Queramos o no, la mayoría de los españoles nos hemos visto obligados a apretarnos el cinturón en la parcela del ocio y otras necesidades que no son prioridad absoluta.
Por este motivo, empresarios ya consagrados y propietarios de pequeños y medianos establecimientos, unidos a emprendedores, tienen que acudir a promocionar sus bienes y servicios a las webs de descuentos y ofertas las cuales son cada vez más numerosas.
Páginas como Groupon, Let´s Bonus y Offerum, día a día ofrecen descuentos y ofertas de aquellos establecimientos que quieren promocionarse en sus webs. A cambio de ello, estas webs se quedan con un porcentaje de las ventas que los anunciantes consigan gracias a su promoción en ellas.
El punto fuerte de estos portales, es que reúnen ofertas de todo tipo: desde blanqueamientos dentales hasta viajes, pasando por cenas y cursos. La facilidad de hacer la compra y el pago seguro, ayudan mucho y, una vez comprado el cupón, la modalidad de reserva on-line, a través de la cual, de forma inmediata y sin tener que llamar al establecimiento; lo ponen todo en bandeja y la comodidad unida al low cost hoy día vende como lo que más.
Si te registras, recibes a diario en tu e-mail las promociones del día y de la semana que están más cercanas a tu ciudad. Cuidado porque el cuponeo ¡es adictivo! Lo ideal es mirar lo que ofrecen cuando algo te interesa en concreto o buscas un servicio en particular. Puedes encontrar descuentos de más del 70% en muchos de ellos.
En los tiempos que corren, es un recurso ideal para ahorrarse un dinero en servicios como formación, espectáculos, peluquería, gastronomía… ¡Un chollo! Ir al teatro a Madrid por un precio más que razonable, cenar en pleno centro… Planes que de normal no harías, o que haces pero gastándote el doble de dinero.
Planes y variedad de ofertas para todos los públicos y todas las edades: se aseguran un público objetivo amplio y generalizado. Hay opciones para todos los gustos y todos los bolsillos. Personalmente tengo buenas experiencias con este tipo de compra on-line. Y es que la crisis agudiza el ingenio, aunque haya que “renunciar” a ciertas comodidades o lujos que antes nos podíamos permitir, no quiere decir que nos tengamos que quedar encerrados en casa.
¡A cuponear!