Pablo Rojo posa en las gradas del Escartín. Foto: GUdiario.El azudense Pablo Rojo, uno de los "obreros" del Dépor
El ruido de las estrellas termina confundiendo las cosas. El fútbol de altos vuelos y fichajes millonarios nos hace olvidar, en demasiadas ocasiones, que este, al fin y al cabo, es un deporte colectivo donde, por encima de todo, debe primar el equipo. Ese es, sin duda, el secreto de este Deportivo Guadalajara. La imagen de bloque sólido que muestran los resultados no se entiende sin la labor callada y sacrificada de los jugadores en pro del colectivo. Pablo Rojo es una más de esas “hormigas” cuyo trabajo, tal vez indetectable, termina siendo definitivo. Con él hemos mantenido la siguiente conversación.
-Cumple su primera campaña en Guadalajara y está saliendo “a pedir de boca”, aunque eso también se lo podríamos decir a prácticamente toda la plantilla.
-A principios de temporada, cuando llegas a un club, te pones unos retos e intentas hacerlo lo mejor posible pero, la verdad, es que nadie pensábamos que se iba a dar de esta manera. Estamos todos muy contentos, a ver si lo terminamos.
-Con tanta gente nueva ¿alguien tocó alguna tecla especial, algún resorte para que todo marchara sobre ruedas?
-Desde que empezamos en julio los primeros entrenamientos fueron muy buenos. La gente se lo tomó muy en serio y enseguida el grupo se empezó a llevar muy bien, formamos una familia muy rápido. El cuerpo técnico nos explicó claramente lo que quería, la forma de jugar. Entonces, al tenerlo todos claro y conseguir un buen grupo, porque es fundamental que el vestuario sea sano, pues todo lo demás ya va saliendo solo.
-¿Ser un equipo campeón es un estado mental?
-Tienes que querer serlo, no hay que conformarse con que ir a un campo y pensar que, a lo mejor, me vale con empatar. Hay que planificar cada partido como si fuese una semana nueva en la que hay que ganar, ir a por los tres puntos, ya sea en casa o fuera. No hay que especular, hay que intentar hacer tu juego, incidir en lo que tú eres bueno.
-Pablo Rojo juega en una zona que, podríamos decir, que no luce. No se nota cuando está, pero se nota cuando no está. ¿Cómo es jugar en esa posición?
-La de mediocentro es, en algunos momentos, la posición menos reconocida. A los de delanteros se les ve más por los goles y a la defensa, si evitan los tantos del rival. Cada uno intentamos hacerlo lo mejor posible, cuando nos toca jugar jugamos y cuando le toca al compañero pues le animamos. A mí, por ejemplo, me gusta pasar desapercibido, que eso no significa que no hagas tu trabajo ni que no lo hagas bien. Me gusta más celebrar los goles de los compañeros.
-Dice eso de pasar desapercibido, ¿significa que se siente incómodo, entonces, con esta entrevista?
-Ja,ja, no soy muy de entrevistas pero no, no me siento incómodo.
En su terreno, sobre el césped. Foto: GUdiario.-Cuándo hay una situación comprometida en el equipo, y sin desmerecer al resto de sus compañeros, siempre aparecen dos jugadores, Javi Ablanque y Pablo Rojo. Sacan la escoba y barren con el balón y surge la tranquilidad.
-Bueno, podemos ser nosotros como pueden ser Gallardo, Julio, Miguel Cera o cualquiera. El equipo, a nivel defensivo, está haciendo un trabajo muy bueno durante todo el año. Estamos encajando muy pocos goles y eso, al final, se ve que es desde la línea de atrás, comenzando por Zarco, que está haciendo una labor espectacular. Eso también viene desde arriba, porque si ellos no trabajan los de atrás estaríamos más desprotegidos y nos generarían más dudas. Ojalá sigamos así, si tiene que ser Javi que sea él, si soy yo pues yo; el que sea que corte todas las jugadas posibles.
-Ha tenido dos expulsiones por roja directa esta temporada ¿cómo se has sentido?
-Bajo mi punto de vista la primera, con Majadahonda, fue de pardillo. Yo no hice nada, él me agredió a mí. Me pasó, simplemente, por querer apartarlo, pero fue culpa mía por entrar en ese juego cuando no tenía que haberme metido. La otra fue en Talavera, en una acción en la que el jugador, al final, reconoció que no le había tocado en ningún momento; no era roja para nada, pero entiendo que son momentos difíciles, de tensión para los árbitros, porque son jugadas rápidas.
Azuqueca
-¿Cómo recuerda sus comienzos, en Azuqueca?
-Muy contento, llevo toda la vida viviendo allí y ahí sigo teniendo a mi familia y mis amigos. Yo iba muy contento a entrenar desde que era muy pequeñito, con cinco años, en las escuelas. Fui subiendo de categoría y llegó un momento que era juvenil de segundo año. Miguel López estaba de entrenador y nos dio la oportunidad a unos cuantos de ejercitarnos con el primer equipo. El me hizo debutar en Tercera División. Gracias a él he podido, al final, mantenerme en esto y, ahora, subir un poquito más.
-¿Cómo ve a su primer equipo, el CD Azuqueca?
-Bueno, las temporadas son difíciles. Es verdad que no empezaron muy bien, pero ahora están remontando y seguro que terminan el año sin problemas.
Rojo destaca la unión de la plantilla. Foto: Eduardo Bonilla.-Y del Deportivo, ¿hablamos del ascenso ya, sin complejos?
-Es verdad que es inevitable escucharlo, pero nosotros, dentro del vestuario, sabemos cómo es el fútbol y lo afrontamos semana a semana. Si en algún momento tiene que llegar ya lo celebraremos pero, ahora mismo, no miramos más allá de cada semana. No queremos ponernos una meta de que hay que ascender sí o sí, porque sabemos que el fútbol puede dar muchas vueltas. Tenemos que centrarnos.
-¿Cómo es jugar con esta afición, con esta marea morada?
-Es una auténtica gozada. En los últimos equipos que he estado la afición era muy pequeña. En Ursaria jugábamos en Cobeña, pero el equipo no era de allí e iba poca gente; el Adarve tampoco mueve mucha afición. Este año llegas aquí y te encuentras las gradas casi llenas; además, se tiran animando todo el partido y cuando ven que necesitas un empujoncito ellos siempre están ahí. Y eso aquí en casa porque luego vas fuera, a cualquier campo, como el día del Conquense, del Sanse, del Talavera...vas a otro campo y parece que estés jugando en el Pedro Escartín. No es solo agradecerles que viajen, que ya es un sacrificio para ellos, luego es que llegan y te están animando todo el partido y eso te ayuda mucho. Estás en el campo, parece que no vas a llegar a un balón y piensas, solo por ellos tengo que llegar. Se merecen eso y mucho más.
Rojo, encantado con la afición morada. Foto: Eduardo Bonilla. -¿Qué es lo mejor de jugar en el Dépor?
Al final jugar aquí es muy importante para mí, porque yo nací aquí, en Guadalajara. Esto me permite hacer lo que me gusta y hacerlo cerca de mi casa, con mis amigos, con mi familia. Yo este año, la verdad, es que estoy muy feliz de poder haber venido aquí. Tanto deportivamente como por el entorno está siendo uno de mis mejores años. Espero poder seguir alguno más.