buero Vallejo permanece  la exposición “Antes del teatro. La pintura en la vida de Buero Vallejo”, que se trata de la muestra “cualitativamente más importante que he visto con dibujos de mi padre”, en palabra de Carlos  Buero Rodríguez, el hijo del dramaturgo. VIDEO EN EL INTERIOR

La familia de Buero recibe las explicaciones del comisario de la exposición, Pedro J. Pradillo.  Antes de la inauguración, a la que asistió la actriz Victoria Rodríguez, viuda del pintor y dramaturgo, pronunció unas palabras Carlos Buero en las que dio las gracias al Ayuntamiento de Guadalajara, a su alcalde y a Pedro J. Pradillo, comisario de la exposición, por el empeño en que todos están poniendo  en la celebración del centenario de su padre. “Hay dibujos óleos que yo no había visto nunca”, confesó Carlos, y este es tal vez el principal mérito de esta magna muestra. Pradillo ha ido recopilando obras  que en su día el joven Buero pintó para amigos de Guadalajara, y que no  habían sido expuestas nunca. Hay tres óleos de Buero de la coleción de A.L Quemada,  otros de particulares y del Patronato Municipal de Cultura, aunque la gran mayoría de las 19 obras de Buero son de la colección de la familia. Entre ellas  se encuentran los conocidos autorretratos: Buero a los 18 años (1935), con 28 años (1945) un año antes de salir de la cárcel, y otros tres más de 1945, 1946 y 1948. En el resto de los óleos de Buero abunda el retrato de familiares y bodegones.

Autorretrato de BueroArtistas coetáneos de Buero

La exposición se completa con pinturas originales de artistas que fueron coetáneos de Antonio Buero, y algunos de ellos compañeros de estudios en el Instituto  de Guadalajara. Una oportunidad de acercarnos a pintores tan interesantes como Baldomero Gili, José Pradillo, Alejandro Diges, Carlos Santiesteban (padre), Dionisio Régulo, Regino Pradillo o José Luis Aguado, que ilustran el panorama artístico de aquella Guadalajara, tomando como punto de partida el 29 de septiembre de 1916, la fecha de su nacimiento en una vivienda de calle mayor baja –hoy número 39 de la calle Miguel Fluiters-.

Guadalajara y Buero

Otra parte destacada de la exposición es la dedicada a la Guadalajara del joven Buero. Hay paneles explicativos de la Academia de Ingenieros –en la que su padre era profesor-, fotografías de los grupos de teatro de la época, el cartel de las Ferias de 1934 en el que colaboró Buero con sus dibujos, tarjetas postales de José Ortinz Echagüe, libros y revistas o el periódico con el que colaboró el escritor en la guerra civil:  UHP. Milicias Antifascistas Alcarreñas.

uno de los paneles de la exposición sobre la Guadalajara de la época.Especialmente relevante son los originales conservados, bien en carpetas, bien conformando los Cuardernos de dibujos, que agrupan viñetas e ilustraciones reunidas por el capitán Francisco Buero entre 1923 y 1931. Entonces, su hijo Antonio era todavía un niño que tenía entre los 7 y los 15 años de edad, pero con unas cualidades excepcionales, que lógicamente mejoró al matricularse en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. De hecho, él siempre tuvo la idea de dedicarse a la pintura, como él mismo reconoce: “Soy escritor, pero soñé con ser pintor. Aún no sé a qué atribuir  el cambio de los pinceles por la pluma”. Tal vez a que nada más salir de la cárcel, en 1946, Buero tiene un gran éxito con En la ardiente oscuridad (1946), que repite con Historia despiadada (1948), Otro juicio de Salomón (1948) y sobre todo con Historia de una escalera, galardonada con el premio Lópe de Vega y estrenada en octubre de 1949. Buero se había convetido en uno de los grandes dramaturgos del siglo XX español.

Dibujo de Antonio Buero (1931), cuando tenía 15 años. Vean los detalles de la puerta mudéjar de Santa María en esta escena titulada "Otro sueño". Pero todas esas aficiones de Antonio Buero estuvieron vinculadas a la infancia que vivió en Guadalajara, en donde su padre, Francisco Buero, capitán de ingenieros y profesor de la Academia, se había casado con una chica de Taracena, María del Carmen Cruz Vallejo Calvo. El capitán Buero fue su profesor hasta que ingresó en el Instituto en 1926, y le llevaba a todas las funciones teatrales y cinematográficas que venían por Guadalajara. “El cine inspiró a menudo mis dibujos desde la infancia”, nos contó él mismo. El joven Buero termó sus estudios de bachillerato en 1932 y se prepara para su ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Cuando estudiaba segundo curso estalló la guerra civil, que lo cambio todo. Y destruyó a su familia. Buero padre y Buero hijo siguieron cada uno a sus ideales, y el primero acabó fusilado por la República en octubre de 1936. Y el segundo, encarcelado por los vencedores, después de haber pasado toda la guerra como dibujante y redactor en distintas publicaciones del Ejército Republicano. Condenado incialmente a muerte por “adhesión a la rebelión”, pasó por cinco penales hasta que finalmente salió en libertad condicional  en marzo, después de haber sido conmutada la pena capital por otras de reclusión mayor.

Durante esos años de penurias e incertidumbre por su última suerte, realizó numerosos retratos de sus compañeros (el más conocido el del poeta Miguel Hernández, que no está en la exposición) y empezó a escribir. Así, hasta 1999 en que publicó su última obra: Misión al pueblo desierto.   

Durante el acto se presentó el video promocional del centenario del nacimiento de Buero Vallejo, que ha realizado el Ayuntaminto de Guadalajara