La DANA ha traído trágicas consecuencias a la Comunidad Valenciana y algunos puntos de Castilla-La Mancha (Letur y Mira), aunque también ha contribuido a llenar los pantanos de la cabecera del Tajo, que muestran una imagen que no se veía desde 1997. El de Entrepeñas ha subido en una semana 45 hm3 ( o mejor, 45 millones de m2, para que se hagan una idea), con lo que el embalse ha llegado al 67% de su capacidad, dejando una lámina que ya les gustaría para siempre en la comarca para fomentar el turismo y su economía. Pero como los macrotrasvases están a la vuelta de la esquina, no hay que perder el tiempo y les animo a una agradable excursión por el entorno del pantano de Entrepeñas, coincidiendo con el otoño, que pinta el horizonte de unos intensos colores ocres, amarillos y rojizos a mezclarse con el verde de los pinos y el azul del agua en una increíble paleta de color.
La primera parada es la presa de Entrepeñas, tomando un desvío que hay a la derecha al terminar de cruzar la carretera que discurre sobre el dique. Desde allí podremos ver tanto la espectacular entrepeña que se levanta aguas debajo de la presa, y si seguimos unos cien metros andando por el puente que salva dicha carretera tendremos una impresionante vista del área del dique. En tiempos de sequía, lo normal es que sean visibles algunas de las construcciones que se emplearon para levantar la presa, y que ahora están varios metros bajo el agua. Ni rastro tampoco de la marca de agua que suele tener el pantano en su contorno y que nos indica hasta donde ha llegado el nivel en los buenos tiempos.
Hay que tomar en acceso a Sacedón, porque es un pueblo -antaño cabeza de partido- que tiene una afamada hostelería, oficina de turismo, patrimonio cultural y hasta un paseo marítimo desde el que asomarse al pantano, un embalse que ahora llega hasta el mismo pueblo cuando en los tiempos de sequía es una lámina de tierra reseca. Así que conviene aprovechar el momento. Siguiendo la carretera, dejaremos a nuestra derecha su poderosa plaza de toros con fachada de piedra y en apenas un centenar de metros cruzaremos por otro de los emblemas de la ingeniería hidráulica española, como es el canal que permite derivar agua por gravedad desde Entrepeñas a Buendía cuando se llena el primero. Así podrán comprobar que esto todavía no ocurrido, y eso que Buendía la recibiría con gran agrado, porque apenas se ha llegado al 31%, aunque, eso sí, al tratarse de un pantano más grande equivale a 537 hm3.
Desde Sacedón tomaremos en una rotonda la dirección Cifuentes para así poder seguir bordeando el pantano, primero dejando a nuestra izquierda la urbanización de Las Brisas, luego la de Las Anclas y finalmente llegar hasta el viaducto de Durón, que ha sido objeto de obras de mantenimiento. Recuerdo como no hace tantos años, allá por 2017, había aflorado parte del antiguo puente que unía ambas márgenes del río Tajo antes de la construcción del embalse. El lugar tiene para dejar el coche y apreciar bien el panorama.
Siguiendo la carretera llegaremos hasta el cruce con la carretera de la Diputación que nos indica Alocén, un pueblo muy bien conservado con iglesia y retablo, y seguir hasta el mirador para tener una soberbia panorámica de la zona, con las Tetas de Viana enfrente y a las que le ha salido competencia con las dos torres de refrigeración de la central de Trillo, también cerca.
Si seguimos por la carretera vamos subiendo hasta el llano donde es visita obligada El Olivar, posiblemente uno de los pueblos mejor rehabilitados de toda la provincia. En la plaza hay una poderosa iglesia, casi siempre cerrada, que cobija a un cristo de Pedro de Mena y por cualquier calle a la derecha llegaremos a otro mirador natural sobre el pantano, especialmente recomendable en estos días otoñales.
Para los que tengan más tiempo, recordar que cerca están las villas de Cifuentes, Trillo y Brihuega, tres de los mejores cascos históricos de la provincia y en el caso de Trillo con la soberbia cascada del río Cifuentes en su desembocadura con el Tajo.