La concejala de Quer, Gema Cañones, voluntaria en la “zona cero” de Valencia
Hace ya diez días que el agua se volvió loca en Valencia, que la lluvia la sacó de sus cauces habituales y la lanzó a pasear por las calles, sin detenerse ante nada. Hace ya diez días que la resaca terminó con más de 200 vidas, que dejó una pasta de chocolate amargo que cubre hasta el último de los rincones. Y al hilo de esta marea, hace ya diez días, se generó otra, la de la solidaridad. En toda España surgieron iniciativas de recogida, donaciones de alimentos, materiales, agua…Entidades, asociaciones y ayuntamientos de todo el país, incluida la propia Guadalajara, se vuelcan desde entonces con la Comunidad Valenciana.
Uno de estas iniciativas parte del Ayuntamiento de Quer que, junto con la Agrupación de Protección Civil, ha canalizado las aportaciones efectuadas por los vecinos de la localidad. Además, desde el municipio setero viajaron tres voluntarias hacia la zona para repartir y colaborar en las tareas de ayuda. Acudieron a Paiporta, donde se pusieron a las órdenes de la Policía Local, “había tal caos que fuimos a los que nos mandaban, lo que se iba necesitando” afirma Gema Cañones, concejala de Quer y una de las voluntarias que se desplazó a Valencia “Estuvimos con Policía, Protección Civil, el 112, los Forestales… hacíamos labores de logística; si venía un tráiler y no sabían dónde estaban los puntos de descarga los llevábamos nosotras. Los pocos días que hemos estado allí completos hemos hecho 200 kilómetros por la zona”
Estas labores, señala la concejala setera, han implicado hacer “de todo”. “Hemos ido a llevar comida a señoras mayores que no podían bajar de los edificios; estuvimos arreglando pinchazos, poniendo pinzas a coches para poder arrancarlos. Hacíamos cualquier cosa que nos iba surgiendo”
Y todo ello en medio de una situación que Gema describe con una sola palabra “dantesca”. Dice la concejala de Quer que es como si la zona hubiera sufrido una guerra, peor aún. “Yo no la he conocido, pero policías y militares que sí han estado en zonas de conflicto, nos decían que la situación en Valencia es peor. Hay un gran descontrol, aún hay mucha agua y barro. Las arterias principales de los pueblos no están limpias, con lo cual las máquinas aún no pueden pasar”
Necesidades
En cuanto a la situación material Gema Cañones asegura que, ahora mismo, hacen faltan ciertas cosas. “Nos han pedido Equipos de Protección Individual (EPIs) para la semana que viene. Se necesita mucho gel hidroalcohólico, mascarillas. La gente se pelea por las botas de agua, son supernecesarias. También se precisan “carcher” y productos de limpieza para quitar el barro”
Ahora se necesita eso, tal vez dentro de unas semanas se precise otro tipo de ayuda, quién sabe. De momento, lo que está claro, afirma la concejala de Quer, es que lo que se está donando llega hasta los afectados. Los materiales que se aportan desde distintos puntos de España y, por supuesto, desde aquí, terminan en Valencia. Desde la capital, desde Azuqueca, Alovera, Brihuega o la propia localidad setera, se reciben en la zona cero de la DANA. “Ahora lo están clasificando, pero, de momento, no lo reparten, porque hay mucha gente de fuera que viene con furgonetas y están continuamente pasando por pueblos y casas ofreciendo cosas. La gente está volcadísima. Todo lo que tienen lo intentan organizar y clasificar para luego repartirlo. No se ha tirado, que no les cuenten películas, que no se ha tirado nada, de verdad”.
Un ejemplo de ello es la comida. “En los Ayuntamientos se hacen bolsas para pasar el día, para el desayuno, comida y la cena. Se mete dos paquetes de galletas, un litro de leche, un bote de fabada y, para la noche, un sobre de sopa y, a lo mejor, algo de chocolate o turrón… y luego, aparte, hay que de dar de comer a los voluntarios, que hay muchos…”
Por eso, Gema Cañones recalca que, ahora mismo, en la zona no se necesita comida, que es preferible tenerla almacenada en los puntos de recogida para “según nos la vayan pidiendo, la podamos ir enviando”
Valencia ha sufrido, han sido más de 200 muertos y numerosos, incalculables daños materiales. La esperanza la están poniendo el pueblo y la voluntad anónima. “Se está saliendo adelante gracias a los voluntarios, la gente se ha volcado muchísimo, pero esto va para largo” dice Gema Cañones “ellos tienen miedo de que esto se olvide”.