El Ocejón, con sus 2.048 metros, es en la cara de Valverde, no una montaña puntiaguda y solitaria como en Majaelrayo, sino una sucesión de crestas de pizarra que trazan una línea casi horizontal. Este es el telón de fondo a la Octava del Corpus, una de las fiestas señeras del folclore provincial, en la que sus Danzantes son los protagonistas. Una jornada para combinar el folclore, con la naturaleza y la arquitectura popular.
Este domingo se celebra la Octava del Corpus, una de las manifestaciones tradicionales más interesantes de Guadalajara, declarada de Interés Turístico Regional, y que recoge, con gran pureza, un rito a caballo entre las viejas danzas celtibéricas y la cristianización posterior. En la tarde anterior, se celebran ya algunos actos entre ellos el pregón.
La fiesta se inicia al mediodía con la Misa Mayor a la que asisten los ocho danzantes, ataviados con sus vestimentas multicolores y tocados con una especie de tiara, con espejos y adornos. Van acompañados también por la típica botarga, aunque en Valverde cede el protagonismo que tiene en los pueblos de la Campiña a los danzantes, que son el eje principal de la fiesta.
Tras el oficio religioso, al que los danzantes asisten en lugar preeminente, se inicia la procesión que parte de la iglesia y hace parada en la plaza del pueblo para la exposición de la Custodia. Luego continuará hasta la era del pueblo, convertida ahora en campo de fútbol y que algún año ha servido para la pretemporada del Deportivo Guadalajara.
Con el pico Ocejón de telón de fondo comienzan las danzas, con el cura bajo palio y la Custodia presidiendo el acontecimiento. La última de ellas es la llamada de La Cruz, por la forma en que quedan los danzantes al finalizar la misma. Las danzas se ejecutan al son de un único gaitero-tamborilero, que entona un sencilla y aguda melodía con un viejo pito de metal.
La procesión estrictamente religiosa ha terminado pero los Danzantes bajarán de nuevo a la plaza para ejecutar las vistosas danzas de cintas, que se bailan en torno a un poste al que permanecen sujetas. Las cintas se combinan también con el paloteo, siendo todas ellas de gran vistosidad y colorido, a lo que contribuye además la uniformidad de los ejecutantes. En la cabeza llevan un canastillo cubierto de flores y espejos, el blusón es blanco y a la cintura se anudan un mantón negro bordado. Cubriendo el pantalón una falda y por todo el cuerpo lucen cintas y bandas.
Terminadas las danzas se celebra la subasta de las roscas. En los últimos años se vienen representando también autos sacramentales en un portalillo que se instala al lado de la iglesia.
Los danzantes volverán a repetir algunas danzas a la caída de la tarde. Hasta entonces es un buen momento para visitar el pueblo y su arquitectura negra. Por doquier encontrará viejas casas de pizarra rematadas todas ellas con espaciosas balconadas de madera. Y flores multicolores que contrastan con el negro de la piedra. Una delicia.
Desde que acaban los actos de la mañana hasta que empiezan los bailes de la tarde hay tiempo para embarcarnos en una excursión muy interesante hasta las Chorreras de Despeñalagua, y comer allí. Pulse aquí para ver esta ruta publicada en fecha anterior.
COMUNICACIONES: Por la CM-101 hasta Humanes y allí tomar el desvío hacia Tamajón. A medio kilómetro de Tamajón está la CM-211 que nos dejará en Valverde. No se permite el acceso al pueblo en vehículos, así que habrá que aparcar en las inmediaciones. En Valverde hay varios establecimientos para comer. El que vaya de tartera tiene un área recreativa, junto a la carretera, con barbacoas. Distancia desde Guadalajara: 81 km.
ALOJAMIENTO: CR El Cambareto 699043778. CR El Nido de Valverde 949307448 Hs. Valverde: 949307423 CR Las Hondonadas 619156489 AT El Cárabo 659008668 
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