El 21 de julio de 1936 se inicia la sublevación militar en Guadalajara. Se escuchan los primeros tiros y en pocas horas los militares han controlad los centros neurálgicos de la ciudad. La reacción del gobierno republicano es rápida al haber fracasado el alzamiento en Madrid.
En la madrugada del día 22 se realizan las primeras incursiones aéreas y al amanecer de ese día se produce el enfrentamiento a la altura del puente del río, donde los sublevados han cruzado un camión. Hay también fuego de artillería y la resistencia es imposible. Sin refuerzos, las tropas republicanas mandadas por los coroneles Puigdengolas y Jiménez Orge, apoyados por milicianos anarquistas de Cipriano Mera, recuperan la ciudad. Este lunes se cumplían 78 años del inicio de este conflicto civil que trajo especialmente en Guadalajara trágicas consecuencias y una durísima represión por los dos bandos. Un reciente libro del historiador Juan Carlos Berlinches se ocupa de ello.
Berlinches (Guadalajara, 1974) es licenciado en Historia por la Universidad de Alcalá de Henares, funcionario y profesor de la UNED, y en la actualidad ultima su tesis doctoral sobre la Violencia Política en la provincia de Guadalajara, que ha estudiando en los dos bandos. En su último libro recientemente publicado se ocupa de la violencia política en el periodo de la Guerra Civil: 1939-1939.
-Antonio Herrera dijo en su presentación que el suyo era un libro de archivos, no un libro de opinión. ¿Cómo es el tejido del libro?
-Un gran porcentaje es del Archivo Histórico Provincial de Guadalajara. Hay también del Archivo Municipal para el tema de los funcionarios y de otros como el de Sacedón. Luego los boletines oficiales de la provincia, las Gacetas de la República y el periódico Abril, que era el órgano del Frente Popular en Guadalajara.
-Vamos a poner al lector en situación. ¿Cómo era la Guadalajara previa al golpe militar? Hay que recordar que en las elecciones parlamentarias de Febrero de 1936, que el Frente Popular gana a nivel nacional, en Guadalajara las sigue ganando la derecha con un viejo Conde Romanones al frente de una coalición que se llama Bloque Antirrevolución, un nombre bastante ilustrativo sobre la división que imperaba en la sociedad.
-La Guadalajara de 1936 dista mucho de la Guadalajara actual, afortunadamente. Era una Guadalajara que empezaba a estar industrializada, y por eso el movimiento obrero desde 1931 había dado señas de cierto poderío y organización sobre todo ligados a las dos o tres grandes industrias que había en Guadalajara. También había una gran tradición militar con mucha gente ligada al Ejército. Era una Guadalajara bastante crispada como el resto del país.
-Ya se habían producido asesinatos políticos.
-Sí, hay dos grandes casos de dos carteros, precisamente, uno en Moratilla de los Meleros y otro el cartero de Sigüenza. Este último es un asesinato claramente político, que se produce días antes del comienzo de la Guerra Civil. En el caso del cartero de Moratilla hay dudas y me encontré con la sorpresa de que los asesinos de este cartero están en la cárcel provincial cuando se produce el asalto el 6 de diciembre de 1936 y estos presos están con los comunes, no se les consideraba presos políticos.
-En Guadalajara había dos grandes bloques enfrentados, como se demuestra en las elecciones de febrero de 1936.
-Había esos dos bloques, el Frente Popular por un lado, la derecha con Romanones a la cabeza y un tercer partido agrario de terratenientes poco amigos de las políticas de la Ceda en el bienio previo. [El Bloque Antirrevolución liderado por Romanones sacó 44.756 votos, el Frente Popular con Marcelino Martín 26.897 y los Agrarios con Luis Casuso 7.735].La candidatura estaba encabezada por Marcelino Martín [que fue el más votado] y la integraban un industrial de Azuqueca Julio Tortuero (Izquierda Republicana) y Aselo Plaza (Unión Republicana). Los comunistas tienen poco peso en Guadalajara y solo empezamos a hablar del Partido Comunista a partir de 1932 con Vicente Relaño a la cabeza. Es cierto que luego con el peso de la guerra el PCE va ganando importancia, algo que se corresponde con lo que pasa en Madrid con las políticas de Negrín.
EL LEVANTAMIENTO EN GUADALAJARA
-En Guadalajara, el golpe militar se produce el 21 de julio. ¿A qué estaban esperando?
-Hay distintas versiones. Hay quien defiende que lo que está esperando el comandante Ortiz de Zárate es la llegada de refuerzos desde la provincia de Soria, Sigüenza y Atienza. Otros dicen que se produce el levantamiento por miedo a que los sindicatos obreros pudiesen levantarse en armas y atacar a los militares; y se habla de levantamiento defensivo. Había rumores de lo que había pasado en el cuartel de la Montaña en Madrid y de lo que sucedía en Alcalá de Henares con los militares. Yo defiendo la primera opción, que Ortiz de Zárate esperaba los refuerzos de Soria, aunque estos no van a llegar, a pesar de que alguna columna estuvo cerca. La República recupera Guadalajara en 24 horas con los refuerzos que llegan desde Madrid y Alcalá de Henares. La verdad es que la defensa de los militares golpistas fue prácticamente imposible.
-¿Cómo es el golpe? ¿Lo apoya toda la guarnición? ¿Hay resistencias?
- No todos los militares son golpistas, y de hecho eso se sabía perfectamente. Algunos militares son detenidos justo cuando empieza el alzamiento y pasan apenas 24 horas encarcelados. Sucede lo mismo con la Guardia Civil, aunque es cierto que la mayor parte de unos y otros se suman al golpe, sobre todo la oficialidad. En la tropa hay más equilibrio.
- ¿Entre las fuerzas obreras más organizadas hay algún tipo de respuesta?
-Inicialmente no hay respuesta porque están convencidos de que en Guadalajara no va a producirse el alzamiento con lo cual ese primer levantamiento les pilla por sorpresa. En la prensa de la época se dice que hay algún tipo de guardia o control de estas organizaciones en la zona de los cuarteles, pero no lo esperan y eso explica la fácil penetración de los militares para tomar el Ayuntamiento, la Casa del Pueblo y el Gobierno Civil. No hay una defensa preparada y de hecho hay obreros guadalajareños que están peleando en Alcalá de Henares.
-En Guadalajara la lucha se produce en torno a las terreras del Henares desde donde se defiende el puente; y poco más. ¿Es así?
- Esa fue la vía de penetración que utilizaron los republicanos, la antigua carretera Nacional que pasaba por la Estación, principalmente porque allí está el grueso de los acuartelamientos de los militares golpistas.
-Ortiz de Zarate puso un nido de ametralladoras sobre el puente, que él mismo sirvió, se cruzó algún camión y la resistencia duró apenas unas horas. ¿Así fue?
- El semanario “Abril” nos dice que la lucha dura unas horas. Ya en la madrugada del día 22 se realizan incursiones aéreas desde Alcalá y al amanecer del día 22 se escuchan los primeros tiros en la parte baja de la ciudad. El fuego de artillería también hace acto de presencia. Hay muchos soldados rasos que cuando ven que la cosa está complicada escapan y el mismo Ortiz de Zárate es hecho prisionero en el parapeto que defiende. Hay fotos de ello. Es rápidamente fusilado. Esa misma tarde Guadalajara era finalmente conquistada, los refuerzos de García Escámez no habían llegado y las tropas mandadas por el coronel Puigdengolas y el coronel Jiménez Orge, apoyados por milicianos anaerquistas bajo el mando de Cipriano Mera, desbaratan los planes de los golpistas.
-¿Cuantos militares son fusilados en la represión?
-El militar Joaquín Arrarás habla de un millar de fusilados en esa primera semana; es exagerado. Ni siquiera hubo mil militares golpistas en Guadalajara. Es difícil establecer un número exacto.
-Con lo cual tampoco sabemos cuáles fueron las bajas en uno y otro bando.
-No, hay estimaciones que se hicieron en los años cuarenta pero que hoy en día son difíciles de mantener.
-En el resto de la provincia sucede al revés. Los republicanos se refugian en la catedral de Sigüenza, pero llegan las tropas de Soria y la toman, y el norte de Guadalajara escapa al control de la República.
-La toma de Sigüenza se produce en octubre de 1936 y al ser la sede del Obispado para las tropas franquistas tiene un interés especial. Desde ese mes el frente queda estabilizado, aunque durante la batalla de Guadalajara se trató der romper esa línea, pero al año siguiente, en marzo de 1937; el intento de las tropas italianas y franquistas fracasa, y la capital queda en manos de la República durante toda la guerra.
EL ASALTO A LA CÁRCEL DE GUADALAJARA
Llegamos al 6 de diciembre de 1936, una de las fechas más tristes de la historia de Guadalajara, que también se aborda en el libro. Por la mañana, la aviación franquista bombardea la zona norte de la ciudad, y a consecuencia de ello se producen numerosas víctimas en el barrio obrero de la Estación; y se incendia en palacio del Infantado. En represalia, por la tarde se asalta la cárcel de Guadalajara y se fusilan sin interrupción a 282 presos políticos y religiosos que allí se encontraban, acusados de no ser afectos a la República. Este asalto se produce por milicianos que campaban a sus anchas por los campos de Guadalajara. El libro relata que al frente de la “comitiva” que se acercaba a la prisión iban varios miembros de la 1ª Compañía del Batallón Rosemberg, compuesto en su mayoría por voluntarios de la provincia de Guadalajara.
-¿Solo había presos políticos en la cárcel de Guadalajara?
-No, también había presos comunes sin relación con el golpe militar y a los que no se fusila. Hay gran cantidad de sacerdotes y clérigos, y gente de los partidos de derechas, falangistas muchísimos, gentes de la CEDA y luego hay militares golpistas que no han sido fusilados como consecuencia del alzamiento, que han pasado por el Tribunal Popular que se creó en agosto de 1936 y que si no fueron condenados a morir estaban allí.
-¿De su investigación en los archivos puede desprenderse si hubo alguna autoridad republicana que autorizó al asalto a la cárcel?
-Soy rotundo y respondo que no. Es cierto que durante la dictadura se culpó de ello al Gobernador Civil, Miguel Benavides, pero dudo mucho que la orden partiera de ahí. Yo creo que lo que sucedió en Guadalajara es que, una vez más, la República no pudo controlar el impulso de las fuerzas obreras y de ciertos partidos difíciles de encajar en el orden republicano. El asalto tiene lugar posiblemente sin el conocimiento del Gobernador Civil, porque previamente aborta una intentona de asalto a la prisión el 1 de septiembre. Desde el punto de vista puramente histórico, yo no he encontrado ningún documento en el que se nos diga que el gobernador está detrás de todo esto. [Luego las autoridades franquistas sostendrían lo contrario y el único superviviente de la matanza, Higinio Busons, que se escondió en una leñera, asegura en un libro que no solo no pudo detenerlos sino que les dio carta blanca]
-Algún joven testigo me llegó a contar que los fusilamientos duraron media tarde. Y que la gente en Guadalajara sabía lo que estaba pasando.
-Estamos hablando de casi trescientas personas y eso lleva varias horas, porque no solamente hay que fusilarlos sino luego sacarlos y llevarlos al lugar donde van a ser enterrados [en una fosa común] en la carretera de Chiloeches. Toda la ciudad sabía lo que estaba sucediendo; otra cosa es qué se podía hacer. ¿La gente de Guadalajara podía limitarlo y defender a los presos? Los ánimos estaban bastante tensos tras el bombardeo al barrio de la Estación .
-¿Pero hay alguna organización que diera esa instrucción de asaltar la cárcel?
-En muchos expedientes al acabar la guerra se hace referencia a milicianos que vienen de fuera, que son lo que se presupone cometen los asesinatos. No sé hasta qué punto es cierto, pero en la Causa General así se dice, que vinieron del frente de Aragón, anarquistas fundamentalmente, y otros desde Madrid. Muchas veces en los expedientes lo que figura es la imputación de que estando presente porque estaban de guardia no se hace nada por evitarlo. No es que estuvo en el pelotón de fusilamiento.
170 FUSILADOS en 1940
-En su libro habla de que la represión de los vencedores después de la guerra se produce fundamentalmente hacia 1940, donde se fusilan unas 170 personas en el cementerio municipal. ¿Ha estudiado esto?
-Los fusilamientos en el cementerio de Guadalajara, consultando los libros de registros, en el que aparecen todos los enterrados, no se especifica que fue fusilado por una sentencia militar, tienes que tener un poco de intuición para diferenciarlos de los fallecían de muerte natural.
-¿Pero esa cifra de 170 fusilados es buena?
-Totalmente, con nombres y apellidos. En el rastreo que he hecho advierto que en ciertos días hay enterradas unas 25 personas. En Guadalajara no muere tanta gente de muerte natural en un día. Y cuando en la casilla de al lado ves las edades, te das cuentade que la mayoría eran gente entre 25 y 35 años, son jóvenes. Además están enterrados donde sabemos que allí se daba sepultura a los fusilados. La cifra es la correctra.
LO IMPORTANTE ES QUE SE FUSILÓ POR PENSAR DISTINTO
-No sé si se podrá hablar desde la objetividad de un historiador sobre qué bando reprimió más en un conflicto tan terrible. Pero usted que ha estudiado la represión en los dos bandos, supongo que habrá encontrado puntos de coincidencia en esa represión.
-En cuanto a quién fusiló más, la pregunta es obligada, siempre digo lo mismo: la guerra la gana quien la gana con lo que tiene más años para seguir fusilando a sus enemigos políticos. Plantear qué hubiese pasado si la guerra la hubiera ganado la República es dudoso, pero suponemos que tampoco les habría dado un abrazo a los perdedores. En cuanto a las coincidencias, hay muchas. Desde el funcionamiento de los juicios militares a cómo fue la represión económica, embargos, multas, cómo se ejecuta ese expediente, de a quién hay que pedir informes. La República pide informes a bancos, hacienda o ayuntamientos para ver los fondos de un acusado antes de decretar si hay que hacer un embargo o imponer multa. Eso lo copia el franquismo cuyo Tribunal de Responsabilidades Políticas es muy similar a los de la República. Similitudes también con la depuración de los funcionarios. Los campos a rellenar por los formularios son prácticamente los mismos. Similitudes en la creación de batallones de presos-trabajadores. Los de Franco hicieron el pantano de Entrepeñas y a nivel nacional el Valle de los Caídos. Pero la República también los tiene en los 3 años que dura la guerra. Ambos bandos no coincidían en nada, solo en castigar al enemigo político.
-¿Sabemos de una manera incontestable sobre cuántas víctimas represaliadas hubo por cada parte en la guerra en Guadalajara?
-Es complicado. Estudios los hay, como el de Salas Larrazábal que establece unos 780 guadalajareños muertos víctima de la represión de ambos hasta estudios más recientes a raíz de la Ley de Memoria Histórica que elevan mucho las cifras. También está la fórmula de calcular: ¿Se meten solo lo que son fusilados o también los que mueren por las malas condiciones del cautiverio o por secuelas de heridas de guerra? Yo no me atrevo a dar una cifra. Tampoco soy amante de las listas de muertos y represaliados. Como historiador me interesa más ver el proceso, el tribunal, cómo funcionó, qué estrategia tenían para castigar a unos y otros, eso me importa más que si un tribunal castigó a un número en concreto. Lo lamentable de todo esto es que en Guadalajara hubo fusilados por pensar distinto, da igual que fueran dos o dos mil. Eso es lo triste y lo que los historiadores tenemos que publicar para que esto no vuelva a repetirse.
“Violencia política en la provincia de Guadalajara 1936-1939”, de Juan Carlos Berlinches-Balbacid. Aache ediciones