Cizaña: Luis Fraga/Pascual L. Segura

                                    -CIZAÑA-

Para LUIS FRAGA EGUSQUIAGUIRRE, exsenador del Partido Popular por la provincia de Guadalajara, porque si ya parecía imposible que no hubiese aportado absolutamente nada para sus votantes después de tantos años representando a la provincia en la Cámara Alta se ha logrado superar endosándoles un verdadero marrón a sus excompañeros de formación política.

En todo caso, los dirigentes del Partido Popular de Guadalajara en el pecado de aceptar un paracaidista tan nefasto para los intereses provinciales llevarán la penitencia de soportar las críticas de sus adversarios políticos a costa de las andanzas del sobrinísimo y sus amiguetes.

Sólo espero, aunque, eso sí, sin ninguna convicción,  que todos estos episodios hayan escamado lo suficiente a los mandatarios provinciales  como para que en próximos comicios no acepten en las listas electorales a gentes venidas de fuera sin ningún interés por Guadalajara y con el único propósito de obtener un acta y largarse.

                                        -JALEA REAL-

Para  PASCUAL LUIS SEGURA IBORRA, Teniente Coronel Primer Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Guadalajara, para que la reparta con los agentes bajo su mando que han conseguido poner a disposición judicial a los presuntos autores de las incidencias que se estaban produciendo en la denominada Carretera de la Vega conocida también popularmente como Autopista de la Patata.

Más que nada, porque con la rapidez en la actuación han terminado con toda una serie de bulos que habían comenzado a circular por la zona afectada y que llegaban a asociar los hechos con algunas series de televisión de éxito entre las que se incluyen algunas con zombis u otras en las que coches fantasmas tienen el protagonismo.

Otra cosa, claro, es que la eficiente labor de la Benemérita tenga su correspondencia en las acciones judiciales porque es moneda común que algunas  actuaciones delictivas no superen ciertos baremos y  se queden en miserables faltas que, a lo que parece, acaban sin castigo alguno.

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