…buena cara. Sí, al menos ese es mi lema.
¿A qué viene este refrán tan gastado ya? Supongo que os haréis una ligera idea… No corren buenos tiempos, ya estamos cansados de oírlo, leerlo, verlo, ¡Qué saturación!
Y es que cuando se es joven, con una formación más que aceptable, y se está en paro desde hace unos largos meses, ¿para qué seguir escuchando desgracias? Me he permitido el lujo de pasar de largo los detallados telediarios y noticias de otros medios en general acerca de economía, política, etcétera, etcétera, eso sí, al tanto de lo que pasa ahí fuera, pero lo justo y necesario: mecanismo de defensa. Y qué quieren que les diga, así soy feliz.
Al principio, me agobiaba la posibilidad de no encontrar un trabajo. Es complicado pasar de una actividad diaria laboral de algo más de 8 horas, con jornada partida, (con lo cual casi pasaba más horas en la empresa que en casa) a estar en casa, o al más puro estilo Los lunes al sol, y los martes, los miércoles… Que, la verdad, unos días de descanso, vinieron de perlas, pero enseguida mi mente y mi cuerpo necesitaban movimiento.
Mi caso es uno más del montón de millones de jóvenes parados en España, toca mover currículums: enviarlos directamente a empresas, a través de portales de búsqueda de empleo, en persona y por medio de redes sociales orientadas a profesionales como puede ser LinkedIn.
Cuando a corto plazo ninguna de las anteriores búsquedas dan resultado, tenemos que optar por alternativas como la formación, o sea, un suma y sigue de cursos y complementos a tu título(s) universitario(s). Una vez terminada la formación complementaria, tienes un extra más en tu currículum y piensas que te será un poco menos complicado encontrar empleo. Error. Cada vez se exige más formación y experiencia para puestos bajos e incluso por trabajar de gratis.
Y lo que son las cosas…estamos dispuestos a trabajar de nuevo como becarios por un sueldo (por llamarlo de alguna manera) bajo, si el puesto nos puede aportar experiencia y aprendizaje enriquecedores personal y profesionalmente. Pero, aquí nos encontramos con otro obstáculo: en la mayoría de casos, para un puesto de becario y/o prácticas, es requisito imprescindible poder firmar convenio con un centro de estudios, ¿y los que ya no somos estudiantes? Por mi parte, no hay problema, si me aceptan en el puesto, estoy dispuesta a matricularme en otro curso más para poder tener un trabajo. Pero es que ni siquiera llaman para una entrevista en cuanto ven que ya has finalizado estudios. ¿Entonces qué?
Las ofertas de perfil medio (para los que se requiere una experiencia media de 2 años) están desiertas. O se reclaman becarios o puestos senior y directivos. Lo que hace que multitud de personas nos quedemos en tierra de nadie porque ya no estamos para trotes becariles y no tenemos la experiencia necesaria para puestos senior (si no nos dan la oportunidad, nunca vamos a estar preparados para ello)
Aguantando el chaparrón. En esta frase resumo nuestra situación, la cual hay dos formas de afrontar: estarse parado y quieto y lamentarse y autocompadecerse, o bien, sacar la cara, aprovechar este tiempo de apagón laboral para hacer lo que siempre has querido hacer y nunca has hecho, actitud emprendedora y positiva, moverse y buscar, pelear por lo que quieras alcanzar personal y profesionalmente porque ahora no perdemos nada. Yo lo veo como una oportunidad para empezar de cero, de ahí este al mal tiempo buena cara.
Quiero terminar este post, con una reflexión que viene de la mano de una de las películas que me han hecho pensar, “El curioso caso de Benjamin Button” de la cual extraigo lo siguiente:
«No sé si es importante, pero nunca es demasiado tarde para ser quienes queremos ser. No hay límite en el tiempo, puedes empezar cuando quieras. Puedes cambiar o seguir siendo el mismo. No hay reglas para tal cosa. Podemos aprovechar oportunidades o echar todo a perder. Espero que hagas lo mejor. Espero que veas cosas que te asombren. Espero que sientas cosas que nunca sentiste antes. Espero que conozcas a gente con un punto de vista diferente. Espero que vivas una vida de la que estés orgullosa. Y si te das cuenta de que no es así…espero que tengas el valor de empezar de cero»