El ayuntamiento quiere reducir la población de estos animales a apenas 10.000 frente a los 28.000 actuales
Desde hace meses la imagen en deplorable. Excrementos de aves, y mayoritariamente de paloma, se acumulan cada día en las calles debajo de cornisas y árboles e impiden sentarse en muchos bancos de la ciudad. Las palomas campan a sus anchas en Guadalajara, una invasión que está poniendo a prueba la paciencia de vecinos que ven como las aceras, los paseos, los coches y los bancos aparecen plagados de manchas negras por los excrementos de estas aves que han pasado de simpáticos animales a los que dar pan, a ser una auténtica invasión.
El antiguo palacio de Montemar, el punto negro
La situación más crítica se da en la calle Mayor, el paseo de las Cruces, la zona de San Roque y la Avenida del Ejército y el punto negro, sin ninguna duda, es la acera que rodea el antiguo palacio de Montemar, en plena calle Mayor, que, invadido por las palomas, presenta un aspecto lamentable con suelo llenos de palomina y con un olor difícil de explicar para una ciudad que trabaja por despegar en el aspecto turístico.
Desde el ayuntamiento de Guadalajara aseguran que están trabajando para corregir la situación. “El problema en ese punto de la calle Mayor, en el Palacio de Montemar, donde estaba antes Novoplex, se ha agravado con la desaparición de la casa de los Solano”- asegura el concejal responsable, Jaime Sanz. “Ahí había una colonia importante de paloma bravía que se ha desplazado a diversos puntos de la ciudad y sobre todo a ese Montemar. El problema es de los propietarios ya que las palomas entran dentro de la vivienda. Estamos en contacto con ellos para intentar solucionarlo”- confirma.
El concejal asegura que se limpia más que antes y que en el punto concreto de Montemar se baldea (limpiando con agua) “como mínimo cuatro veces a la semana”, un esfuerzo que- según ha comprobado este diario- no sirve para eliminar el problema. “Se baldea y rápidamente vuelve a estar lleno de palomina”- reconoce.
En estos momentos se está a la espera de una nueva máquina de limpieza con agua a presión con calor. “Las manchas negras, causadas por las olivas que comen las palomas, no salen, pero en unos días entrará a funcionar una máquina nueva que va a mejorar esa imagen y va a eliminar las manchas negras”- asegura. Además, y como complemento, se está analizando poner en el antiguo palacio de Montemar algún sistema en la fachada que impida a estas aves asentarse “los técnicos están estudiando ese problema concreto”.
Rebajar de 40.000 a 15.000 palomas
Según Jaime Sanz en los últimos diez años se ha incrementado mucho el número de palomas en Guadalajara. En febrero de 2019 una empresa especializada hizo un conteo y afirmó que había unos 40.000 ejemplares. Esto supone 1.600 palomas por km2 cuando lo ideal es que haya 400 ejemplares por km2, 10.000 ó 15.000 como mucho. “El último conteo que hemos realizado a finales de año, estima la población entre 25.000 y 28.000. Eso demuestra que hemos bajado sobre todo en paloma torcaz”- explica. Una reducción que los ciudadanos no notamos ya que se ven más palomas que nunca, una contradicción que el concejal explica asegurando que hay menos “pero están más localizadas”.
El concejal defiende la gestión del ayuntamiento y asegura que desde el principio están trabajando para frenar esta invasión “hemos solicitado a la Junta permisos para la captura y hemos pedido a las sociedades de cazadores del entorno de Guadalajara para que hagan controles extraordinarios con batidas en zonas como Iriépal y Taracena donde acuden a comer”.
Instalando jaulas trampa
El ayuntamiento de Guadalajara hizo en noviembre de 2021 cambios en el contrato y ha destinado 30.000 euros más para controlar a las palomas. Con ese dinero se están instalando seis jaulas de cuatro metros cuadrados que capturan las palomas para luego eliminarlas. Jaulas, con agua y comida, que funcionan como una trampa y que se están ubicando en diversos edificios de la ciudad y especialmente en la zona centro. Con este sistema esperan rebajar la cifra de ejemplares. "La idea es llegar a una población más controlable, en torno a 10.000 ejemplares”- señala Sanz.
En el Debate del Estado de la Ciudad de 2020 el alcalde, Alberto Rojo, reconocía que la ciudad estaba sucia y pedía, incluso, perdón a los vecinos por ello. El concejal, Jaime Sanz, asegura que desde entonces están trabajando para mejorar un contrato que heredaron y que no se estaba cumpliendo y cree que el esfuerzo se está notando. “A mí los vecinos por la calle me dicen de todo: unos, como en La Rambla o Los Manantiales, nos han felicitado porque está más limpio; pero también es cierto que en otros barrios pasa lo contrario. Nosotros estamos haciendo muchos esfuerzos en lo que creíamos que era deficitario y estoy convencido de que estamos minimizando el problema”. Una opinión que , en muchos casos, no comparten los ciudadanos.