En primer lugar quiero justificar de alguna forma mi ausencia en estos lares durante semanas. Serendipia necesitaba ya renovarse, cosa que el ajetreo que me traigo últimamente ha impedido hasta este mismo instante.
Suena el despertador y con esa melodía que todos terminamos odiando se da el pistoletazo de salida a una carrera que superamos día tras día: café, atasco, trabajo, reunión, comer (a veces) en 5 minutos, café, e-mails, ordenador, atasco…
Es cierto, el despertador lo estrellaría contra la pared y seguiría durmiendo como un tronco, pero en 5 minutos, una vez espabilada, comienzo a moverme contenta y motivada por tener un día más de trabajo, un trabajo que además me gusta (¡qué más se puede pedir!)
Pero no siempre es así, no todos estamos motivados, contentos, con ganas de superar retos laborales. Esto se da por varias razones: encasillamiento, rutina, mal clima en el lugar de trabajo, escasa o nula posibilidad de progresar… A veces quedamos atrapados en un círculo vicioso en el que lo único que te hace levantarte es recibir la nómina a fin de mes (y en muchos casos puede que sea para echarse a reír)
¿Por qué saco este tema?
Hace unos días, cogía el autobús con destino Madrid. Después de varias retenciones, acabamos en un señor atasco. Entre bostezos, ronquidos (sí, algunos se echan un sueñecito) y miradas perdidas hacia el horizonte, encuentro una imagen con un sencillo texto que me hace espabilar del todo.
Esa imagen era un anuncio insertado en una valla publicitaria, a pie de carretera en el corazón de la A2 entre Guadalajara y Madrid:
“LA LIBERTAD ES EL PREMIO”
Y el anunciante, la Lotería Euromillones.
No es un eslogan nuevo, de hecho lo llevan incluyendo varios años en sus campañas publicitarias y en todos los spots, pero nunca nada me pareció tan oportuno y tan revelador.
Miles de personas cada día, en mitad de un atasco de camino al trabajo reciben el impacto de esta valla.
Quizás me equivoque y haya pasado más desapercibido de lo que creo, probablemente me fije más por deformación profesional. No obstante, quien lo haya visto, seguro que alguna cosa que otra le ha pasado por la cabeza: “¿Cómo sería mi vida si no tuviera ataduras?”
Desde luego Euromillones ha dado en el clavo con el eslogan, porque el concepto de “libertad” lo asocian a libertad económica de manera implícita, aunque lo que llama a los espectadores es la libertad como concepto abstracto, como el sueño a alcanzar independientemente del dinero.
No profundizo más, todo lo que vendría después es sólo una opinión más y lo interesante es que cada uno podáis imaginar por un momento qué sería la libertad para vosotros, si se puede ser libre trabajando, si siendo millonarios dejaríais vuestro puesto de trabajo o si la libertad es una utopía…
¿La libertad es el premio?