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Vivir a oscuras

concentracion-luzManifestación de algunos inquilinos el pasado mes en Guadalajara./ GD. La vida en la calle Valbueno 6 de Alovera es muy dura desde el pasado mes de agosto. Allí viven, desde 2009, medio centenar de familias que ocuparon ilegalmente este bloque de viviendas que, como otros muchos, quedó vacío con la crisis. Ahora seguir en “sus” hogares pende de un hilo ya que desde agosto no tienen luz. 

Iberdrola ha cortado el suministro y no lo devolverá hasta que se paguen los 100.000 euros de deuda que se han acumulado en siete años de continuos enganches ilegales. Algunos vecinos han instalado como alternativa generadores de petróleo con el consiguiente riesgo. 

Remedios Rueda es una de las vecinas de Valbueno 6. Vivía en Hortaleza, en Madrid, pero acabó en Alovera (Guadalajara). “Tuve una enfermedad, pase un tribunal médico y me quedó una pensión de 500 euros. Con eso no podía vivir”.

Y fue desahuciada. A través de una plataforma anti desahucios en 2013 le ofrecieron venir a Alovera. Remedios aceptó porque ni tenía recursos ni tenía donde ir.

Remedios, que vive sola, apenas está en su casa desde que les cortaron la luz a finales de julio. El verano sin luz fue más llevadero pero el invierno está siendo frío y duro. Remedios cada día come, se ducha y lava su ropa en casa de un familiar, en Guadalajara. Cuando llega a su piso suele ser de noche. Enciende una linterna. Sube a su vivienda y directamente se va a la cama. Hace demasiado frío y, aunque tiene dos radiadores eléctricos, ya no los puede usar. “Hace tanto frío que es mejor estar en la cama”- dice. 

Usan las duchas de la piscina municipal y la biblioteca para los deberes

Así sobrevive Remedios, pero hay otras 50 familias que afrontan el corte de luz como pueden. Algunas se han dirigido a los servicios sociales del Ayuntamiento de Alovera pidiendo ayuda para poder bañarse y para que los niños puedan hacer los deberes. El Ayuntamiento ha solucionado el tema de la higiene haciendo un horario de turnos para que puedan usar las duchas de la piscina municipal. Para los deberes, se les ha cedido un espacio en la biblioteca municipal. Allí hay luz, calefacción y wifi.

Otros vecinos han solucionado el problema por su cuenta y tienen generadores dentro de los pisos. Una solución que, a la vez, se ha convertido en un problema. Con los generadores los vecinos tienen luz pero también malos olores, mucho ruido y muchas quejas de vecinos. La convivencia es imposible.

alovera-vivienda-okupada El inmueble fue construido en Alovera por una inmobiliaria que quebró. Solo vendió tres pisos. Tras la crisis el edificio fue ocupado. “Yo en mi casa estoy lo menos posible- dice Remedios- porque abres la puerta y el olor a gasolina te echa para atrás. La situación es insoportable, los vecinos están desesperados y de mal humor”.

Ante esta situación el Ayuntamiento de Alovera se ha visto obligado a intervenir y ha mandado- según la alcaldesa, Purificación Tortuero- una “carta amigable” a las familias que usan generadores para prohibirles su uso. “Les hemos pedido que los quiten porque repercute en la salud y en la seguridad de todos, además está prohibido usar esos elementos en una vivienda” .

En definitiva el bloque de viviendas de la calle Valbuena 6 es, a día de hoy, un caos. 

Víctima de la crisis

Pero no siempre fue así. El bloque de viviendas fue promovido durante el boom inmobiliario por la empresa Alcalá 70 y en 2009 se entregaron las llaves a los tres únicos propietarios que compraron allí su casa. Hoy sólo queda uno. A pesar de que empezaron a vivir en esos pisos nunca llegaron a conseguir la licencia de primera ocupación. Sin ella es imposible darse de alta en ningún servicio, ni gas, ni agua… tenían luz, pero era luz de obra.  La quiebra de la empresa promotora no ayudó e hizo que estas viviendas se quedaran en una situación de espera. La crisis se agudizó y en 2012 el bloque, que sólo estaba ocupado por tres propietarios, empezó a llenarse de “okupas”. Eran familias que se instalaron porque no tenían otro sitio donde ir. Allí empezaron a montar su hogar.

Remedios PAHRemedios, una de las vecinas, en una acción de protesta. Cuando llega a casa se mete en la cama para no pasar frío. Dice que no se marcha.El Ayuntamiento les empadronó en el municipio aunque no tenían ningún contrato de alquiler ni escrituras de propiedad. Reforzó los servicios sociales, contrató más personal y realizó programas específicos para ayudarles a buscar empleo. Creó una escuela de familias y la figura del educador de calle. Escolarizaron a los niños y les dieron suministro de agua y de basura, que la mayoría no paga. Así los nuevos vecinos se fueron acoplando a sus viviendas.

Los pisos también tenían luz, pero era luz de obra. De vez en cuando Iberdrola hacía inspección y les cortaba el suministro porque ni tenían ningún tipo de contrato ni se habían dado de alta. Pero los vecinos volvían a enganchar otra vez.

Así estuvieron siete años hasta que hace unos meses el Banco Sabadell se quedó con el bloque de viviendas como pago por las deudas que tenía contraídas con ellos la empresa Alcalá 70, la antigua propietaria. El cambio de dueño modificó la situación e Iberdrola tomó medidas: el 25 de julio cortó definitivamente el suministro de luz. Ya no había posibilidad de volverse a enganchar a la red. Desde entonces viven a oscuras casi 50 familias. Entre ellos hay al menos una veintena de menores de edad. 

100.000 euros de deuda

Desde que se cortó la luz definitivamente la lucha por resolver la situación ha sido continua pero, de momento, sin resultados. La mayoría de las 50 familias que viven en el bloque han negociado en conjunto con la empresa Sogeviso del Banco Sabadell para que les permitan quedarse a cambio de un alquiler social. El acuerdo está bastante cerca. Según Juan Valdés, Responsable de Comunicación de Sabadell, el banco tiene mucho interés en solucionar un problema que ellos heredaron- recalca- al quedarse con las viviendas. “Lo único que queremos- asegura- es llegar a una solución lo antes posible para que estas personas puedan regularizar su situación y puedan volver a tener luz y disponer de su casa”.

Juan Valdés, asegura que están prácticamente cerrados los acuerdos con casi todos los vecinos para dejarles las viviendas con un alquiler social “pero antes es necesario solucionar el problema del suministro de luz”-insiste.  Además falta negociar con tres familias. Los tres son miembros de la Plataforma Anti desahucios de Guadalajara (PAH) que han preferido realizar una negociación aparte.

Pero en ese posible acuerdo sobre los alquileres sociales falta una parte muy importante: Iberdrola. La empresa, según nos ha confirmado un responsable de Comunicación en Castilla-La Mancha, ha puesto varias condiciones para restablecer el suministro: una de ellas es que las instalaciones de las viviendas, vandalizadas tras continuos enganches irregulares durante siete años, vuelvan a estar en perfectas condiciones, otra es que cuenten con una empresa comercializadora para que se encargue de los contratos y del suministro, y, por último, Iberdrola pide que se pague la deuda que los vecinos han contraído en estos siete años de suministro gratis e ilegal.

Y ahí está el escollo: ¿quién paga las facturas de la luz atrasadas? 

Más de 2000 euros por vivienda

De momento, Banco Sabadell ha pagado unos 17.000 euros de factura de la luz de esos años. Esa factura, que es una estimación del consumo hecha por Iberdrola, corresponde al gasto de luz en las zonas comunes, pero falta por pagar la parte más importante: la factura de lo que han consumido las viviendas en estos siete años más la sanción que la empresa ha puesto por los continuos enganches ilegales. En total 100.000 euros que nadie sabe cómo se van a pagar.

Según la PAH de Guadalajara se ha propuesto que cada vivienda abone entre 2.000 y 3.000 euros, una cantidad a la que ningún inquilino puede hacer frente.

En la negociación también está interviniendo el ayuntamiento de la localidad. “Nosotros desde el Ayuntamiento- recalca la alcaldesa- hemos escrito a Iberdrola y también a un grupo de administraciones de gestión para que perdonen la deuda o la minimicen, porque hay que darle una solución”.

Todas las opciones están sobre la mesa. Incluso se hablan de la posibilidad de pagarlo en cuotas, pero cualquier solución es difícil de adaptar a unas familias con tan bajos recursos.

A pesar de la dura situación ningún vecino piensa en marcharse. Tampoco Remedios que se niega a renunciar a su independencia “ Yo tengo una hija y podría estar con ella  porque estoy a gusto, pero necesito mi intimidad y mis cosas. No me voy a ir- asegura rotunda- Llevo mucho pasado”.

Por ahora todo está en el aire y nadie se atreve a predecir qué va a pasar. “Lo importante es quitar la piedra de la deuda - dice Purificación Tortuero-.  Desde el Ayuntamiento apelamos a la buena voluntad y pediría que Iberdrola, desde su departamento de ayuda social, intentara solucionarlo para que estas familias puedan tener su alquiler social.”

Las próximas semanas serán claves. “Quiero ser optimista porque si no se soluciona en dos semanas, - sentencia la alcaldesa- mala solución va a tener”.

 

 

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