Si las personas pudiéramos viajar por el tiempo y volver a épocas pasadas , o si como se hace con la moviola en el futbol pudiéramos rebobinarlas para ver mejor las jugadas o las escenas , a mí me hubiera gustado retroceder a los tiempos del cardenal Mendoza en nuestra ciudad , y encontrarme a mediados del siglo XV, con una Guadalajara amurallada con piedra de cantera y adobe desde los tiempos de los árabes , a la que se accedí por seis puertas: la de la Alcallería, sustituida después por la de Bradamarte, que daba paso al recinto amurallado desde el puente del río Henares; continuando la muralla nos encontraríamos con la puerta del Cristo de la Feria , o de Alvarfañez; otra puerta más arriba era la de San Antonio, sin vestigio en la actualidad; y siguiendo la muralla llegaríamos a la Plaza del Mercado (hoy plaza de Santo Domingo), con la puerta del mismo nombre, la muralla bajaría por la calle de la Mina hasta llegar a la Puerta de Bejanque ; de allí al torreón del Alamín y seguiría cerrando el casco histórico de Guadalajara bajando hasta el Alcázar, encerrando entre sus límites una ciudad de cerca de 8.000 habitantes con numerosos conventos e iglesias. Me referiré en este articulo a las que existiendo en aquel tiempo , ahora solo están contempladas en las crónicas o en los pequeños vestigios de ellas que han llegado hasta nosotros.
Cerca del actual Palacio de la Diputación estaba la antigua Iglesia de San Ginés, la primitiva, que era según decían “una de las mejores parroquias de Guadalajara” , demolida en el año 1836 , cuyo nombre tomó desde entonces el templo del Convento de Santo Domingo.
En la calle Francisco Cuesta, se encontraba la Iglesia de San Miguel del Monte, usada por los cristianos mozárabes y en la que la leyenda dijo había estado enterrado Alvarfañez de Minaya; dejo de ser parroquia en 1831 y demolida en el siglo pasado. Se conserva en la actualidad la Capilla de Luis de Lucena , construida en 1540 .
En las inmediaciones de las plazas de San Esteban y Prim, se encontraba la Iglesia de San Esteban, en la zona que ocupa el actual Ateneo, templo modesto de estilo mudéjar, de planta semicircular y que fue derruida poco después de la guerra civil.
En la plaza del Jardinillo, en el solar que ocupó el Banco de España, se encontraba la primitiva Iglesia de San Nicolas , que se dice era un templo “capaz y hermoso” . La campana de San Nicolas era la que por privilegio del Cabildo de Abades, convocaba a las reuniones del Concejo que se celebraban en el atrio de la Iglesia de San Gil y que al ser derribada se trasladó a la Iglesia del vecino Colegio de Jesuitas.
En la actual plaza Mayor existía una capilla, consagrada a Santo Domingo de Silos, que fue construida el año 1407, y demolida en 1493 para ensanchar la mencionada plaza.
En la actual Plaza del Concejo, se encontraba la Iglesia de San Gil, de la que actualmente solo quedan restos del ábside: era de estilo románico-mudéjar, construida en el siglo XIV fue de molida a principios del siglo XX, y como hemos dicho en su atrio se celebraban las reuniones concejiles.
Pasada la Plaza Mayor, se encontraba la Iglesia de San Andrés, en las cercanías del antiguo Bar Soria; fue construida en el siglo XIV, con reminiscencias románicas en las nervaduras de los ábsides, y no queda nada de esta iglesia , que las crónicas señalan que cuando Isabel de Valois llegó a Guadalajara para casarse con Felipe II fue en ella recibida por el Cabildo Eclesiástico.
Los duques accedían a ella por un pasadizo, fue demolida en 1837 y de manera total en 1903 , heredando el nombre la Iglesia del Convento de Santa Clara.
Junto a la fachada de la actual Plaza de España adosada al Palacio del Infantado, se encontraba la antigua Iglesia de Santiago.Y la Iglesia de San Julian, en el arrabal de la Alcallería, asomándose al barranco de San Antonio, en el actual Paseo de la Estación , frente al Hospital Geriátrico, construida de argamasa y ladrillo , con ornamentación mudéjar, tenía una alta torre para atalayar los campos vecinos y el cercano puente. Su campana era la que anunciaba la hora en que se abría el mercado , fue suprimida y cerrada al culto en 1831.
De todas ellas, apenas quedan vestigios, pero a lo largo de los siglos formaron parte de la historia eclesiástica de nuestra ciudad y es bueno recordarlas para conocimiento de generaciones futuras.
Jose Maria Bris Gallego.
Guadalajara 1 de agosto de 2020.