Me gusta la reforma que han planteado el Ayuntamiento de Guadalajara para reformar la calle Ingeniero Mariño y Ramón y Cajal. Necesitamos desprendernos de encima la imagen de ciudad abandonada. Hace unos meses tuve la oportunidad de realizar el recorrido propuesto por el Ayuntamiento de Guadalajara para conocer los principales atractivos turísticos de la ciudad y desde el punto de vista del turista andar por estas calles resulta una auténtica tortura, el paseo no se disfruta y, además, es peligroso, y eso que los fines de semana no hay casi tráfico en la zona.
El Ayuntamiento ha puesto manos a la obra pero hay que pedirle que sea igual de diligente con el mantenimiento de los edificios antiguos que hay en la zona.
A finales de octubre se aprobaba en el Ayuntamiento de Guadalajara la ordenanza sobre la Inspección Técnica de Edificios. La norma establece que todos los edificios que tengan más de 50 años deben ser inspeccionados por un técnico que deje constancia de su estado.
La inspección que hay que realizar no es cualquier cosa. Debe comprobar la estructura y la cimentación, las fachadas externas, internas y medianeras, ver las condiciones de los tejados y azoteas y verificar el buen funcionamiento de la fontanería y el saneamiento. Y no se trata de hace un informe sin más, si no que los propietarios, o comunidades si son bloques, tendrán la obligación de realizar las mejoras necesarias para que la vivienda, local u oficina quede en condiciones aceptables para poder darle el uso para el que se creó.
Desde luego la tarea va a ser ingente en Guadalajara, sobre todo en el casco antiguo, donde muchos edificios necesitan más que un lavado de cara. Los primeros datos municipales indican que hasta 2015 más de 1700 edificios tendrán que pasar la revisión aunque los afectados son más de 7000. Ayuntamientos y colegios técnicos ya han hecho cálculos: creen que el 60 por ciento de los edificios necesitan obras y que habrá que gastar de media 7000 euros por vivienda o local. Sólo quedan fuera los que estén declarados en ruina.
La ley deja claro que los edificios tienen que ser arreglados para que puedan ser utilizados como casa o como tienda y establece que si el coste de la obra es desmedido el propietario tiene la obligación de gastarse la mitad de lo que costaría esa obra si fuera de nueva construcción, si con ese desembolso no se llega al arreglo esperado se habla de reducir impuestos y tasas y de posibles subvenciones. Vamos que tener casas abandonadas no va a ser gratis.
El arreglo hay que realizarlo dentro del año en el que el edificio cumple los 50 años y habrá que repetir esa revisión cada cinco. Si el informe del técnico es desfavorable, el propietario tiene que arreglar los desperfectos hasta que sea favorable y tiene apenas medio año para todo el proceso, si no se hace, el Ayuntamiento intervendrá de oficio.
La normativa deja claras las sanciones, que van hasta los 6.000 euros por no hacer la inspección, pero ojo porque si el propietario considera que es mas rentable pagar la multa y no hacer la reforma, el Ayuntamiento ya avisa que incrementará la sanción hasta donde considere oportuno de manera que no haya beneficio para el infractor.
Cada año el Ayuntamiento publicará un listado de los edificios que tienen que pasar la ITV y el propietario tendrá que actuar en consecuencia.