Ignacio Gordón y Julio Lopezosa

-CIZAÑA-

Para IGNACIO GORDON BOZA, alcalde de Matillas, por su empecinamiento en ponerle puertas al campo y haber convertido su animadversión a que los vecinos graben los plenos en una absurda batalla política sin precedentes en los tiempos en que vivimos donde, con las nuevas tecnologías, hasta las grabaciones más intimas están al cabo de la calle sin que a nadie se le caigan los anillos.
Servidor, que es de pueblo y, además, tiene experiencia en las trifulcas municipales que a menudo se desarrollan en la geografía provincial, podría entender el repelús que le da a don Ignacio que le controlen gráficamente sus enemigos ideológicos, pero no es de recibo que el señor alcalde, aunque lleve varios lustros al frente del Ayuntamiento y sea un poco mayor para asimilar esas nuevas tecnologías, se pase por el forro las resoluciones judiciales que permiten las referidas grabaciones.

-JALEA REAL-

Para JULIO LOPEZOSA, presidente del Grupo en Defensa del Patrimonio Histórico Artístico de Guadalajara, por su loable iniciativa de recoger firmas con el propósito de que alguna Administración se apiade de las egregias ruinas del Monasterio de Bonaval y tenga a bien apartar alguna limosnita para su añorada restauración.
En todo caso, independientemente de mi ferviente admiración por la iniciativa, me permito prevenir a Julio, sus colegas, y quienes están teniendo a bien estampar su firma que no se hagan muchas ilusiones porque son malos tiempos para dejar de fumar.
Lo digo, más que nada, porque si en épocas de bonanza económica ningún ladrillero tuvo a bien fijarse en esas preciosas ruinas, cuando apadrinaban todo lo que se movía, va a ser difícil que ahora, cuando los recortes protagonizan la vida diaria, alguien vaya a mover un dedo por tan preciosas e históricas piedras.
Y, entretanto, me entran sofocos al pensar lo que sería de Bonaval con el dinero que se ha despilfarrado en El Alcazar de la capital alcarreña sin que su tosco aspecto haya mejorado ni un pelo.

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