Azuqueca mantiene viva esta afición
Unos las buscaban de cerveza, otros las querían de Fanta o Coca-Cola y al resto, la verdad, nos daba un poco igual, simplemente nos bastaba con que no estuvieran dobladas, que ya era mucho pedir. Las chapas forman parte de ese universo que puebla la infancia de aquellos que rondamos o pasamos ya el medio siglo, los que nos desgastábamos las rodillas jugando en el descampado; esos que, entre septiembre y junio, dividíamos el tiempo lectivo en épocas: la de los cromos, la de la peonza, las canicas y sí, por supuesto, la de las chapas.
Pensábamos que habían caído en el más absoluto de los olvidos, que formaban parte de la arqueología del juego. ¡Qué alegría saber que estábamos equivocados! Que hay una Federación Nacional y más de treinta clubs que mantienen vivo este juego. El Fútbol Chapas Azuqueca es de esas asociaciones donde se revive un entretenimiento tan sencillo, tan barato y “circular” que diríamos ahora. En cualquier caso, el conjunto azudense, en activo desde 2015, es de los pocos de esta especialidad en Castilla-La Mancha, donde solo le acompañan La Solana y el recién creado Illescas.
El equipo rojinegro (no podía tener otros colores) está compuesto en la actualidad por unas veinte personas que se reúnen todos los viernes en el EJE de Azuqueca. Una vez al mes compiten (disputan una Liga, una Copa y un Máster) y el resto de las citas son, simplemente, para compartir afición. “Estamos en estos porque, de pequeños, nos lo hemos pasado muy bien jugando a las chapas y hacerlo ahora es como volver a la niñez; este es el juego de nuestra vida”, comenta Álvaro Cuevas, uno de los integrantes del club “además jugamos en altura, sobre una moqueta porque, de otra forma, tirados en el suelo, ahora mismo sería imposible”
Todos juegan
Pero el fútbol chapas no es simplemente una actividad de mayores que recuerdan su niñez; muy al contrario, el juego se desarrolla en un ambiente intergeneracional. “Aquí jugamos con niños y niñas, no hay diferenciación por género ni edad; yo, por ejemplo, estoy con mis hijos; también hay gente más mayor y personas con diversidad funcional. Lo mejor que tenemos es que somos una familia” afirma Cuevas.
Compartir y transmitir es quizá la base de este juego que, como hemos visto, tiene un claro componente emocional. Pero el deporte, entretenimiento o afición, da igual como lo quieran llamar, no solo es el fin en sí, es también la excusa para todo un ritual artesano. Y es que hoy en día no deja de repetirse, con sus modificaciones, aquella retórica de antaño que consistía en buscar las chapas de bar en bar, rasparlas y colocar algo de peso para que corrieran más.
Ahora todo se ha modernizado, pero el proceso previo sigue siendo fundamental, comenzando por la fabricación artesanal de los campos y las porterías. Ya no hay que aplanar con una piedra las chapas dobladas, ahora se consiguen de rosca o antes de ser embotelladas. “Yo utilizo las Mahou, de color verde, pero esto ya son manías mías” dice Cuevas. “Los hay que prefieren las chapas de 28 puntas a las de 21. Hay personas que las raspan ante para que se deslicen mejor y luego existen normativas, hay un peso máximo, para no aprovecharnos y que todos juguemos en las mismas condiciones. Como porteros, utilizamos tapones de plástico de refresco, que son más altos, y les ponemos plastilina”
El papel cuadriculado, el lápiz y las pinturas Alpine han dejado paso al ordenador a la hora de diseñar las “camisetas” de los equipos. Así, podemos ver, con todo lujo de detalles el dorsal, el escudo, el logo o la foto del Mbappé. La imaginación o las preferencias del jugador permiten ver, sobre el tapete, partidos de la Argentina del 78 con el PSG, del Real Madrid con la desaparecida Yugoslavia o la Juve de Platini. Alguno, incluso, se olvida completamente del motivo futbolístico y alinea en su equipo a los templarios con los componentes de Led Zeppelin. ¿Quién se lo impide? Aquí se viene a disfrutar, ¿no?
En semifinales
Sin embargo, el fútbol chapas, lo decíamos anteriormente, tiene también una versión competitiva. Existe una normativa y campeonatos reglados. Y al Fútbol Chapas Azuqueca no se le da nada mal la cosa. En sus diez años de historia ha participado en cinco campeonatos de España y en dos de ellos ha llegado a semifinales. En el último, disputado en Tomares (Sevilla) fueron eliminados por los que, a la postre, se proclamaron campeones de España. Además, dos de sus integrantes, José Alonso Moreno y Rafa Fuentes ,llegaron a la final por parejas.
Dicen que la frase “cualquier tiempo pasado fue mejor” es tan solo una mirada tierna, un ejercicio exento de críticas. Tal vez sea cierto, pero no me negarán que jugar por jugar, con algo tan sencillo como las chapas de un botellín, no estimula la imaginación, los buenos recuerdos, las sonrisas, el compañerismo. No dejen de acercarse a comprobarlo. Ya saben, fútbol chapas, todos los viernes, en el EJE de Azuqueca.