Desde hace ya varios años, la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) advierte del peligro que entraña para el periodismo la polarización política y la crispación en los medios de comunicación. Determinados periodistas y medios se han convertido en un vehículo más de canalización de la desinformación, lo que repercute negativamente en la credibilidad que hoy en día tiene nuestra profesión. El último Informe de la Profesión Periodística, editado por la APM, revela que esta polarización perjudica la calidad y el interés de la información y la opinión, una tendencia que, lejos de desaparecer, se mantiene al alza. Por otro lado, la filtración en las redacciones constituye una práctica a erradicar porque resulta incompatible con los principios de veracidad, rigor, honestidad, contraste de fuentes y cumplimiento del Código Ético y Deontológico que rigen el periodismo y que, un año más, reivindicamos coincidiendo con la festividad del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales.
El año 2025 ha comenzado con varios episodios en los que la FAPE ha tenido que intervenir para apoyar a periodistas que se han visto confrontados por activistas que, acreditados como periodistas, han aprovechado esta condición para torpedear ruedas de prensa y boicotear comparecencias, faltando el respeto a los profesionales de la información. Sus comportamientos no cumplen con los estándares de conducta que exige la profesión y, apelando a la libertad de prensa, confunden deliberadamente los papeles de militante e informador.
El periodismo debe garantizar el derecho constitucional a recibir una información veraz y sus profesionales han de poder ejercerlo en libertad, sin intimidaciones, ni coacciones. La FAPE ha condenado reiteradamente este tipo de hostigamientos y acosos, y ha reclamado al Congreso de los Diputados, en cuyo entorno se concentran la mayoría de estos lamentables episodios, que revise el reglamento de concesión de acreditaciones de manera que pueda retirarlas a los medios cuyos trabajadores incumplan las normas mínimas de respeto y convivencia democrática. No controlar estos abusos insulta a la profesión y a sus profesionales.
La desinformación es hoy la mayor amenaza para el periodismo y la democracia. Para combatirla, el Parlamento Europeo aprobó el pasado mes de mayo el Reglamento sobre la Libertad de los Medios, que han de transponer los 27 países de la UE. En respuesta a esa regulación, el Gobierno español presentó en septiembre el Plan de Regeneración Democrática, una hoja de ruta que la FAPE valora positivamente por su contribución a sanear el ecosistema mediático, proteger la libertad de prensa y garantizar los derechos de los medios de comunicación y sus profesionales frente a las grandes plataformas digitales. Así se lo hicimos saber al presidente del Gobierno, al que expresamos el apoyo al reglamento “siempre y cuando su aplicación a nivel estatal asegure el libre ejercicio de la profesión periodística, rechazando cualquier injerencia de los poderes públicos; ponga el foco en la independencia de los medios con una financiación transparente y estable, y permita fortalecer el periodismo basado en códigos éticos y deontológicos, regido por el principio de veracidad”. Es decir, poniendo freno al avance de la desinformación y a los activistas de la mentira.
El periodismo que la sociedad necesita ha de resistir cualquier intento de injerencia o manipulación y apoyar la democracia con medios fuertes, rigurosos, independientes y plurales. Estos medios deben regirse por normas editoriales y códigos éticos, que fomenten un intercambio de ideas y opiniones que ofrezcan soluciones a una sociedad polarizada por el propio debate político. Además, fortalecer los medios ayudará a acabar con la precariedad laboral en el periodismo, agravada por las redes sociales y la caída de ingresos publicitarios.
Y no por ser lo último, es menos importante. Necesitamos una sociedad crítica y formada. Que desde los distintos gobiernos central y autonómicos se fomente la educación mediática e informacional desde los primeros ciclos de Primaria, de manera que el alumnado aprenda a discernir la información veraz de las noticias falsas desde la infancia. No todo está perdido. Incluso los bulos y las mentiras, independientemente de su origen, representan una valiosa oportunidad para aquellos medios de comunicación y gobiernos que se comprometan con la verdad.
Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE)