Unas 1.500 personas se echan a la calle en la manifestación más multitudinaria de la villa alcarreña.
Todo el pueblo de Horche, con su alcalde a la cabeza, Juan Manuel Moral, del PSOE, se lanzó a la calle para protestar contra la ocupación de viviendas en el pueblo, que alcanza proporciones increíbles para una localidad de 2.500 habitantes. Los vecinos de la Asociación para la Defensa de Horche, convocante de la manifestación, recientemente constituida, estiman que son más de 62 viviendas ocupadas en dos edificios con unas 200 personas viviendo en ellas.
“Es la manifestación más importante de la historia de Horche”, nos decía su alcalde. Dos tercios de la población estaba en la calle reclamando “soluciones” para el problema de las okupaciones, que han derivado en una profunda alteración de la paz social en el pueblo. Y es que los okupas han traído otras cosas: por el barrio hay trapicheo, malos rollos y en Horche todo el mundo dice lo mismo: “O se toman medidas o al final va a haber una desgracia”. Algunos videos de okupas insultando a la gente del pueblo, llamándolos “paletos”, claman al cielo.
“Efecto llamada”
Y es que, según relatan desde la Asociación, las primera okupaciones de viviendas han producido un efecto llamada que las autoridades no saben cómo parar, aunque la presencia de la Guardia Civil en el pueblo se ha triplicado. De hecho, nos hablan de que el edificio ocupado, que tiene tres portales, está gestionado por clanes especializados en la materia, que han llegado a revender las llaves al mejor postor. Se han visto anuncios en internet que ofertan estos pisos por más de mil euros; y para mayor desesperación se ha llegado a desalojar por la mañana a alguno de ellos y por la tarde el mismo inquilino ya había okupado otro. Y todo ello ante la negligencia de sus actuales propietarios, Caixabank, que no le vale la excusa de que heredó el problema de Caja Sol, la entidad sevillana a la que absorbió.
Los dardos apuntan a Caixabank
La caja catalana, ahora con sede social en Valencia, es el objetivo de todas las críticas. El alcalde todavía recuerda como la fundación de Caja Sol, en un supuesto alquiler social, facilitó casas a personas en situación de emergencia y hasta aquí se trasladaron, algunos desde Sevilla, familias enteras que no tenían ningún trabajo en Horche, ni perspectivas de tenerlo. Una auténtica aberración, que nunca se consultó al Ayuntamiento, reitera el Alcalde, quien carga sin contemplaciones contra Caixabank y los bancos que no saben gestionar su patrimonio y al final solo crean problemas a los ayuntamientos, especialmente en los más pequeños, como el de Horche. “Así no se pueden hacer las cosas”, recuerda Juan Manuel Moral. Porque de aquellos polvos vienen estos lodos.
Contra todo esto se manifestaron hoy, presencialmente, la mayoría con mascarillas, dos tercios del pueblo de Horche (menos los muy ancianos y los que no estaban en sus casas, todo el mundo) y hubo para todos, menos para la Guardia Civil a la que se agradeció su esfuerzo con los medios que tiene. Para el Gobierno, que está dejando pudrirse situaciones como esta, para el parlamento que no legisla (se recordó que las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron una proposición no de ley contra la ocupación, que el Congreso de momento no ha tramitado para su debate), a los jueces se les pidió más contundencia en los desalojos.
Aunque el ambiente está muy caliente en Horche, la manifestación que se inició junto a la ermita de la Virgen de la Soledad y terminó en la plaza Mayor, transcurrió sin incidentes. Se escucharon sobre todo gritos de “¡Horche, Horche, Horche!” y también de “Que se vayan los okupas a Galapagar” o “Gobierno solución”. Pero no se vivieron momentos de tensión porque los okupas no aparecieron, aunque la Guardia Civil estaba preparada. ¿Pero qué pasará cuando ellos no estén?
Al llegar a la oficina de Caixabank, la antigua Caja de Guadalajara, la manifestación se paró y se pegaron innumerables pegatinas en el escaparate.
Ahora, lo que esperan en el pueblo es que se revierta esta situación, que nunca debería haberse producido en una localidad tan pequeña por la decisión de un burócrata, seguramente tomada muy lejos de Guadalajara, que tiene su origen en un alquiler social sin pies ni cabeza. Y en unos edificios, vacíos, que su propiedad no supo gestionar antes de llegar a esta situación.
“¿Te imaginas que en Guadalajara hubiera 10.000 okupas o en Madrid 1 millón?; pues esto es lo que pasa en Horche”, nos dice algún manifestante. Así es la proporción.
Una triste historia de un pueblo de la Alcarria vaciada, que mejor estaba sin que nadie se hubiera acordado de él.
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