La Prisión Provincial de Guadalajara está en medio de la ciudad. Ocupa nada menos que 7000 metros cuadrados pero parece invisible. Pocos se acuerdan de ella. Hace unas semanas se publicaban en las redes sociales fotos de su tejado que muestran el grave deterioro que empieza a sufrir.
El edificio, que es propiedad del Estado, es una de esas joyas que nadie quiere. El Estado ya no la necesita porque le costaría un buen pico arreglarla, además su ubicación en pleno casco urbano hace difícil su uso. De hecho en los últimos años de explotación sólo se utilizaba para presos de tercer grado, de esos que viven fuera y vuelven a dormir a la cárcel.
Tampoco parece quererla la Diputación Provincial de Guadalajara, su antigua dueña. La cárcel, construida en 1887, fue pagada por 28 pueblos de la provincia por lo tanto era propiedad de la Diputación, sin embargo, este organismo la cedió para convertirla en prisión provincial. Después, cuando se quedó sin uso, no la reclamó.
En 2014 hubo diversos movimientos que pusieron la recuperación de la cárcel en primera plana. Pero todo fue un espejismo. La Diputación, en un pleno celebrado ese año aseguró que se iban a iniciar los trámites para recuperarla. Han pasado tres años y no se ha sabido nada.
Ese mismo año Magdalena Valerio, entonces diputada socialista, anunciaba que Instituciones Penitenciarias tenía previsto vender la cárcel para, con el dinero que sacase, construir otras. Tampoco pasó.
Esos días desde el grupo municipal socialista en la Diputación se señalaba que si la institución provincial no tomaba medidas reclamarían la propiedad los propios ayuntamientos que en su día lo pagaron. Pero los ayuntamientos tampoco quieren la cárcel. Al menos si la han reclamado, no conocemos el resultado.
Mientras tanto la cárcel ha seguido cerrada. Ya ni siquiera se usa como plató cinematográfico. Ahora el grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Guadalajara quiere que Antonio Román, alcalde de Guadalajara, lidere la cruzada para recuperar la cárcel. Un deseo que se presenta difícil de cumplir. Primero porque la cárcel era propiedad de la Diputación y por lo tanto tiene que ser éste el organismo que se encargue de recuperarla y gestionarla. Y segundo, porque hoy en día que una institución se haga cargo de un edificio antiguo, que necesita reformas sin tener un proyecto de uso es una aventura arriesgada.
De hecho el propio alcalde de la capital en el 2014 ya dijo que estaban abiertos a un acuerdo con la Diputación y que él no era partidario de tener edificios públicos cerrados y sin uso. De momento el ayuntamiento de Guadalajara ya tiene varios, como por ejemplo la cárcel de mujeres o el centro cívico, así que no creo que quiera uno más.
La intención socialista de recuperar el edificio es buena e incluso necesaria porque hay que volver a poner la cárcel en primera plana de nuevo, pero no parece que su iniciativa vaya a tener muchas oportunidades. Una lástima.
Foto: Isra Calzado.