La zona por excelencia de ocio nocturno de Guadalajara, Bardales, está de capa caída. No hay más que darse una vuelta cualquier viernes o sábado noche, para ver locales cerrados,  los que están abiertos semi-vacíos la mayoría, salvo alguna excepción, en la que entre tanta muchedumbre, cola para entrar, media de edad de 18 años y el garrafón que te sirven a precio de Moët & Chandon…mejor a casita u otros sitios.

¿La alternativa? La zona Dalí, y algunos locales dispersos por el resto de la capital. Esto causa una disgregación importante de la gente joven, hace que se pierda ese ambientillo que tanto nos atraía de Bardales, y que, espero algún día, vuelva a ser como antes…

Puede que esta maldita crisis que estamos atravesando, sea en parte responsable de esta ausencia de gente, pero no nos engañemos, la causa principal de que los jóvenes de entre 20 y 30 y tantos años hayamos emigrado a otros lares y, en mi caso, frecuentemos más la capital de España los fines de semana, es la falta de una oferta de ocio nocturno como está mandado. Conclusión: nos aburrimos.

Personalmente, reivindico algún local con un toque diferente, con música indie, rock, tanto nacional como internacional, música alternativa a la que ahora nos podemos encontrar: pop-rock español de los 80’ y actual (que tampoco es que esté mal, cuidado) y las canciones que copan las listas de las radio-fórmulas comerciales (básicamente, los 40 Principales) Creo que tendría acogida en la ciudad, ya que se demuestra cuando nos han visitado grupos como Supersubmarina o Vetusta Morla que las entradas han volado literalmente.

Se echa de menos una salita de conciertos y actuaciones en directo en Bardales. La música en directo no está valorada y es una pena porque, además, contamos con muchos pequeños grupos alcarreños que no tienen aquí una oportunidad para darse a conocer, salvo contadas ocasiones y en contados locales, pero que están haciendo una gran labor por la música, como la Sala Bumerang y Sala Óxido.

Y no sólo caigo en la cuenta de locales de copas y/o música, sino que también se echa de menos una oferta gastronómica más variada, para todos los públicos y todos los bolsillos, para ir de tapas y raciones.

En mi opinión, es una zona histórica de la capital, muy querida por los alcarreños y de la que tenemos muy buenos recuerdos… Dándole un poco más de vidilla, explotando un poco más la zona, recuperaría su alegría y trasiego característicos de hasta hace pocos años.