Asignatura pendiente

Así es como calificamos la enseñanza de idiomas en España; como la gran asignatura pendiente. ¿Y es cierto?

Nuestros padres aprendían francés en el colegio, algunos tuvieron “la suerte” de aprender algo de inglés, pero muy básico. Mi generación estudió inglés, pero no desde Infantil, hasta Primaria no empezamos con la lengua más internacional. Y unos años después, mi hermana pequeña estudiaba inglés desde que empezó a ir al cole.

La evolución en el campo de los idiomas es notable, pero no sobresaliente. Pero ¿por qué? Ya existen centros bilingües públicos, con lo cual, el acceso al aprendizaje de otras lenguas es más cercano que hace unas décadas en las que sólo pagando verdaderos pastizales los niños aprendían.

Donde quiero ir a parar es que ahora, cuando los que fuimos niños hace 20 años nos hacemos hueco en el mundo laboral, nos damos de cabezazos contra la pared por no dominar el inglés, el francés o incluso el alemán.

Me voy a centrar en el inglés con vuestro permiso. Sólo lo que aprendimos en la escuela, no es suficiente ni para tener una conversación básica. Eso sí, en gramática “vamos sobraos”, pero lo que nunca nos enseñaron es a hablar y desenvolvernos en una lengua que no es la nuestra. Había/hay que tener iniciativa propia para familiarizarse con el tema: ver series o películas en inglés, leer, escuchar música de autores británicos o americanos… e incluso viajar y permanecer unas semanas en Inglaterra para poder practicar con alguien que no fuera español. Escuchar y asimilar la fonética es la verdadera asignatura pendiente.

Después de volver de mi primer viaje de trabajo fuera de nuestras fronteras, me doy cuenta de lo importante que ha sido todo el aprendizaje autodidacta que he realizado con los elementos que antes he enumerado. El simple hecho de escuchar música, que es algo que hacía y hago por devoción, ha ayudado enormemente a que pueda comprender mejor el inglés y desenvolverme sola por un país distinto al nuestro.

Aún así, mucho camino queda por recorrer, nunca se deja de aprender.

He observado en este viaje que tenemos verdadero pavor a hablar en inglés, nos cuesta lanzarnos y esto no debería ser así, porque base tenemos para iniciar conversaciones y para comenzar a soltarnos. Esta es la asignatura pendiente. Nos ha acomplejado de siempre la falta de idiomas y es más una cuestión de percepción que de pura realidad.

Conclusión, hay que lanzarse a hablar, nos equivocaremos, sí, pero nadie nace sabiendo. ¡A por ello!

Ir a la barra de herramientas