“¡Luis recoge los juguetes!”, “¡Ana!, ¿¡quieres apagar la tele!?”, “¡Apaga la consola Mario!”… ¿Quién no ha escuchado durante su infancia alguna de estas frases?
Llegaba la hora de comer, de cenar, de hacer los deberes…de lo que fuera, y nuestros padres se volvían casi locos para conseguir despegarnos de nuestros juguetes y entretenimientos.
Con el paso de los años estas fórmulas se repiten en cualquier hogar que se precie, eso sí, con unos pequeños matices.
De los juguetes de toda la vida (muñecas, coches, trenes, puzles…) pasamos a quedarnos embobados con la tele, con los dibujos animados o con las pelis VHS que nos echaban los Reyes.
Luego llegaron las vídeo-consolas con sus correspondientes vídeo-juegos, que causaron una auténtica revolución en los hábitos de ocio infantil y juvenil desde su lanzamiento en 1972 con la “Magnabox Odyssey” que sólo tenía un juego, el Pong: ese famoso juego de las 2 líneas que tienen que golpear la pelotita. Pero no se hicieron populares, sobre todo en España, hasta la llegada de la primera Nintendo, la “Color TV Game” que apareció a finales de los años 70`.
¿Y ahora qué? Los móviles, los smartphones, las tablets… Los “juguetes” de las nuevas generaciones, cada vez más precoces en el mundo 2.0.
Una encuesta realizada a padres estadounidenses de la mano de Common Sense Media, revela que los niños menores de ocho años han reducido su tiempo de exposición frente a la televisión, DVD u ordenador de sobremesa pero que, se han triplicado las horas dedicadas a dispositivos móviles.
Este estudio ofrece datos con los que podemos interpretar los hábitos de las familias estadounidenses pero, en mi opinión, los españoles no nos alejamos tanto de estas costumbres en concreto.
Cada vez vemos más niños manejando móviles y smartphones sobre todo. Muchas de las veces (la mayoría) son los propios padres o familiares los que les dejan sus teléfonos para que “se entretengan” y paren de rechistar.
Lo que sí sabemos a ciencia cierta, ya sea aquí, en EEUU o en China, es que los niños repiten las conductas de sus progenitores, imitan lo que ven.
¿Smartphones? Sí, por supuesto, soy defensora de las nuevas tecnologías siempre y cuando nos faciliten la vida, tanto en su faceta laboral como personal pero con cabeza siempre, con un uso responsable…cada cosa a su tiempo. Aunque, irremediablemente, haya adultos que empleen estos medios para fines lamentables.
Me cuesta entender qué hace un niño de doce años o menos con un móvil propio. Así se fomenta el aislamiento y la sobreexposición al mundo internet y lo que conllevan las redes sociales mal y prematuramente utilizadas.
Bastante es que ya los que somos algo mayorcitos estemos enganchados a estos aparatitos como si de una prolongación más de nuestro cuerpo se tratase…Pero, ¡qué haríamos sin ellos!
Se acerca la campaña de Navidad y con ella, las ansiadas cartas a Papá Noel y/o a los Reyes (yo soy más de Melchor, Gaspar y Baltasar) A ver si entre vídeo-juegos, móviles y tabletas, hay un hueco para los juegos de siempre, para un libro, para la música… Mantengamos vivas las tradiciones, que lo retro también está de moda 😉