En Villanueva de la Torre sólo hay un policía local y habitualmente tiene turno de mañana. La Guardia Civil es la que se encarga de la vigilancia en el pueblo pero lo hace a la vez que recorre multitud de pueblos de alrededor.
Una situación que se ha convertido en propicia para que un grupo de jóvenes haya puesto en jaque al ayuntamiento y enfadado a todos los vecinos con sus actos vandálicos. Según cuenta la alcaldesa, Vanessa Sánchez, se reúnen en una pista de skate que hay al lado y fin de semana tras fin de semana, destrozan lo que encuentran: hacen pintadas en el edificio, rompen ventanas, están empezando a destrozar la fachada y lo dejan todo lleno de desperdicios.
El ayuntamiento arregla y calla. Y así pasa un fin de semana, y otro, y otro más.
Ante esta situación el consistorio ha decidido poner una valla alrededor del centro y rejas en las ventanas. Todo con tal de que los vándalos lo tengan un poco más difícil. La broma va a costar al ayuntamiento, a todos los vecinos del pueblo y a los padres de los vándalos (si son de Villanueva) unos 18 mil euros. Dinero que ya no se podrá gastar en otra cosa: ayudar familias necesitadas, construir mejores infraestructuras para el pueblo o hacer un concierto más en las fiestas, por ejemplo.
Mientras tanto los vándalos, que cada fin de semana arrasan con lo que es de todos, seguirán tan tranquilos. Incluso puede que se pongan gallitos y se rían mientras comentan con los colegas “la que han montado”. Porque lo triste de todo esto es que contra ellos no tomarán medidas.
Esto que está pasando en Villanueva pasa en muchos pueblos de Guadalajara, de Castilla- La Mancha y de España, y a pesar de que se ha convertido en habitual yo no consigo entender qué mueve a una parte de la juventud a destrozarlo todo por sistema. Por el simple placer de destrozar ¿Harán lo mismo cuando sean adultos?
A pesar de lo que está pasando la propia alcaldesa de Villanueva señala que este año el índice de vandalismo en el pueblo es menor. Dice que el año pasado en verano cada fin de semana tenían que gastar entre 1500 y 2000 euros para hacer frente a los destrozos de los vándalos: papeleras, bancos, columpios infantiles rotos… Pero lo que más llama la atención es la resignación con la que la alcaldesa habla del tema, como si la administración hubiese perdido la partida y ya hubiese que considerar como “normal” que cada fin de semana se arrase sin control y por pura diversión mal entendida, lo que cuesta mucho dinero instalar y mantener.
La solución desde luego pasa por la educación. De hecho el ayuntamiento de Villanueva está dispuesto a trabajar en la educación de calle pero no vendría mal que los padres trabajásemos también la educación en casa. Estaría bien preocuparnos para ver si ese “ser adorable” que tenemos en el salón, se transforma una vez que cruza la puerta de nuestra casa. La responsabilidad, aunque no nos apetezca, es nuestra.