– CIZAÑA –
Para RAFAEL SANTAMARIA TRIGO, presidente de Reyal Urbis, por ser el último (bueno, mejor sería decir el penúltimo porque mientras escribo esto cualquiera sabe lo que puede pasar) representante de ese insigne club de promotores urbanísticos que, con su manera de actuar, hicieron bueno eso de pan para hoy, hambre para mañana y fueron el caldo de cultivo para la crisis en la que vivimos.
Quede claro, de todos modos, que Rafa y sus colegas realizaron sus tejemanejes con el beneplácito de los mismos representantes políticos (y sindicales) que ahora se rasgan las vestiduras y que aquellos movimientos especulativos y las malas consecuencias de los mismos los pagamos y los pagaremos los mismos.
En fin, me da un poco igual el devenir de nuestro protagonista (que, dicho sea de paso, no creo que vaya a pasar hambre) pero sí suplico para que Valdeluz no se convierta en un lugar de peregrinación a donde se dirijan integrantes de diferentes etnias a buscar “piezas” para sus transacciones económicas.
– JALEA REAL –
Para FERNANDO LOPEZ HERENCIA, director del Zoo de Guadalajara, porque los últimos nacimientos de ejemplares pertenecientes a razas autóctonas en peligro de extinción demuestran que se está trabajando adecuadamente y que el antiguo minizoo ha encontrado su sitio sin necesidad de competir con recintos de nombre similar pero que se dedican a otra cosa.
Lo digo porque, evidentemente, de esos partos mencionados no han llegado al mundo ni un Chu-lin ni un Copito de Nieve, pero es que para contemplar esa clase de animalitos ya están Madrid y Barcelona o, si me apuran, las películas que nos muestran cada día La Edad del Hielo o Senegal.
Aquí lo difícil es enseñar a los tiernos infantes de la zona cómo es una oveja ojalada, una cabra negra serrana o una simple gallina de corral porque la mayoría de esas criaturas lo más cerca que las han visto es en los dibujos animados y, encima, están convencidos de que hablan.
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