CIZAÑA
Para ANTONIO ROMAN JASANADA, alcalde de Guadalajara, por su indisimulado cambio de talante a la hora de valorar las relaciones entre del Gobierno Regional y el Ayuntamiento de la capital alcarreña desde que en la Junta de Comunidades hay un ejecutivo acorde con sus ideas políticas.
Evidentemente, aunque en la teoría no debería ser así, en la realidad son muy distintas las relaciones que establecen políticos que gestionan dineros y prebendas con otros de un nivel inferior y vicevera dependiendo que sean de los suyos o de los otros, pero en esta dependencia ideológica también hay grados.
Lo digo, más que nada, porque a iguales incumplimientos de la Junta con Guadalajara antes (con Barreda) don Antonio reaccionaba como un lobo y ahora (con Cospedal) más se parece al símbolo de Norit y no estaría de más que, al menos, disimulase un poco.
JALEA REAL
Para JOSE RAMON PEREZ ACEVEDO, presidente de la Casa de Guadalajara en Madrid, para reconocer la labor que tanto el como sus colaboradores vienen realizando desde hace 82 años (que son los que se cumplen en este mes de junio) para pasear el nombre y las costumbres de nuestra provincia en la capital de España.
Debo reconocer que en algún momento de mi periplo periodístico (desde luego, era mucho más joven) dudé de la eficacia de la mencionada Casa e, incluso, critique alguna de sus actuaciones, pero ahora reconozco que estaba equivocado y que utilizaba unos parámetros para valorarles más propios de aplicar a políticos coyunturales que a enamorados sin condiciones de Guadalajara.
O lo que es lo mismo, me parece absolutamente loable su forma de defender lo nuestro en el Madrid más castizo y hacerlo, además, uniendo una entrañable manera de actuar con una resistencia numantina a que la crisis económica y el olvido de los gestores de la Metrópoli (o sea, de Guadalajara) logren poner fin a su maravillosa aventura.
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