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La Iglesia de Santiago volvió al Medievo con el salterio y vihuela de péñola

vihuela

La Iglesia de Santiago inauguró ayer su temporada de actuaciones en 2014 con un concierto de salterio y vihuela de péñola en el que Eduardo Paniagua y Felipe Sánchez Mascuñano desvelaron algunos de los misterios ocultos de las cuerdas pulsadas con un soberbio diálogo entre estos dos instrumentos, que desaparecieron evolucionando en el piano uno y en la guitarra y la vihuela clásica el otro.

 La presidenta de la Asociación de Amigos de la Iglesia de Santiago (AAISS), Elena Guijarro, se encargó de presentar la actuación. Guijarro recordó además el propósito restaurador de la Asociación y aprovechó para anunciar que el próximo 25 de julio, día de Santiago, la Asociación presentará el proyecto museístico que culminará la restauración del monumento.

santiago-iglesiaPaniagua y Sánchez Mascuñano interpretaron en Sigüenza, por primera vez en formato dúo, un repertorio de músicas medievales –danzas sacras, cancionero de palacio, calatas y cortesano- al que ambos añadieron explicaciones didácticas “porque entendemos que no existe mucha información sobre esta música, ni sobre estos instrumentos, para un público a quien interesa tanto la música como saber más sobre musicología de la época”, decía ayer Paniagua.

El salterio es una especie de cítara, una caja de madera con cuerdas afinadas que alcanzó su esplendor entre los siglos XII y XVI. Dio origen al clavecín primero, y después al piano, cuando se le añadió el teclado. Existe un gran repertorio específico para el instrumento, “cuya audición retrotrae inequívocamente al Medievo”.

Diálogo entre dos instrumentos desaparecidos

La vihuela de péñola, o púa, es la antecesora de la vihuela de mano, el instrumento de cuerda más esplendoroso de la España del Renacimiento. Desde las guitarras y cítolas medievales hasta que se desarrolla la vihuela, hubo muchos pasos intermedios. La de péñola, fue uno de ellos.

“Hemos planteado un diálogo entre estos dos instrumentos desaparecidos, en este caso sin la voz, para sacar de ellos el sonido dulce de las cuerdas pulsadas que es tan agradable”, explicaba ayer Paniagua.

Paniagua y Sánchez Mascuñano, en un empeño personal, han reconstruido los instrumentos, verdaderamente brillantes para su épica, y los han encargado fabricar, buscado las técnicas para tocarlos. “Dependemos del público, y de conciertos como éste de Sigüenza, para que el empeño por traer al presente música e instrumentos antiguos tenga éxito”, terminaba Paniagua.

La magia de la Iglesia de Santiago, le añadió al magnífico repertorio la sonoridad y el entorno precisos a una música bellísima. El dúo estrenó los camerinos, recién construidos en la antigua sacristía, en la que ha sido la primera fase de la obra de restauración del templo.

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