El público disfrutó, principalmente, con las canciones “de siempre”
Las músicas tienen la propiedad de marcar toda una época y, con ello, grabarse a fuego en las personas que vivieron, en su juventud, la eclosión de esos estilos. Por mucho que pasen los años, aquellas canciones que sonaban en sus más tiernas primaveras siempre serán la banda sonora de sus vidas. Volver a escucharlas, en cierto modo, será volver al pasado.
Si en el primer concierto de Ferias de Guadalajara, el césped de la Fuente de la Niña estaba poblado por gran cantidad de jóvenes, ayer, en el de Loquillo, fueron los adultos los auténticos protagonistas. Y es que la música de “El Loco” marcó a chicos y chicas convertidos hoy en hombres y mujeres que andan ya transitando el medio siglo.
Gran puesta en escena para un artista elegante que se rodea de buenos músicos y que demuestra que sigue dominando con solvencia las tablas. Buenas canciones en un concierto ameno que no se detuvo ni cuando asomaron los paraguas. Nadie se movió. La lluvia no iba a estropear la ocasión.
Porque, respetando la mayor parte del concierto, que fue muy bueno, la gran mayoría de los presentes se acercó para escuchar los viejos temas de siempre, los de su juventud, los que aún se saben de memoria. Y esos, lógicamente, quedaron para el final. El público fue todo un coro. “Cualquier noche los gatos, uuuuuhhh, de tu callejón, bailarán a gritos esta canción”. ¿Otro estribillo? “No hables de futuro es una ilusión, cuando el rock and roll, conquistó mi corazón” ¿Uno más? “Uuuhh, uuhh, nena, voy a ser una rock and roll star”
La verdad es que el cantante podía haber apagado su voz (en algún momento lo hizo) y no hubiera pasado nada. Las letras salían “de corrido”, porque están grabadas en la memoria de todos. Anoche volvieron a sonar en las gargantas del público que llenó el estadio de la Fuente de la Niña. Hora y media de concierto al que le faltó algún bis. El Loco no estuvo por la labor.
Por lo demás, fue una buena noche. Para que nos vamos a engañar, ni nosotros ni Loquillo somos los jóvenes que fuimos. Sin embargo, en el concierto sopló una leve brisa de rebeldía, de inconformismo, de sueños al otro lado del mar, unos sueños que casi se pudieron tocar al final, justo cuando sonó el Cadillac solitario. Canción con la que cierra sus conciertos este chico de Barcelona Ciudad.
Unos 7.500 espectadores, según fuentes municipales, se dieron cita en el campo de la Fuente de la Niña. Dos mil quinientos más que el día de la M.O.D.A. Y estas noche para ver a Lola Índigo, el aforo completo que permite el Plan de Seguridad, con 8.500 espectadores.