notification icon

Recibe alertas de lo último en Guadalajara

✓Totalmente GRATIS
✓Sin registrarte
✓Date de baja en cualquier momento

Orea: “ Buero siempre quiso a Guadalajara todo lo que Guadalajara le dejó que la quisiera”

oreaJesús Orea con el libro que presenta hoy. /GD.Buero Vallejo y Guadalajara, de Jesús Orea,  no es una biografía al uso. Fundamentalmente se trata  de un relato en el que se narran  los vínculos entre Buero y su ciudad natal, en la que vivió desde su infancia a  su primera juventud, y con la que siempre  mantuvo lazos afectivos. Tampoco exentos de conflicto. Porque como nos recuerda su autor, sobre Buero pesó una leyenda negra que le llegó a reprochar que  no hiciera nada por evitar la muerte de su padre, fusilado por los republicanos. “Una gran falacia”, nos dice Jesús Orea en esta entrevista.   

 Pero este libro de Orea, funcionario de Diputación, periodista y bloguero de Guadalajara Diario, no se conforma con relatar las vivencias del biografiado, sino que da un paso más allá y las pone en relación con el entorno en las que se producen. Así, el libro sobre Buero se convierte también en un libro sobre la propia Guadalajara y en la que se  aporta aporta jugosa información desde el nacimiento de Buero en la Guadalajara del primer tercio del siglo XX, la guerra civil, la dura posguerra y la España de la Transición, que el autor conoció de primera mano como periodista del  histórico Flores y Abejas. Llamo también la atención sobre la escogida documentación fotográfica que acompaña al libro y la cuidadosa edición con la que ha sido impreso para la mejor reproduccción de fotos y documentos.

buero-nino-Cuentame tu vinculación con la familia Buero

-Mi madre es prima de Antonio y mi abuela era prima hermana. Son de Taracena, como toda mi familia materna. Y toda la raíz de la familia materna de Buero, también.  Desde muy jovencito oí hablar de él y de sus sucesivos éxitos. Y en ese sentido soy un poco mitómano y orgulloso de que un primo nuestro fuera Antonio Buero Vallejo. No me perdía ni una sola obra de las que ponían en el mítico Estudio 1 de televisión. Y con diez años, mi padre me dejaba verlas aunque tuvieran 1 “rombo” [Para mayores de 14 años]. Se asombró de que las aguantara enteras.

El libro me lo planteó Plácido Ballesteros, el jefe de Cultura de Diputación, dentro de los actos del centenario. Pensé en hacer algo de contenido didáctico, como mis últimos libros, pero no lo acabé de ver, y sin embargo se me encendió la chispa: Buero y Guadalajara.

"Estamos ante una persona de una categoría humana excepcional, no solo un gran literato".

-¿Algún descubrimiento sensacional?

-Yo no hablaría de descubrimiento, pero hay en el libro información y documentación que va a gustar. La vida de Buero fue bastante normal y lo sensacional era él. Estamos ante una persona de una categoría humana excepcional, no solo un gran literato. A Buero siempre se le achacó una cierta circunspección o seriedad, pero yo creo que era más introversión y timidez. En su ambiente era incluso divertido. La imagen de persona seria y amargada que algunos vendieron es falsa.

buero-familia-Buero estudia en su propia casa hasta que llega al Instituto.

-Era normal entre las personas acomodadas de la época que los docentes acudieran a domicilio, porque la enseñanza primaria  pública era la que era: masificada y con un maestro para  decenas de alumnos de distinto nivel. Luego, el instituto de Guadalajara tenía un plantel excepcional de profesores.  El padre contrató a los hermanos Recio,  sus primeros mentores, amén de las enseñanzas del propio padre, que fue decisivo en la vida de Buero.  Era profesor de cálculo en la Academia de  Ingenieros y con una biblioteca extensísima de la que pudo disfrutar Buero desde pequeño. Luego, la casa de Buero en Madrid fue algo parecido, con libros y estanterías por todas partes.

-A los diez años se examina de ingreso en Instituto  y comienza el Bachillerato.

-Hay un capítulo de mi libro dedicado a los profesores, que tanto influyeron en el joven Buero. Es una etapa decisiva en su maduración artística. Desde los cuatro años hacía dibujos, y muy buenos.  Tal es así que el padre los va guardando y ahora va a salir un libro, editado por Planeta,  que los recopila. También escribía bien y con 16 años, y por sorpresa, ganó un concurso literario convocado por la Federación de Estudiantes,  con Pepe de Juan en segundo lugar y el poeta  Ramón de Garciasol quedó tercero.

buero-garciasolBuero habla en la inauguración de una calle dedicada a Ramón de Garciasol, en el centro de la imagen./ Jesús Ropero. -Con Ramón de Garciasol hubo amistad y ascendencia, incluso en lo ideológico.

-Sí, porque era cinco años mayor. Hijo de un zapatero remendón de Humanes llegó tarde al instituto y gracias a una beca de la Diputación. Trabaron una gran amistad que duró hasta el día de la muerte de Ramón. Él era más maduro y por eso su influencia. Entonces, el Instituto tenía un ramillete destacado de profesores, que estaban aquí aunque vivían muchos de ellos en Madrid, y transportaban ese ambiente más fresco de la capital a Guadalajara. Hay una anécdota. Siendo académico de la lengua, Antonio trató de incorporar al diccionario la voz “guadalajarear”, para hacer referencia a una persona que trabaja en un lugar distinto del que vive. Al final no salió porque en España había otras provincias en las que también se “guadalajareaba”.  Cuento algunas anécdotas de esa época, entre ellas una en la que  un profesor les pidió que escribieran una carta, Buero hizo una muy barroca y florida, llegó a clase pensando en que la felicitaría el profesor y cuando le dijeron que estaba muy bien escrita, pero que aquello no era una carta, él pensó que ese día había descubierto lo que es el género. No es lo mismo escribir en género epistolar que narrativo.

"Guadalajara, para Buero significa felicidad"

-Buero siempre recordó con cariño su paso por el Instituto.

-Antonio siempre quiso a Guadalajara todo lo que Guadalajara le dejó que la quisiera. Mi conclusión es esa.

-Explícate.

-Su mocedad fue fácil, por su familia y entorno, y Guadalajara para él significa felicidad. El siempre ha hablado de los 17 años que vivió en Guadalajara con gran cariño, y cuando se le concede la medalla de oro y el título de hijo predilecto, él responde: “Llevo a Guadalajara en el corazón y siempre la he llevado”. Y añadió: “Hoy me hacéis hijo predilecto, pero  que sepáis que mi ciudad predilecta es Guadalajara”.

buero-pena-  muerteSentencia en la que se condena a Buero a la pena de muerte.-¿Su compromiso político con las ideas  comunistas lo desarrolla en Madrid?

-Sí, en Guadalajara solo hay noticia de que en una ocasión acudió a una manifestación proizquierdas y su padre le regaña, pero no tanto porque él fuera conservador sino porque ya pensaba que había cierto riesgo para su hijo, que apenas tenía 16 años. Había tensión. Él llega a Madrid en 1933, vive con unos primos y uno tíos que son de izquierdas,  y que además tienen cierta actividad. Empieza a ir casi a diario a la Casa del Pueblo, pero su primera militancia lo es en la Federación Universitaria Escolar (FUE),  en la que hace carteles de propaganda.  Antonio se afilia al Partido Comunista es en el año 1938, cuando la guerra está perdida para la República, lo que habla muy bien de él y de su coherencia.

-¿Cómo pasa la guerra?

-Toda ella en la sanidad militar, salvo un tiempo de instrucción en la Alcarrria de Madrid. Ahí conoce a una persona que fue clave en los tres años que duró la guerra, un médico militar húngaro llamado Gorian. Entabla una relación estrecha  y está toda la guerra a su sombra. Con él se va a Valencia, también en la sanidad militar. Él no estuvo en el frente. Entra en contacto con un periódico que se llama “La sanidad militar” en el que vuelve a aportar dibujos, y también algún texto. Chani en su libro dice que también colaboró en una revista que se llamó “La internacional”, dirigida a las tropas de las brigadas internacionales. Yo no he podido constatarlo, pero tampoco digo que  no sea así. Estando en Benicasim conoce a Miguel Hernández al que le llevan al hospital de campaña y ya surge una cierta amistad, que luego fraguó cuando se lo volvió a encontrar en la cárcel acabada la guerra. Buero es el último en cerrar su oficina militar cuando las tropas de Franco entran en Valencia, se viste de paisano e intenta volver a Madrid. Alguien le recomienda que se vuelva a vestir de soldado,  para que nadie pensara que se oculta, y después de estar retenido algunos días en la plaza de toros lo trasladan a un pueblo de Castellón a un campo de concentración.  Fue liberado porque no tenía ninguna denuncia específica y vuelve a Madrid en un tren, pero cuando llegan a la altura de Vallecas, corre el rumor de lo que la policía les está esperando en Atocha, y saltan del tren. Va a su casa directamente en donde todavía vive su madre y hermana. Su familia estaba muy tocada, porque  el padre había muerto fusilado en diciembre de 1936. La madre quiso legalizar la situación y que se presentara en comisaría, él en principio le dijo que sí, pero al final no se atrevió, aunque no se lo dijo a su madre. Vuelve a tener relación con miembros del Partido Comunista  en la clandestinidad, y  colabora con ellos falsificando sellos y documentación a personas que se les buscaba. A las pocas semanas, en agosto de 1936, hay una delación y es detenido con los demás. En enero de 1940 es condenado a muerte acusado de un “delito de rebelión”.  No hay más imputaciones.

El corredor de la muerte

El está en el corredor de la muerte un tiempo esperando que cualquier día le fusilen, igual que se hizo con cinco compañeros de ese mismo núcleo. Van haciendo sacas, él pensó que le iba a tocar, pero sigue vivo y en octubre le acaban conmutando la pena de muerte por la de prisión de 30 años.

-¿Hay alguna persona de Guadalajara que intercediera por él, además de su madre?

- Él no dice nada, yo creo que el intercesor fue él mismo y algo pesó a su favor que a su padre le fusilaron los republicanos. De hecho, en la propia sentencia que le condena a muerte hay una referencia en ese sentido.  Quien no me cabe duda de que intercedió por él fue su hermano Paco con el que mantuvo una fraternidad real siempre.  Otro caso curioso. Paco era conservador, fue detenido un tiempo por los republicanos, y después de la guerra acabó separado del servicio por los nacionales. Como decía su sobrina: a los Buero nos dieron por todos los lados.

-¡Que pocas familias como la de Buero encarnan la crueldad de una guerra civil!

-En el cuarto de estar de su familia estaban las dos Españas.

-¿Por qué fusilan a su padre, si no participó en el alzamiento?

- Era coronel y cuando salta la guerra está en la reserva activa. No tenía mando. Lo detienen como a su hermano Paco; y su hijo va a interceder por él, lo que anula una acusación que algunos sectores de Guadalajara se le achacaba. Es una falacia que Antonio Buero Vallejo no hiciera  nada por evitar la muerte de su padre. Una leyenda negra que ni ocurrió ni se lo merecíó. Él cuenta que fue a la prisión de la calle Porlier en donde estaban su padre y su hermano,  y los que controlaban esa cárcel o checa, le dicen que estuviera tranquilo, porque no hay imputación. Saben que es de derechas, pero que no ha combatido la legalidad republicana. Que está allí de forma preventiva para controlar que esos militares reservistas no se pasen de bando. Hay que recordar que Mola les había pedido públicamente  que fueran quintacolumnistas.  Pasan tres meses y en diciembre lo fusilan un grupo de incontrolados que hacen una saca y los trasladan en una camioneta a Paracuellos. Antonio se enteró después y siempre dijo que su padre, aun siendo conservador, nunca participó en sublevación alguna.  Era coronel y en esa época, un coronel que no es republicano, pues es fascista. Así son las guerras. Por cierto, que él nunca apareció en la lista oficial de los muertos en Paracuellos, y en la esquela que puso la viuda no se decía donde murió.

-Buero sale de la cárcel en febrero de 1946.

-Sí, estuvo en varias prisiones en Madrid, en El Dueso (Santander) , y le liberan en Ocaña (Toledo).  

buero-antorcha-Y triunfa al poco de salir de la cárcel. Es extraño que a un “rojo” recién salido de la prisión le dieran un premio nacional convocado por el Ayuntamiento de Madrid . Y dice mucho del jurado del Lope de Vega.

-Sí, porque Antonio nunca negó que fuera comunista.  Hay muchas anécdotas al respecto. Pero antes hay que decir que al salir de la cárcel vuelve a la pintura y vende cuadros, para poder vivir. Pepe Quemada, que era un mecenas,  le compra varios cuadros.  Y es precisamente Ramón de Garciasol el que le anima a presentarse al premio, aunque Buero le dice que es una tontería, porque pensaba que el premio estaba dado. Buero presenta dos obras, “En la ardiente oscuridad” e “Historia de una escalera”, y le acaban dando el premio por esta  última, más asequible, aunque a Antonio le gustaba más la primera.  La obra del premiado se representaba en El Español, que gestionaban los Luca de Tena, y tal fue el éxito que aunque se debería haber suspendido para el Tenorio, ese año no hubo Don Juan porque  Luca de Tena así lo decidió. Pudo la taquilla frente a la tradición del Tenorio. Fueron  muy importantes las críticas de Alfredo Marqueríe en el ABC,  que habló de Buero como la nueva estrella  del teatro español. 

pprimeras-eleccionesEl libro aporta también apuntes históricos sobre el entorno de cada momento. Esta fotografía de las primeras elecciones democráticas pertenece al capítulo sobre la Transición. Foto: Luis Barra. "La Guadalajara oficial ignoró a Buero"

-Buero deja de venir a Guadalajara cuando su hermano se muda a Madrid y solo viene por indicación de Antorcha, ya que el mundo oficial le ignora.

- Correcto. Él solo venía a casa de su hermano Paco, que ya no estaba en el Ejército porque fue represaliado [De hecho, el grado de capitán no se le reconoció hasta el gobierno de Felipe González] En Guadalajara mantiene el vínculo con Antorcha, que se funda en 1964, y tengo un capítulo en el libro porque fue muy productiva. Era una relación especial hasta el punto de que venía a celebrar las navidades con ellos. Y es Buero el que les aconseja cómo arrancar, montar una obra  y el camino a seguir, de los que se levanta acta, y yo lo recojo. En el tardofranquismo es cuando Buero viene menos a Guadalajara. La Guadalajara oficial le ignoró y hasta finales de los sesenta no se le rinde el primer homenaje, en la Casa de Guadalajara en Madrid, al que acude una autoridad, el teniente de alcalde Agustín de Grandes. El primer homenaje en Guadalajara se produce en las jornadas de Exaltación Arriacense de 1972, cuyo secretario era un camisa vieja de Falange, Ángel Sánchez Canalejas.  Eso sí, hasta 1983 no se le concede la medalla de oro y el título de hijo predilecto de Guadalajara y para entonces Buero ya había recibido el premio Cervantes. Pero quiero insistir en que cuando se le llamó, él vino. Como cuando Blanca Calvo puso en marcha el Maratón de Cuentos, que apadrinó con Ramón de Garciasol y José Luis Sampedro.  Nunca dejó de acudir a la llamada de Guadalajara. Por venir, estuvo hasta en uno de los primeros mítines del PCE en Guadalajara.        

“Buero Vallejo y Guadalajara”, de Jesús Orea. 308 páginas  Edita: Diputacion de Guadalajara. Producción: Intermedio Ediciones.  El libro se presenta este martes 18 de octubre, a las 19 horas, en el complejo San José. Entrada libre.       

Blogs GD

Tribuna GD

Fin de la pretemporada del BM Guadalajara en Cifuentes

(Local)

BM Guadalajara - Cifuentes Foto Nerea Martínez DXTenguada 3Foto: Nerea Martínez @DXTenguadaAhora toca inaugurar la Liga ASOBAL

...

Brands


@GuDiario en Twitter

Any data to display

Notificaciones

¿Quieres desactivar las notificationes? Dejarás de recibir la última hora de Guadalajara.

Este sitio web usa Cookies para mejorar y optimizar la experiencia del usuario. Al utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las cookies. Ver política