Si hace unas semanas Guadalajara se ponía guapa para acoger el festival de música Gigante, del que os hablaba en el post anterior, este fin de semana era el turno de Azuqueca Live. En él, 5 grupos tocarían desde las 21,00 hasta pasadas las 04,00 de la madrugada.
Paff Booms, Kapanga, La Pegatina, Vetusta Morla y Love of Lesbian. Sin duda, estos dos últimos referencia del indie español. Todo el corredor del Henares y parte de Madrid, una vez más se movilizaban a nuestra provincia, de tal forma, que algunos tuvimos que aparcar en el campo santo de la localidad, casi en Meco si me apuro.
Mi atención estaba puesta al 100% en Vetusta Morla, grupo de referencia para mí desde hace unos años. Después de verles en festivales como el Sonorama de Aranda de Duero; en la sala La Riviera de Madrid y en la propia Guadalajara, no podía perderme su visita a, como ellos dicen, “estos lares del Henares” en la que presentaban su tercer disco “La deriva”.
Después de sus trabajos “Un día en el mundo” y “Mapas”, desembocan en La deriva, álbum que da nombre a la canción con la que abrieron el concierto. La locura se desataba, la locura que Pucho y compañía saben desatar desde el primer acorde.
La clave del éxito es su música, diferente y combinada con letras siempre de mensajes escondidos en metáforas que nunca nadie antes había escrito. Poesía del siglo XXI que engancha, que emociona, que te abre los ojos, que te moviliza. Un canto a la esperanza y a eso de “tirar p’alante” cuando las cosas no están a tu favor.
Habrá que inventarse una salida.
Que el destino no nos tome las medidas.
Hay esperanza en la deriva
Llegaba el momento de recordar canciones de los discos anteriores, el complejo San Miguel se venía más arriba aún con Maldita Dulzura, Valiente, La cuadratura del círculo, Copenhague… Algo había cambiado, incluso las melodías de siempre, sonaban de otra manera. Vetusta las ha reinventado, ha experimentado con otros sonidos y las ha adaptado a su nueva era.
De menos a más fue transcurriendo su momento: 2 horas de piel de gallina permanente que finalizaban con Fiesta Mayor y El hombre del saco. Llegaba la hora de la despedida y con ella, un discurso que en un principio parecía ser el mismo que mantienen muchos artistas, como es el “gracias a todos vosotros por haber pagado una entrada, de la cual el 21% se va para el Estado…” El momento reivindicativo iba más allá, más allá de la política; unas palabras que decían algo así como:
Todos estamos inmersos en alguna que otra deriva, hay derivas sociales, económicas, sociales, sanitarias, mundiales… Vivimos en presente continuo por tanto, hay que caerse, tropezarse, saber levantarse, esto es la REVOLUCIÓN HUMANA.
Cada cual que tome las medidas necesarias para conseguir el fin para el cual estamos en la Tierra: SER FELICES.
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Para los que no conocéis su música, el mensaje iba hilado a las letras de sus canciones, un canto al esfuerzo que tenemos que hacer en estos tiempos, un canto a la fortaleza y a la valentía para salir hacia delante y superar las derivas que se nos presenten.
Sólo puedo expresar agradecimiento, por haber vivido una noche mágica, por sus palabras, por sus letras, por su música, por sus silencios, por haber desconectado de los grises del día a día y dar gracias por la amistad, por compartir los días raros.
Merece la pena pararse un momento, y escuchar, sólo escuchar.