(En recuerdo también de Antonio Machado y Gustavo Adolfo Bécquer)
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio, en un momento
medité: qué solos quedan los muertos
y nosotros, qué solos a unos pasos.
¿Vuelve el polvo al polvo, allí cuando el tiempo
se para y nada queda a nuestro lado?,
¿vuela el alma a un reino invisible alado?
No lo sé pero sí que tristeza, pena y miedo
infunde a quienes dábamos abrazos
ver ahora sólo ser un nombre puesto
sobre un largo lecho de largo sueño
a los que rosas blancas he dejado.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
tan inexplicable que en tal silencio
queremos no queden siempre los muertos,
sino alguien sepa a todos consolarnos.
Juan Pablo Mañueco
Guadalajara