Está en el garaje del edificio y será visible a través del local comercial
Aunque no se había divulgado, las excavaciones arqueológicas que se realizaron en el suelo de la antigua casona de los Solano, en Guadalajara capital, sí dieron resultado.
Así lo desvelaba hace unas semanas el arqueólogo Ildefonso Ramírez en un encuentro, organizado por Aike, para conocer por donde discurrían las murallas de Guadalajara, encuentro en el que se pudo visitar ese garaje donde el pequeño lienzo pudo ser contemplado de cerca por decenas de personas.
Lo más destacado de lo encontrado es un trozo de muralla andalusí de algo más de dos metros de alto por 1,50 metros de ancho que está ubicada en el garaje del edificio. A poco más de un metro de distancia se encuentra el pozo de nieve (que también se está recuperando) y que sí era visible para los vecinos cuando se estaba haciendo la excavación en ese solar de la calle Mayor.
Este resto de muralla ya ha sido debidamente consolidado y según aseguró Ramírez podrá ser contemplado por todos los vecinos, en un futuro cercano, a través de una “ventana arqueológica” que se hará en el suelo del local comercial del edificio.
De este hallazgo informaba ayer Ildefonso Ramírez en una charla que dio en el Museo de Guadalajara para hablar de “Contorno y espacios de la Medina de Wadi L-Hiyara”, charla que contó con una gran afluencia de público.
Según Ildefonso Ramírez las excavaciones que se habían realizado previamente en los alrededores: Banco Santander, donde apareció un torreón esquinero de la muralla que fue partido por una pilotadora; el edificio de Hercesa, Plaza de Santo Domingo, la sede de la Caja Rural… les hacían pensar que allí iba a aparecer un torreón pentagonal y la puerta del mercado… pero no salió “era una falsa realidad”- aseguraba en su charla.
Lo que sí encontraron fue “un muro de barbacana del siglo XVI relacionado con los muros que hay en la zona de la puerta del mercado, y, de forma maravillosa, la muralla andalusí y una de las torres de entrada de Guadalajara que engalanaba la entrada desde la zona. Ese paño es califal cordobés y es parte del lateral de la puerta de entrada que hay en Guadalajara”- explicaba el arqueólogo.
Según Ramírez solo ha aparecido una pequeña parte de la muralla porque a su lado se hizo un pozo de nieve, que también se ha conservado en el garaje del edificio, y que “destruyó más restos de muralla”.
Sobre la buscada puerta del mercado el investigador está convencido de que estaba allí pero creen que no han salido restos porque en realidad estaba en un nivel más alto del que tiene actualmente la calle.
Abrir el subsuelo ha permitido a los arqueólogos seguir conociendo más detalles de la ciudad de Guadalajara e ir componiendo un puzzle que les ha obligado a cambiar muchas de las teorías que había hasta el momento sobre la ciudad en época islámica.
Y advierte de lo que queda todavía por descubrir sobre todo en la zona de Quílez y las viviendas de la Alcallería baja de la ciudad “hay que estar muy pendiente de estas zonas porque lo que creíamos a través de textos y estudios anteriores, no funciona”.