Este post lleva como nombre el título de la canción creada por Joaquín Sabina en 1980 y que él mismo presentó en el madrileño café La Mandrágora, con estas palabras:
“Bueno, esta es una canción que se llama Pongamos que hablo de Madrid, y es una historia de amor y de odio a una ciudad invivible pero insustituible.”
Versionada por artistas y grupos como Antonio Flores, Enrique Morente, Carmen Linares, Revólver y Porretas, hay para todos los gustos…
La canción describe una ciudad cosmopolita, variopinta y una relación de amor-odio con ella. Basta con escucharla para entender ese sentimiento hacia la ciudad.
Por mi parte, decir que tengo mucho más de amor hacia ella, que odio. Todo empezó con el primer año de universidad… Antes de esto, sólo conocía la ciudad de vista y, en 5 años de facultad, de quedadas universitarias, de conocer gente de lo más diversa…me enamoré de esta ciudad y de todo lo que en ella se cuece.
Gracias a esos años, aprendí no sólo una profesión, si no toda una forma de vida, a mirar más allá y ver una realidad que en una ciudad tan recogida como Guadalajara, no se ve. En definitiva, a salir del cascarón.
Me gusta vivir en Guadalajara, ciudad a la que quiero, porque de ella vengo y en ella he vivido mi infancia, adolescencia y ahora juventud, pero me gusta saber que en una hora de tren, estoy saliendo de la estación de Sol y dispuesta a pasar un día con mis amigos de la facultad, ex compañeros de trabajo que se han convertido en amigos, y otras personas especiales con las que no comparto el día a día, pero que están ahí. Y siempre vuelvo a la Alcarria con una anécdota nueva y con una sensación de renovación y de libertad que me da Madrid cuando voy de visita.
Caminar por Alonso Martínez, llegar a Colón, recorrer el paseo de Recoletos, ir a parar a Cibeles… Escoger entre el Retiro o la Gran Vía, y optar por ambos. Retiro y la tranquilidad, la calma dentro de una ciudad ruidosa, momento de paz y de respirar aire puro. La Gran Vía para vivir el ambiente de la urbe, la gente, las tiendas…Y llegar a Sol, a la zona de Huertas, tomar unas raciones en buena compañía y muchas risas. Después, La Latina, barrio que ocupa gran parte del Madrid antiguo o Madrid de los Austrias, destino preferido de muchos de los jóvenes entre los que me incluyo… Y esta es sólo una opción de las miles y miles posibles, esta es la grandeza de una ciudad de la que nunca te cansas.
Sabina la describía como invivible pero insustituible, quizás tenga razón en lo primero, por eso, desde una cierta distancia y disfrutándola en su medida, es una ciudad única y llena de rincones por descubrir.