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En texto: ROMANCE DEL CABALLERO DE SANTIAGO,
DON MARTÍN VÁZQUEZ DE ARCE,
LLAMADO “EL DONCEL DE SIGÚENZA".
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Romance tradicional castellano, que ya puede rastrearse en el siglo XIV y que en el XV, a raíz de las guerras de Granada, adquirió su versión más conocida. Un caballero vuelve de la guerra y descubre que su esposa había muerto. Los primeros versos dicen así:
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«¿Dónde vas, buen caballero,
dónde vas tú por ahí?
Voy en busca de mi esposa
que hace años no la vi».
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En el siglo XIX, tras la muerte de la primera esposa de Alfonso XII, se convirtió en tonadilla popular y canción de corro infantil, con la nueva letra de este romance, que es la más conocida:
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«¿Dónde vas, Alfonso XII,
dónde vas triste de ti?
Voy en busca de Mercedes
que ayer tarde no la vi».
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-¿Dónde vas, el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Sigüenza
de donde hace años partí.
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Esquirlas de hierro saltan,
gotas de sangre, al salir,
mientras va iniciando el viaje
de regreso a su país.
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-De la Guerra de Granada,
por donde pasa el Genil,
allí fue donde la espada
noté se clavaba en mí.
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Habíamos conquistado
ya Loja, Íllora y Moclín,
cuando llegó la emboscada
que el agua echó contra mí.
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Se embarraron los campos
no podían ya seguir
los caballos cabalgando,
pues se desbordó el Genil.
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Abrieron la Acequia Gorda…
No pudiéramos salir
galopando hacia Granada,
donde queríamos ir.
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Volaron después ballestas,
saetas vimos venir,
armaduras nos sirvieron
para poderlas sufrir.
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Vinieron detrás alfanjes
nuestros cuerpos a herir.
Tengo sangrante costado
de la herida que sentí.
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Esquirlas las va soñando
de marfileño perfil,
donde alabastro replique
su cuerpo, rostro y nariz.
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-¿Dónde vas, el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Sigüenza
de donde hace años partí.
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Caballero de Santiago,
ahora me quiero dormir,
leyendo un libro de horas
que había empezado a abrir.
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Las piernas quiero me crucen,
que en Cruzada me morí,
guerreando con los moros,
orillas río Genil.
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En Sigüenza, una capilla
quiero que hagan para mí.
Y un bonete ya sin casco:
¡no me tiene que cubrir!
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Escultura de alabastro.
Recostado mi existir.
Descansando mi armadura.
Mis ojos aun sin partir.
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Que no llore todavía,
nunca nadie aquí por mí,
sino un pajecillo niño
que me viniese a plañir.
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Esquirlas doy de mi cuerpo
que ya es casi cicatriz,
cuando termine mi viaje
esquirlas graben en mí.
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Que se cuente esta mi historia
a quien pregunté por mí…
Que llamen a Sebastián,
Sebastián de Almonacid.
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Que le digan que ya llega,
que ya viene don Martín.
Que con alabastro blanco
él me tiene que esculpir
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en una capilla gótica.
Misterio vendrá a pulir.
Y cavilen quienes vean
meditando a don Martín.
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-¿Dónde vas, el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
-Voy en busca de Sigüenza
donde doncel yo viví,
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pues donde nace el Henares
yo me tengo que morir.
-Allí donde nace Henares
tu memoria ha de vivir.
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Juan Pablo Mañueco.
"Romancero castellano y otros poemas" (2020)
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