El ayuntamiento de Guadalajara decretó el cierre el pasado viernes
Este fin de semana los turistas y vecinos de Guadalajara se han tenido que conformar con ver la maravillosa capilla Luis de Lucena por fuera. Un gran cartel anuncia, desde el pasado viernes, que el acceso está cerrado temporalmente, un cierre que no tiene fecha de finalización mientras no se solucionen las causas del mismo. Y no es fácil.
Hoy el concejal de Urbanismo del ayuntamiento de Guadalajara, Alfonso Esteban, que es quien decidió el cierre; acompañado de la jefe de urbanismo, Blanca Causapié, han informado de la situación. Según Causapié, a petición de la concejalía de turismo, una arquitecta municipal visitó el acceso al monumento y constató que hay peligro de derrumbe de una pared posterior de la gasolinera Diges. Una pared que da al único acceso para visitantes que hay en el monumento y que podría poner en peligro a esas personas. Por ese motivo el ayuntamiento ha decidido el cierre y ha puesto en marcha la lenta burocracia para intentar solucionarlo cuanto antes aunque no hay fecha de reapertura.
Una demolición pendiente desde 2014
Según ha explicado el concejal de Urbanismo en 2014 los propietarios solicitaron la declaración de ruina y posterior demolición del edificio, demolición que fue concedida por el propio ayuntamiento ya que el inmueble no contaba con ningún tipo de protección. En aquel momento la documentación se envió a Patrimonio, dependiente de Castilla La Mancha, ya que había varios edificios declarados BIC (Bien de Interés
Cultural) en la zona. Cultura dio el visto bueno a la demolición pero con condiciones: había que mantener la marquesina de la gasolinera y las fachadas ya que lo consideraban un “bien integrante del patrimonio cultural”.Desde entonces han pasado diez años y ni los propietarios, ni ninguna administración, se han ocupado del cumplimiento de esa resolución regional lo que ha originado el deterioro cada vez mayor del edificio y sus consecuencias en la propia capilla Luis de Lucena, un edificio del siglo XVI que está considerado como una de las joyas de Guadalajara.
Según Alfonso Esteban desde el momento en el que Patrimonio toma esa decisión de conservar parte del inmueble pasan a ser ellos los responsables de la ejecución de la demolición pero, en diez años, nadie se ha ocupado. Ante esta situación han informado por escrito a la Junta del tema pidiendo que se cumpla su resolución de manera que obliguen a los propietarios a demolerlo o, en su caso, que lo haga la Junta de forma subsidiaria. “Tiene que ser la Junta- afirma Esteban- la que mueva ficha y hacer que sus resoluciones se cumplan”. “Es un problema importante para la ciudad- declara el concejal- pero la solución no puede ser que la capilla esté eternamente cerrada”- señala.
Desde el ayuntamiento aseguran que no hay riesgo de que la capilla Luis de Lucena sufra daños si el edificio se cae pero sí que están seguros de que la mala situación de la gasolinera está afectando al monumento ya que, a pesar de los arreglos, que se han realizado por parte del Ministerio de Cultura, propietario del inmueble; sigue siendo un edificio muy afectado por las humedades, desperfectos que han ido en aumento con las últimas lluvias- según Blanca Causapié.