Una vez terminadas las obras de emergencia el ayuntamiento vallará los edificios para evitar que sean vandalizados
Las obras de restauración del complejo del Poblado de Villlaflores, en Guadalajara, ya se dejan notar. Basta dar un paseo por los alrededores para comprobar que la ruina que asolaba estos edificios desde hace años ha empezado a desaparecer. Tras 14 meses de trabajos las obras van a buen ritmo y están a punto de concluir.
En este tiempo se han consolidado los tejados y las fachadas y sólo queda terminar la cubierta de la casa principal, propiedad y responsabilidad de Hercesa, y rematar los trabajos en tres edificios, entre ellos el emblemático palomar según ha confirmado a nuestro digital el arquitecto director de la obra, Juan de Dios de la Hoz.
Las casas de los colonos, a las que se les ha añadido un porche, ya están rematadas y han quedado en perfecto estado de revista, al igual que las antiguas naves para guardar herramientas y grano.
Incluso la antigua iglesia en honor de San Diego, muy deteriorada, también se ha reconstruido.
Hay que recordar que el poblado de Villaflores tiene dos propietarios: el ayuntamiento de Guadalajara, que es el dueño de la mayoría de los edificios, y Hercesa que es propietario de la casa grande y una pequeña parte de los terrenos. La rehabilitación de todos los inmuebles, independientemente de su propiedad, se ha hecho de forma paralela e, incluso, se ha reconstruido la espadaña de la casa grande que se derrumbó en 2016. Una restauración que, en el caso del ayuntamiento, se ha hecho respetando las mismas materias primas que cuando se diseñó: piedra, ladrillo, madera y cal. El coste de esta primera fase ha sido de 1,8 millones de euros.
Ésta era la imagen del poblado hace dos años antes de iniciarse los trabajos. Una galería que muestra la visita explicativa que realizó en 2022 Juan de Dios de la Hoz
Éste es el aspecto que presentan en este momento.
Se vallarán las edificaciones
Una vez que terminen las obras el ayuntamiento de Guadalajara vallará todo el complejo en un intento de evitar que sea de nuevo vandalizado. Para ello hay un presupuesto de 48.380 euros y ya se busca una empresa que haga los trabajos que durarán un mes una vez iniciados.
Para protegerlo se divididará el vallado en cuatro zonas. Una para la Capilla, otra para las 5 casas, almacenes y nave, una tercera para la Bodega y 2 naves y la cuarta para el palomar.
Una medida que debe ser temporal ya que ahora lo que urge es que el ayuntamiento decida qué hacer con este complejo ya que dejarlo sin uso se convertirá, de nuevo, en una condena para este poblado, que fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en el año 2015.