La empresa Rebi ya cuenta con todas las autorizaciones medioambientales necesarias de la Junta de Castilla-La Mancha y se mantiene a la espera de la licencia urbanística para iniciar las obras.
- Una red de calor por biomasa se instalará en Guadalajara como alternativa al petróleo y el gas
- La planta de biomasa de Guadalajara producirá 80 millones de kw/año
Como ya adelantó en exclusiva Guadalajara Diario el pasado mes de febrero, la empresa soriana Rebi, líder en la explotación de redes de calor con biomasa, proyecta la construcción de su cuarta Red de Calor, esta vez en la ciudad de Guadalajara. Con 18 MW de potencia, la red pretende alcanzar en distintas fases servicio de energía térmica para agua caliente y calefacción a 6.000 viviendas, además de edificios públicos y no residenciales.
La novedad, hoy, es que la empresa soriana ya cuenta con todas las autorizaciones medioambientales necesarias de la consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, según ha informado esta tarde en un comunicado. En este momento se ultima la licencia de obra del ayuntamiento de Guadalajara, una vez sometido el proyecto a información pública.
60 empleos directos e indirectos
El consumo previsto del conjunto de la Red es de 80 a 100 kWh anuales y 25.000 toneladas de astilla al año.Aseguran que Guadalajara reducirá sus emisiones de CO2 a la atmósfera en 15.000 toneladas anuales. El mantenimiento y suministro de la infraestructura supondrá la creación de 60 empleos directos e indirectos y entre 18 y 20 millones de euros de proyecto consolidado.
Una vez obtenida la licencia de obra, la central térmica de biomasa estará en construcción entre nueve y doce meses, y la red de dos años a dos años y medio.
Rebi informa que se trata de una Red análoga a las que la misma empresa desarrolló en pleno Campus Miguel Delibes de la Universidad de Valladolid y que da servicio de calefacción y agua caliente sanitaria mediante biomasa a 24 edificios de la universidad pucelana. Análoga también a la Red de Calor de Soria, la más larga que tiene Rebi en funcionamiento en la actualidad de estas características en España, y similar también a la planta de Ólvega (Soria) y la de Aranda de Duero (Burgos) en construcción.
Rebi ha comenzado ya los estudios de los edificios susceptibles de conexión a la Red de Calor de Guadalajara. Se trataría de edicios grandes con una alta
concentración de instalaciones centralizadas y que utilizan gas y gasóleo como combustible en la ciudad de Guadalajara, con una antigüedad entre los 30 y 40 años. Los edificios previstos por Rebi que cumplirían esos requisitos serían alrededor de 6.000 viviendas, además de Edificios Públicos y No Residenciales, y de Edificios Sumidero.
Los técnicos explicarán el proyecto a las comunidades interesadas e incluso faciliatrán visitas guiadas a las instalaciones en funcionamiento.Rebi estima que con su red de calor se puede reducir de media el 10 por ciento en la factura de la Comunidad, sin derramas para los vecinos, y conexión y obra mínima en la sala de calderas también sin coste.
La planta en el polígono del Balconcillo
Rebi anuncia que construirá una planta en Guadalajara que será el punto de almacenamiento de la biomasa y su centro de producción de energía térmica y que posteriormente se distribuirá a través de una red de tubería de acero preaislada hasta llegar a los distintos puntos de consumo.
El emplazamiento de la Central Térmica que dará origen a la Red de Calor con Biomasa de Guadalajara será la Calle Méjico nº 45, en el polígono del Balconillo, "lo suficientemente alejada de la zona urbana y a la vez lo suficientemente cerca para poder distribuir calor a todos los edificios que lo deseen", explica la mercantil. La parcela tiene un acceso para tráfico rodado por la calle Méjico y dispone de una superficie total de 3.833 m2, que no serán ocupados en su totalidad.
La madera en forma de astilla, almacenada en un silo, se extrae por medio de un conjunto de extractores hidráulicos que depositan el combustible en dos tornillos sinfín. Posteriormente, se lleva la astilla a un depósito intermedio desde el que se alimentan las calderas, según las necesidades de cada momento.
Mediante la combustión en las calderas se genera energía calorífica, que es la que se encarga de calentar el agua a 90 grados centígrados. Una vez calentada el agua se procede a su distribución. Cada caldera dispone de su circuito primario independiente que se conecta en un colector común. Desde dicho colector se alimenta al depósito de inercia. La salida del depósito se conduce hasta un colector, donde se encuentra la zona de bombeo de la red de distribución. El circuito pasa de esta forma a comunicarse con la red enterrada que discurrirá por las calles de Guadalajara.
Recorrido de la Red
La red discurrirá desde la central por la calle Méjico, calle Antonio Buero Vallejo para salir a la Avda. del Ejército. El primer anillo alberga la calle General Vives Camino, calle Dr. Layna Serrano, Avda. Castilla, Molina de Aragón, Paseo Dr. Fernández Iparraguirre, calle Brihuega, y calle Alcalá de Henares.
El segundo anillo transcurrirá por la calle Dr. Layna Serrano, calle de la Virgen de la Soledad, calle de Alonso Núñez de Reinoso, calle Virgen del Amparo y Paseo Dr. Fernández Iparraguirre.
Existirán dos ramales: uno continuando por Layna Serrano, y otro continuando por la Avda. del Ejército hacia la Escuela de Magisterio y Palacio del Infantado. A partir de esos puntos, la red continuará diseñándose según la demanda de los vecinos.
En cada una de las salas de calderas de calefacción central se instalan todos los equipos necesarios para realizar la conexión a la red de calor, gastos que corren íntegramente a cargo de la empresa. En un intercambiador de placas se produce el intercambio térmico entre la instalación centralizada de biomasa y el circuito secundario de cada una de las instalaciones.
Consumos
Para contabilizar los consumos en cada uno de los edificios se instalan contadores de energía en cada edificio conectado. En la central de producción se instalan contadores de calor de tal manera que con los datos de la central generadora y los puntos de consumo se pueden contrastar los datos y analizar las pérdidas térmicas en la instalación hidráulica, además de registrar el consumo de energía térmica útil de cada uno de los edificios conectados.
La nueva instalación dispondrá de un Sistema de Gestión de Instalaciones desde un controlador dispuesto en las calderas para gestionar la regulación y el control de la instalación. De esta forma se mantiene la temperatura y presión del circuito en las condiciones previstas de diseño. Cada subestación dispone de una conexión en cada uno de ellos mediante MBUS al controlador central.
La instalación de la Comunidad se mantiene con la caldera cerrada pero funcional con sus correspondiente mantenimiento, de tal manera que en caso de registrarse una avería en la Red, y tener que cortar el suministro, se procede a abrir de urgencia las calderas y quemar gas o gasóleo. En esta situación la Comunidad de Propietarios abonará el precio de la energía como si de la Red de Calor se tratara, asumiendo la empresa la diferencia con los combustibles fósiles.
Economía, ecología, confort y seguridad
Rebi destaca las ventajas a nivel de riesgos de fugas y escapes, molestias o ruidos en las descargas de combustibles, y olores procedentes de los cuartos de calderas.
La generación de empleo local y revitalización del medio rural es uno de los puntos básicos de estas redes de biomasa. El cien por cien del coste de la biomasa se genera y consume en el territorio nacional, evitando déficit comercial internacional. Un megavatio de energía producida mediante biomasa produce 10 puestos de trabajo indirectos, explican desde Rebi.
La energía térmica, generada por la combustión de biomasa, constituye una energía alternativa, limpia y renovable. El uso de biomasa o de sus derivados puede considerarse neutro en términos de emisiones netas de dióxido de carbono al emplearse en cantidades iguales a la producción neta de biomasa del ecosistema que se explota.
La biomasa es un combustible natural compuesto por residuos orgánicos de los aserraderos, de las podas de los montes, de las limpiezas forestales y de los cultivos energéticos.