El polvo blanco que mancha Taracena, procedente de la fábrica de Caolines y Sílices de Caobar, ha sido objeto de permanente polémica en el pueblo. Nunca ha pasado nada. Sin embargo, algo podría cambiar si se confirmase oficialmente una denuncia realizada a GuadalajaraDiario por la nueva Asociación de Afectados por Caobar. Aseguran tener constancia de que hay un caso confirmado de silicosis y otros tres “casi seguro”.
ANTONIO ROMÁN: "Que se corrija lo que se tenga que corregir"
La Junta de Comunidades, competente en la materia, de momento guarda silencio puertas afuera, aunque tiene abierto un expediente para requerir a la fábrica nuevas medidas que palíen los efectos nocivos del caolín, y sobre todo el polvo de sílice. Esta asociación asegura que no quiere que cierre la fábrica, pero se muestran convencidos de que la única manera de garantizar su permanencia en Taracena es que tomen medidas suficientes para evitar el ruido y el polvo.
En Taracena es habitual que un coche dejado en la calle por la noche aparezca por las mañanas cubierto de una fina capa de polvo blanco. Que el dueño del bar recoja cada varios días bolsas de polvo y las guarde con su fecha. O que en verano no se puedan abrir las ventanas porque el polvo se les metería en los alimentos y hasta en el dormitorio. Escenas de este tipo y otras más las relatan desde la Asociación de Afectados por Caobar , cuyos portavoces, Ángel Gómez Martín (presidente), Jaime García Quemada y Javier Parejo Díaz hablaron con GuadalajaraDiario.
Esta asociación dice tener constancia de que al menos se ha confirmado un caso de silicosis entre los trabajadores de Caobar y de que podría haber otros tres más. Javier Parejo va incluso más allá: “A mí, un trabajador me dijo que podría haber 15 casos”. Por eso reclaman una investigación oficial a la Junta de Comunidades, competente en la materia, para que aclare la situación y determine cómo la fábrica puede continuar con la actividad sin que esto suponga un riesgo tanto para los trabajadores como para los vecinos de Taracena. GuadalajaraDiario trasladó la semana pasada esta denuncia de la Asociación, por dos veces, a la delegación de la Junta de Comunidades, aunque hasta ahora no hemos recibido respuesta.
La silicosis es una grave enfermedad que se puede dar entre los mineros. Pero teniendo en cuenta que la fábrica está en Taracena desde 1964 –su licencia de actividad se dio como lavadero de mineral--, sorprende que hasta ahora no se hayan detectado casos de silicosis. Desde la Asociación tienen una respuesta: “Nos lo explicó un obrero de la fábrica; porque hasta ahora no se han hecho pruebas con los debidos medios. Ahora han ido a una clínica de Guadalajara y al verlo el neumólogo dijo a una de las afectadas que era extraño de que no le hubieran dicho nada antes, porque en las placas de 2011 ya se detectaba la silicosis”.
Estos vecinos se confiesan “asustados y preocupados”, por lo que pueda estar ocurriendo. Los trabajadores de Caobar que manipulan el mineral con las palas llevan mascarillas, por lo que Ángel quiere preguntar al alcalde, Antonio Román, en su condición de médico: “¿Cree que deberíamos llevarla también el resto de los vecinos del pueblo?”. Ocasión tendrá de hacerlo personalmente, porque hoy mismo van a ser recibidos en el Ayuntamiento. En Taracena nunca se ha hecho un estudio epidemiológico sobre la incidencia de la actividad de la fábrica entre los vecinos del pueblo, por lo que algunos de ellos anuncian que a título privado se harán las pruebas.
Un informe del ingeniero técnico industrial del Ayuntamiento con fecha 11 de noviembre de 1992, y al que ha tenido acceso GD, requería a la citada empresa varias cuestiones para mejorar su seguridad, y entre ellas estaba la construcción de una nave almacén para albergar el stock de todo-uno proveniente de la mina (el caolín se extrae en el Alto Tajo) y la construcción de una “piscina” a la salida de la fábrica, que limpiase las ruedas de los camiones, y así impedir que se embarre la carretera.
Pues bien, los vecinos están indignados porque el almacenamiento lo siguen teniendo al aire: “Tienen un molino, muelen, cuando terminan lo sacan y se queda al aire. Y cuando el aire sopla, el pueblo se llena de caolín y de sílice, un silicato de aluminio que es el agente más peligroso". El citado informe municipal también requería otro informe médico “donde quede reflejado que una posible emisión de caolín así como el desarrollo de la citada actividad no es tóxica ni puede afectar a las personas, animales o medio ambiente de su entorno”. Así que se supone que estos informes que avalan la actividad de la fábrica, existen.
¿Tiene esto solución? Los vecinos hablan de que habrá que esperar al expediente abierto en la delegación de Medio Ambiente, pero por de pronto reclaman la construcción de naves que cubran toda la fábrica, como se ha hecho en Alcañiz: “Lo que no puede ser es que se tengan miles de toneladas de caolín al aire libre, que muelan el mineral, salga el sílice y se extienda por todo el pueblo, favorecido porque está todo al aire. Hay días que en Taracena brillan las calles de sílice y eso no es caolín, porque el caolín no brilla”, protesta el presidente. Jaime precisa que algunas medidas correctoras parece que se han tomado, “porque yo creo que ya muelen bajo el agua, como en Alcañiz, pero de nada les sirve porque hay montones de toneladas almacenadas a la puerta de la fábrica a merced del viento”, lo que supone una “ilegalidad”, denuncian, y que valgan para poco los sistemas de aspiración para el polvo de los que dispone la fábrica.
Relatan además que este polvo blanco se ha extendido al carril de desaceleración de la A-2, que está cubierto por una espesa capa de polvo: “Los camiones salen sin lavar y van tirándolo todo, y cuando pasa un coche es que te tapa del polvo que levanta con el peligro de que otro venga por detrás, no te vea y te mate”, cuenta Javier Parejo, que practica el ciclismo.
Expediente en la Consejería
La Asociación ha mantenido una primera reunión con el delegado de la Junta, José Luis Condado, y el responsable de Medio Ambiente de la consejería. En ella les mostraron un documento de 9 puntos en los que la consejería requiere a la fábrica medidas correctoras para evitar la propagación de partículas en suspensión: “Allí nos dijeron que si no las cumplían les exigirían la cubrición de la fábrica, y si al cabo del tiempo siguen sin cumplirlas les podrían incluso cerrar”. La Asociación reitera que lo último que habría que hacer es cerrar, dado que hay medio centenar de personas trabajando, unos 15 de Taracena, pero exigen que se cumpla la Ley: “Ojalá que con estas medidas correctoras se pueda asegurar la continuidad de la fábrica; pero una cosa es el trabajo y otra que nos sigan envenenando”, dice el presidente de la asociación.
Al parecer, y según estas mismas fuentes, la Delegación de Medio Ambiente les va a requerir unas medidas suplementarias a las inicialmente previstas. En cualquier caso, hay una nueva reunión entre la Junta y la Asociación de Afectados a finales de mes en donde esperan recibir más precisiones.
Ayuntamiento: diez años de expedientes
Si bien las competencias de Medio Ambiente y Sanidad son de la comunidad autónoma, el Ayuntamiento de Guadalajara sí es competente en materia de ruidos. Los vecinos revelan que el actual concejal responsable en la materia, Mariano del Castillo, que además es de Taracena, les confirmó que el expediente ha estado 10 años paralizado: “Estos del PP hicieron el paripé de levantar la mano [se refieren a que votaron a favor de una moción de IU exigiendo la toma de medidas, cosa que no hizo el PSOE] pero luego no se ha hecho nada”, se queja el presidente.
Ángel Gómez es uno de esos sufridores. Su casa está al lado de la fábrica, y cuenta que los “ruidos son 24 horas sobre 24; no se puede contar”. Lo ha denunciado al Ayuntamiento repetidas veces, sin éxito, aunque tiene un informe de la Policía Local de 7 de junio de 2012, tras visitar su casa por la noche, y en el que se dice textualmente: “Que en la calle estos agentes escuchan un zumbido continuado provocado por la maquinaria de la fábrica aledaña a la vivienda, siendo audible en la mayoría de las calles de la localidad”. Y concluye el citado informa de la Policía Local así: “Que se procede a la medición de los niveles sonoros con el sonómetro de dotación adjuntándose al presente acta realizada al efecto con los resultados obtenidos en el interior de la vivienda afectada y una medición tomada en la calle a la actividad industrial, a una distancia de 3,5 metros del perímetro exterior, arrojando un resultado de 54,7 dBA”. Es decir, un ruido considerable.
Puestos en contactos con el Ayuntamiento de Guadalajara a través de su gabinete de comunicación éste se limitó a trasladarnos que el Ayuntamiento se había interesado por el asunto en Sanidad, pero que no son ellos los que tienen competencia en la materia para informar sobre casos médicos, y que por el momento no harían declaraciones.
Aunque desde estamentos oficiales, nunca se ha informado del resultado de los análisis sobre de estas emisiones, con las que se supone cumple la empresa Caobar, sí existen informes privados al respecto.
Mañana martes, en GuadalajaraDiario: Un informe que cuestiona la calidad del aire en Taracena
Fotos: Asociación de Afectados por Caobar