El presidente castellano-manchego recuerda que uno de los grandes compromisos del nuevo Gobierno de España será poner “punto final” a la vida útil de las centrales nucleares.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, mostró ayer su convencimiento de que el nuevo Gobierno de España “pondrá punto y final” al proyecto del "cementerio nuclear" de Villar de Cañas (Cuenca) porque el sitio elegido “es absurdo y peligroso”. Según sus propias palabras, se trata de una batalla “que tenemos que librar” y en la que –ha garantizado– tendrá “una coherencia absolutamente milimetrada”.
El presidente castellano-manchego se ha mostrado partidario de tratar los residuos nucleares, pero no en el emplazamiento elegido de Villar de Cañas, aunque no aclaró más. Hay que recordar que el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Villar de Cañas, aprobado por el Gobierno de Rajoy, está diseñado para acoger los residuos nucleares de alta actividad que hoy en día se encuentra almacenados en los recintos de las centrales nucleares, entre ellas las de Trillo y Zorita, esta última en fase avanazado de desmantelamiento.
Asimismo, Garcúia-Page ha recordado que uno de los grandes compromisos del nuevo Gobierno será poner “punto final” a la vida útil de las centrales nucleares, por lo que será evidente que habrá que gestionar menos residuos.
Durante el acto de entrega de los II Premios Regionales de Medio Ambiente, que se celebró ayer en el Teatro Auditorio de Valdepeñas (Ciudad Real), García-Page ha asegurado que el recién estrenado Ejecutivo central “va a asumir la prioridad ambiental por encima de otras, y por encima de lo que han hecho otros gobiernos”.
Contra el `fracking’ y el trasvase
Igualmente, García-Page ha asegurado que su defensa de los intereses de Castilla-La Mancha afectará igualmente al `fracking’, por lo que ha mostrado su deseo de que se retire el recurso planteado contra la Ley aprobada en la comunidad autónoma que obstaculiza este tipo de proyectos (uno de ellos en fase de estudio en el norte de la provincia de Guadalajara y sur de Soria), y a la política de agua, un aspecto este último en el que trabajará “para que haya el mayor consenso posible”.
En este sentido, y tras reconocer que “no se trata de un asunto sencillo”, ha pedido no confundir conceptos, recordando que “no se trata de solidaridad”, puesto que el agua “no la damos, nos la quitan”, en referencia al trasvase Tajo-Segura.
No obstante, se ha mostrado esperanzado en que el componente ambiental y el cauce ecológico de los ríos “vaya pesando cada vez más” en la gestión del agua en España, y ha insistido en la necesidad de que se usen al máximo rendimiento las desalinizadoras, puesto que en estos meses de sequía “el Levante ha bebido y regado de la desalación”, una solución “que está al alcance la mano y que es infinitamente más razonable”.