La provincia conserva cuatro ejemplares de la mítica publicidad de Nitrato de Chile
Lo dejaron arrinconado. En Guadalajara, como en toda España, el vino le ganó la partida al abono, Osborne superó a Chile, el toro dejó atrás al caballo y a su jinete. Dicen que fue cosa del progreso. Hoy, los dos conviven, aunque algo apartados. El astado sigue al lado de la A2 y el caballero, sobre su fondo de azulejos amarillos, continúa dándonos la bienvenida en la Avenida Francisco Aritio, justo antes de la estación de tren.
Tal vez sea menos celebrado que el animal que vigila las carreteras, pero, sin duda, el mosaico de Nitrato de Chile es otro icono del diseño español, igual de conocido e identificable. Como ocurre con el gigante de Osborne, aquí, en la provincia de Guadalajara, aún tenemos unos cuantos ejemplos por admirar y conservar.
“Como el producto venía de Chile llegaba siempre por mar y, después, se distribuía, casi por entero por tren, por eso los carteles están cerca de estaciones” afirma Ricardo Barbas, arqueólogo e historiador alcarreño “eso también supone estar en zonas de constante paso y tránsito ininterrumpido de pasajeros y mercancías. Hay que tener en cuenta que el mosaico de Nitrato de Chile no deja de ser un cartel publicitario, por lo que siempre está en lugares cercanos de los puntos de compra-venta de enseres, en cruces de caminos o cercanos a complejos agro-industriales”
Cuatro en Jadraque
Así, además del referido ejemplar de Guadalajara, en Francisco Aritio, a escasos metros de la estación de ferrocarril, en Jadraque nos encontramos, aún hoy, con otros cuatro mosaicos en negro y amarillo. De menor tamaño, eso sí, pero no dejan de tener un enorme interés.
Uno de ellos está situado en la Crta de la Estación, otro se ubica en la Crta de Soria (a la salida, o entrada de la localidad) y otros dos más en las calles San Isidro y Peaje. El de Yunquera, al que volveremos más tarde, se situaba, asimismo, en el Paseo de la Estación.
Siglo XIX
La publicidad de Nitrato de Chile ha llegado hasta nuestros días gracias a unos hechos que se remontan al siglo XIX. Los recoge el propio Ricardo Barbas, autor de un excelente artículo al respecto. En 1880 Chile ganó la guerra del Pacífico a Perú y Bolivia e incorporó a su territorio el desierto de Atacama, una de cuyas riquezas mineras, el salitre, haría del país el principal productor de ese abono natural.
Sin embargo, tras la Primera Guerra Mundial los alemanes comenzaron a elaborar nitrato sintético a escala mundial y la producción del país andino, hasta entonces dominador del mercado, cayó en picado. Para recuperar el terreno perdido se recurrió a una campaña publicitaria, también a escala mundial.
Para España y Portugal el diseño se lo encargaron a un joven estudiante de arquitectura, Adolfo López Durán, que lo creó en torno a 1929 bajo las premisas del art decó, movimiento artístico en boga en el periodo de entreguerras. El decó se inspira en la naturaleza para crear representaciones estilizadas de hojas, flores o animales; lo hace mezclando colores brillantes con otros más oscuros en composiciones de gran impacto visual. El mosaico de Nitrato de Chile (caballo y jinete negros sobre fondo amarillo) cumple, por tanto, con todos los requisitos de este movimiento.
“Estamos hablando de los años 20 y ya se está anticipando la publicidad de finales del siglo, está utilizando colores llamativos” señala Ricardo Barbas “el arte tiene que impresionar, tiene que generar sentimientos y sensaciones”.
Al mismo tiempo, el mosaico de Nitrato de Chile, y quizá por eso nos llame tanto la atención, utiliza una imagen evocadora “el caballo significa la velocidad y la libertad. El gaucho es una imagen de América, que era el hito de la prosperidad económica. De esa forma se unen la ganadería y la agricultura, la riqueza y la libertad. El gaucho, con el sombrero y los grandes horizontes, domina el campo” afirma rotundo Ricardo Barba.
Además, el cartel tenía un importante punto aspiracional. Y es que, si en España, tener una mula ya tenía un coste considerable, poseer un caballo con el que pasear por unas tierras que alcanzaban hasta el horizonte significaban, directamente, la riqueza y el éxito. Ese era el mensaje subliminal, lo que “prometía” Nitrato de Chile si se abonaban las tierras con su producto.
En un principio el cartel se imprimió en todo tipo de soportes, tales como almanaques, cartelería o sacos, pero, finalmente, se ha conservado, casi exclusivamente, en los famosos mosaicos cerámicos que aún se pueden ver en muchos pueblos de España.
Madera y paja
“Los azulejos llegaban en cajas de madera. Los mandaban “acolchados” con paja para evitar roturas o desperfectos. "Luego era el propietario del almacén o negocio el encargado de instalarlos”. Lo recuerda Cesáreo Sanz, dueño de uno de los “nitratos” existentes en Jadraque, en la Crta de Soria “aquí hay alguno más antiguo, pero el mío tiene, exactamente, 57 años, cuando se construyó la casa, que en su día fue un almacén de abonos. El cartel me recuerda lo que hacía mi padre en su época”.
Tal vez sea por eso, por estar ligados a su historia, por lo que los mosaicos en negro y amarillo sean tan queridos y cuidados en Jadraque. Nos remontamos a los años cuarenta del siglo pasado, cuando la localidad era un centro de actividad agraria, un lugar donde era fácil encontrar negocios que vendían aperos de labranza y fertilizantes. “Hay que recordar que la labor principal de este mosaico, en su momento, era la publicidad, esto era un cartel publicitario, un cartel llamativo y bonito” afirma Cesáreo Sanz.
Y de ahí, lo que era simple publicidad, por aquellos designios del art decó o el simple paso del tiempo, ha devenido en un elemento artístico o en un objeto de colección, que tanto da. “Yo vendí uno que teníamos sin colocar, idéntico al que está puesto. Lo iba a enmarcar, pero vino el nieto del importador para España, Fuster, se emperró y me dio 100.000 pesetas. No quería, pero al final se lo vendí. Estamos hablando de 1964, más o menos, y entonces auténticos, de verdad auténticos sin colocar, habría uno o dos en España…y uno de ellos sería el mío”.
Protección
En nuestra provincia, desgraciadamente, los mosaicos existentes no gozan de ninguna protección como tal, aunque, al menos, el ejemplar de Francisco Aritio, en Guadalajara y otro más, en Jadraque, se encuentran en proceso de catalogación para su inclusión en el inventario del Patrimonio Cultural.
La intención, según afirman desde el Servicio de Cultura de la Junta de Comunidades, en Guadalajara, es ir haciéndolo con el resto de mosaicos existentes. Esto, conocer los que existen, les conferiría una protección genérica y sería el paso previo e imprescindible para crear, posteriormente, una figura de mayor protección.
Para Yunquera de Henares, esto ya llegaría tarde, porque el mosaico de su Paseo de la Estación ha desaparecido, probablemente bajo el revoque de la fachada. Nadie se enteró. El archivero municipal, José Antonio Pérez Navarro, se lamentaba al respecto, “no se debería haber hecho, pero ha ocurrido, hay un vacío legal”.
El pasado 28 de junio el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura aprobaba un decreto por el que se declaraba Bien de Interés Cultural, con la categoría de bien mueble, los Paneles de azulejos de Nitrato de Chile. En julio de 2023 el Ayuntamiento toledano de Las Herencias protegió su único “nitrato” incluyéndolo en el catálogo de bienes del municipio.
Al toro lo indultaron y, afortunadamente ,aún sigue entre nosotros; cuidemos, por tanto, también, los azulejos del gaucho y su caballo, los del fondo amarillo y las letras blancas, que el Nitrato de Chile es parte de la historia de España…y de Guadalajara.