Hace cuatro años hice un reportaje sobre el mercado de abastos de Guadalajara. En esa época los comerciantes estaban hartos de que no les hicieran caso ni les tuvieran en cuenta, los vecinos casi ni sabían que allí hay un mercado de productos frescos (salvo los que iban al mercadillo de martes y sábados) y los políticos no tenían muy claro qué hacer con un edificio que era un negocio ruinoso para las arcas municipales.
Hoy cuatro años después ha cambiado el envoltorio, pero el caramelo sigue teniendo el mismo sabor amargo. Después de invertir 1,1 millones de euros para arreglarlo llega lo más difícil, darle actividad. Y parece que va a ser más difícil de lo que se pensaba.
El primer intento de buscar una empresa que lo gestione ha resultado un fracaso. Era el primer pliego de condiciones que llevaba el sello del nuevo equipo de gobierno (formado por PSOE y Cs) y no acabó bien. Primero porque sólo se presentó una oferta para gestionar las actividades del mercado (lo que demuestra que el concurso no era muy atractivo) y segundo porque la empresa que se presentó lo tenía muy difícil para quedarse con la gestión por varias razones que eran de peso para el PSOE.
Por un lado pertenecía a los mismos empresarios que habían gestionado, al parecer sin contrato, ese mismo mercado en la etapa del PP; eran por lo tanto los mismos empresarios a los que el propio PSOE se vio obligado a echar por esa falta de contrato, y para remate eran también los mismos empresarios a los que acababa de abrir un expediente con una multa de 30.000 euros por celebrar la hípica en el Casino Club de Campo sin tener los permisos necesarios… La falta de química era más que evidente. Y el resultado, dejar el concurso desierto y volverlo a repetir, evidente.
Con esta situación al PSOE no le ha quedado otro remedio que volver a buscar alguien interesado en gestionar el mercado, pero está claro que esta vez deberá hacer la oferta mucho más atractiva para que empresas de peso, con experiencia y solvencia económica, se interesen en este negocio.
Mientras tanto los partidos políticos, tanto en el gobierno como en la oposición, siguen usando el mercado como arma arrojadiza en sus estrategias electorales. La reapertura de la terraza del mercado de abastos que hizo el PP en mayo a dos días de los comicios locales fue un acto electoral. Así de rotundo. Sólo había que ver la mezcla de trabajadores, periodistas y políticos en el mismo espacio para comprobar que esa apertura era demasiado arrebatada. Pero el mismo tufo electoral desprende la creación de una comisión de investigación para depurar responsabilidades en vez de llevar el tema a los tribunales. Creo que si el PSOE no denuncia el tema en un juzgado es porque no tiene pruebas suficientes para hacerlo. Lo demás es teatro y enmarañar una situación a la que los vecinos no dedican ni un segundo de su tiempo.
Entre tanta actividad política los comerciantes del mercado están cuasi olvidados. Entre los puestos (carne, pollo, variantes, fruta…) sigue sin haber una pescadería. ¿No es hora de que se complete la oferta y el Ayuntamiento saque un puesto o dos que presten este servicio? Además el desconocimiento sobre el mercado es total: mucha gente se pregunta si el mercado sigue abierto. No sé si es competencia del ayuntamiento o de los propios comerciantes, que, por cierto, nunca han conseguido llevarse bien, pero es urgente un cambio. Cambio de imagen en los puestos que dé un mejor aspecto del mercado, y una campaña publicitaria que haga saber que allí se venden productos frescos, de calidad y de proximidad ahora que el tema de la sosteniblidad está tan de moda. Quien lo pague es algo que deben decidir ellos.
En aquel reportaje al que aludía al principio el entonces concejal del Mercado, el popular Ángel García, decía que veía cada día el edificio desde la ventana de su despacho y que se preguntaba ¿qué hacemos contigo? Hoy, cuatro años después, con un millón de euros invertido y tras el paso de varios concejales de mercado parece que la pregunta sigue siendo la misma. Todos quieren pero… Esperemos que los protagonistas tengan altura de miras y la respuesta llegue pronto.