-CIZAÑA-

Para MIGUEL ALVARO ANTOLIN MARTINEZ, presidente de la Confederación Hidrográfica del Tajo, por pretender que los municipios de la cabecera del mencionado rio además de ser meretrices tengan que poner el catre. Y conste que no lo digo por la cosa de los trasvases, que también, sino por la rotunda negativa de la mencionada confederación a responsabilizarse de la limpieza de los márgenes de los pantanos de donde expolian el agua para regocijo de Levante.
Algunos secuaces de don Miguel argumentan a las peticiones de los sufridos alcaldes, que ubican sus pueblos junto a Entrepeñas y Buendía, que ellos solo se dedican a gestionar el agua, pero, claro, no dicen nada de los sobres que pillan a los ciudadanos de la zona por dejar sembrar donde debería haber agua o por permitir que se pueda pastar en esas misma zonas.

-JALEA REAL-

Para MARIA DOLORES DE COSPEDAL GARCIA, presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, por su empeño en hacer oficial que esta región les debía algo a los fallecidos en el incendio de la Riba de Saelices y por haberlo hecho no sólo con reconocimientos verbales (que no es poco y que, por cierto, otros nunca quisieron hacer) sino también por haberlo hecho propiciando los mecanismos adecuados para que las familias hayan recibido de forma ágil la correspondiente indemnización.
Además, supongo que quienes lucharon durante años por este reconocimiento también se sentirán compensados porque no sólo está el dinero sino que se han admitido argumentos que ellos han estado defendiendo todos estos años en relación a ciertas forma de actuar que acontecieron en aquellos fatídicos días del verano del 2005.